Iniciamos en el blog del profe una
sección dedicada a biología y ciencias de la salud. Esperamos que sea para
vosotros del mismo interés que el resto de nuestras modestas aportaciones
divulgadoras.
En 2012 saltó a los medios la
noticia de la asombrosa curación de la niña americana Emma Whitehead. Como han
transcurrido ya ocho años desde entonces, la terapia a que se sometió parece
consolidada, y las reseñas que leímos entonces resultaban algo confusas, permitidme
que desde nuestro blog, siempre interesado en los temas de biología y ciencias
de la salud, aportemos alguna claridad para comprender el extraordinario
alcance de esta prometedora nueva terapia.
Siguiendo la secuencia del relato, estos linfocitos-T se
reprograman genéticamente antes
de ser reintroducidos en el torrente sanguíneo. ¿Cómo se consigue esta
reprogramación? Mediante el virus del SIDA. Ni más ni menos. El VIH o virus del SIDA, además de ser
extraordinariamente versátil, es a estas alturas un viejo conocido muy familiar
en los laboratorios. Los virólogos y genetistas se han acostumbrado a
manipularlo. Así que el VIH primero se desactiva (se
decapita su cadena de nucleótidos para hacerlo incapaz de replicarse o
reproducirse) y después se carga con un gen, el gen que precisamente interesa añadir a
los linfocitos-T para hacerlos más eficaces y agresivos
frente a las células cancerosas. El
VIH actúa como un vehículo que
transporta el gen milagroso hasta los linfocitos-T, los “infecta”
penetrando en ellos, y de esta manera la carga genética de este VIH modificado o “bueno” pasa a ser parte integrante
del contenido genético de estos nuevos linfocitos-T que podríamos calificar de reforzados.
El paso siguiente es reintroducir
estos nuevos linfocitos-T en
la sangre del paciente. El tratamiento en sí consiste en una inyección masiva
de ellos, que inmediatamente comienzan a luchar contra las células cancerosas,
llamadas células-B.
El resultado fue dramáticamente
descrito en el caso de la pequeña Emma Withehead. Sobrevino un acceso febril brutal a
modo de shock séptico generalizado. Ello se debe a la
liberación masiva de citoquinas en
el torrente sanguíneo, más concretamente de la citoquina conocida como interleuquina-6, seguida del
resto de la “cascada” que acompaña a estos fenómenos inmunológicos agudos. La vida
de la niña corrió serio peligro durante unas horas. Tuvo que ser tratada con un
fármaco que se utiliza en la artritis reumatoide. La respuesta afortunadamente
fue satisfactoria, hasta el punto que Emma, que tiene ahora quince años y
entonces tenía siete, comenzó inmediatamente a hacer una vida completamente
normal lejos ya del hospital.
Al parecer el tratamiento con linfocitos-T
reprogramados genéticamente confiere
al sistema inmune una capacidad duradera para combatir el tumor, lo que
constituye una noticia sensacional por su alcance. En un futuro cercano esta
terapia va a utilizarse no sólo en las leucemias, sino en procesos como el
cáncer de mama o el de próstata. Habrá que prevenir o minimizar los efectos
secundarios. Los investigadores están pensando en realizar la reintroducción de
linfocitos-T reprogramados en
varias tandas, y no de una sola vez como se hizo en el caso de Emma y en los
tres adultos de Pensilvania. Las incertidumbres aun son muchas, pero es
indudable que se abrió entonces un espléndido horizonte de esperanza.
La
venganza proporciona un instante de satisfacción. El perdón satisface durante
toda la vida. Confucio.
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