Pierre
Fermat o
Pierre de Fermat nació en 1601 en Beaumont de Lomagne, pequeña
localidad del Midí francés. En su época aun no se habían
inventado los tests de inteligencia. En caso contrario, Fermat sin
duda habría batido todos los registros. Era un simple aficionado o
diletante que no había cursado estudios formalmente. Sin embargo,
destacó en la geometría
analítica, y sobre
todo en las matemáticas,
hasta el punto de ser considerado uno de los más importantes
matemáticos de todos los tiempos. Se adelantó a Newton y Leibniz en
el descubrimiento del cálculo
diferencial, enunció
la teoría de
probabilidades a la
vez que Pascal, y polemizó con Descartes en varias materias,
llegando en ocasiones a hacer perder la paciencia al gran René, que
en aquel tiempo era considerado como el mayor sabio de su generación.
Y es que Fermat, a la vez que un gran científico, era uno de esos
tipos socarrones de provincias, que disfrutan poniendo en ridículo a
los encopetados señores de París.
Fermat
fue y sigue siendo muy querido por sus paisanos. La mansión que le
vio nacer está convertida en museo, y la más prestigiosa escuela de
Toulouse lleva su nombre, con el que han sido bautizados además un
cráter lunar y un asteroide. Entre su extensa obra matemática cabe
destacar sus trabajos sobre números
primos, el teorema
sobre la suma de dos cuadrados,
el principio
de Fermat, los
números
amigos, el pequeño
teorema de Fermat,
y la llamada espiral
de Fermat.
Detallar cada uno sobrepasaría la extensión de esta breve reseña,
y de todos ellos encontraréis amplia información en la red o en los
libros especializados. Permitid que aquí nos ciñamos al que es el
más célebre y sin duda más enigmático de todos. El que se conoce
entre los amantes de la matemática como último
teorema de Fermat.
En
1637 Pierre Fermat escribió en el margen de un ejemplar de la
Arithmetica
de Diofanto, una enigmática nota en latín, que traducida, dice: Es
imposible descomponer un cubo en dos cubos, un bicuadrado en dos
bicuadrados, y en general, una potencia cualquiera, aparte del
cuadrado, en dos potencias del mismo exponente. He encontrado una
demostración realmente admirable, pero el margen del libro es muy
pequeño para ponerla.
Este
es el último
teorema de Fermat,
que de forma más precisa podría expresarse:
Ha
traído de cabeza a generaciones de matemáticos durante los tres
siglos y medio transcurridos desde su formulación. Euler
en 1735 consiguió una demostración únicamente válida para el caso
n = 3. También hicieron grandes progresos después Sophie
Germain, Adrien Marie Legendre, Peter Gustav Lejeune Dirichlet, Ernst
Kummer, Lamé, Mirimanoff, Wieferich, Furtwänger, Vandiver o Jensen,
entre otros. Muchos han afirmado que la célebre demostración de
Fermat era imposible, y se trataba sólo de una conjetura. Pero no
fue hasta hace veinte años, cuando en 1995 Andrew
Wiles
consiguió demostrar la afirmación del sabio francés. Este logro ha
vuelto a poner de moda entre los amantes de la matemática la figura
del inmortal Pierre Fermat. Wiles ha conseguido realizar la
demostración del viejo y misterioso teorema valiéndose de métodos
de computación que en su día no estuvieron al alcance de Fermat, lo
que convierte su hallazgo (o acaso su intuición) en un auténtico
hecho prodigioso.
Andrew Willes |
En
Bigotini rompemos una lanza por el genio incomparable de aquel viejo
pueblerino socarrón, que sin ser más que un simple aficionado,
superó en talento a muchos grandes hombres de su tiempo con
reputación de sabios.
La
educación es algo admirable. Sin embargo, conviene recordar que nada
que realmente merezca la pena se puede enseñar. Oscar Wilde.