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martes, 29 de marzo de 2022

LA MISA DE SAN SECARIO Y OTROS RITUALES PAGANOS

 


De La rama dorada, ese monumento antropológico que construyó sir James George Frazer entre 1907 y 1915, extraemos un interesante pasaje en el que el insigne investigador recoge oscuras tradiciones que todavía persistían en la civilizada Europa de principios del siglo XX.

<< Entre las clases ignorantes de la Europa moderna, la misma confusión de ideas, la misma mixtura de religión y magia emerge en variadas formas. Se nos dice, por ejemplo, que en Francia “la mayoría de los campesinos todavía creen en que el sacerdote posee un poder irresistible y secreto sobre los elementos mediante la recitación de ciertas oraciones que solamente él conoce y tiene el derecho de pronunciar aunque por pronunciarlas, deberá pedir después la absolución; en ocasión de peligro inminente puede detener o rechazar por un momento las leyes eternas del mundo físico. Los vientos, las tormentas, el granizo y la lluvia están a su disposición y obedecen su voluntad. El fuego también está sujeto a él y las llamas de un incendio se extinguirán a su mandato”.


Por ejemplo, los campesinos franceses estaban y quizá están persuadidos todavía de que los sacerdotes podían celebrar, con ciertos ritos especiales, una Misa del Espíritu Santo cuya eficacia era tan milagrosa que jamás encontraba oposición en la divina voluntad: Dios se veía forzado a otorgar lo que se le pidiera en esta forma, por inoportuna y temeraria que pudiera ser la petición. No había ninguna idea de impiedad o irreverencia en el rito para las mentes que en alguno de los grandes momentos de la vida buscaban por este medio singular arrebatar el reino de los cielos por la violencia. Los sacerdotes seculares rehusaban generalmente decir la Misa del Espíritu Santo, pero los monjes, especialmente los frailes capuchinos, tenían la reputación de condescender con menos escrúpulos a las súplicas de los impacientes y angustiados. En la coacción que los campesinos católicos creían ejercer sobre la deidad por medio del sacerdote parece que tenemos el duplicado exacto del poder que los antiguos egipcios adscribían a sus magos.

También, tomando otro ejemplo, en muchas aldeas de Provenza todavía se cree que el sacerdote tiene la virtud de impedir las tormentas. No todos los sacerdotes gozan de esta reputación, y en algunas aldeas, cuando tiene lugar un cambio de sacerdotes, los parroquianos están ansiosos hasta saber si el nuevo beneficiado tiene el poder (pouder) como ellos lo llaman. A las primeras señales de tormenta fuerte le ponen a prueba, invitándole a que exorcice a las nubes amenazadoras, y si el resultado responde a sus esperanzas, el nuevo sacerdote tiene asegurada la simpatía y el respeto de su rebaño. En algunas parroquias donde la reputación del vicario a este respecto era más alta que la del rector, las relaciones entre ambos eran en consecuencia tan tirantes que el obispo tenía que trasladar al rector a otra parroquia.



También los campesinos gascones creen que para vengarse las malas personas de sus enemigos inducirán en ocasiones a un sacerdote a decir una misa llamada de San Secario. Son muy pocos los sacerdotes que conocen esta misa y las tres cuartas partes de los que la saben no la dirán por amor ni por dinero. Nadie sino un sacerdote perverso se atreverá a ejecutar la ceremonia horrenda y puede estarse muy seguro que tendrá que rendir una cuenta muy pesada en el día del Juicio. Ningún cura ni obispo, ni siquiera el arzobispo de Auch, puede perdonarle: este derecho sólo pertenece al Papa de Roma. La misa de San Secario solamente puede decirse en una iglesia en ruinas o abandonada, donde los búhos dormitan y ululan, donde los murciélagos se remueven y revolotean en el crepúsculo, donde los gitanos acampan por la noche y donde los sapos se agazapan bajo el altar profanado. Allí llega por la noche el mal sacerdote con su barragana y a la primera campanada de las once comienza a farfullar la misa al revés, desde el final hasta el principio, y termina exactamente cuando los relojes están tocando la medianoche. Su concubina hace de monaguillo. La hostia que bendice es negra y tiene tres puntas; no consagra vino y en su lugar bebe el agua de un pozo en el que se haya ahogado un recién nacido sin cristianar. Hace el signo de la cruz, pero sobre la tierra y con el pie izquierdo. Y hace otras muchas cosas que ningún buen cristiano podría mirar sin quedarse ciego, sordo y mudo para el resto de su vida. Mas el hombre por quien se dice la misa se va debilitando poco a poco y nadie puede saber por qué le sucede esto; los mismos doctores no pueden hacer nada por él ni comprenderlo. No saben que se está muriendo lentamente por la misa de San Secario.>>

Siguiendo las instrucciones de nuestro profe Bigotini hemos reproducido el pasaje sin añadir ni quitar una sola coma. Resulta en sí mismo tan inquietante como esclarecedor. Abunda en la convicción de que el cristianismo se construyó sobre los cimientos de las viejas religiones, y de que en sus rituales y fórmulas persisten todavía los ecos de ancestrales creencias nunca del todo olvidadas.

Los peligros materiales no son los únicos que acosan al salvaje y al ignorante. Los espirituales son a menudo mucho más terribles. Sir James George Frazer. La rama dorada.

 


viernes, 25 de marzo de 2022

EL PADRE COLOMA. UN JESUITA EN LA CORTE BORBÓNICA

 


Nació Luis Coloma en Jerez de la Frontera en 1851. Hijo de un afamado médico gaditano, ingresó a los doce años en la preparatoria de la Escuela Naval de San Fernando, pero no tenía vocación de marino, así que marchó a Sevilla para estudiar Derecho. En Sevilla hizo amistad con la escritora Fernán Caballero, y allí le sorprendió la Revolución Gloriosa de 1868. Es célebre el dicho que aconseja desconfiar de quien a los dieciocho años no ha sido revolucionario. Pues bien, si lo tomamos al pie de la letra, no habrá más remedio que desconfiar del joven Luis Coloma, pues ya en aquella edad juvenil manifestó sin ambages su tendencia monárquica y reaccionaria.

Se trasladó a Madrid donde trabajó como pasante en el despacho de un abogado, mientras empleó su tiempo libre en frecuentar tertulias elegantes y en conspirar contra el régimen liberal, defendiendo la restauración borbónica.


En 1872 Coloma estuvo a punto de morir como consecuencia de un tiro en el pecho. Nunca llegó a aclararse si se trató de un atentado o fue un simple accidente mientras limpiaba la pistola. En cualquier caso, aquella experiencia dramática le decidió a abrazar el sacerdocio profesando en la Compañía de Jesús. Pasó cuatro años en un seminario francés, y más tarde ejerció el magisterio en Sevilla, en Galicia y en Madrid, donde comenzó a alternar la docencia con el periodismo y la literatura. El padre Coloma, como lo llamó ya todo el mundo, se convirtió en invitado habitual de los salones de la aristocracia madrileña y de los retiros veraniegos de la realeza. Su salud delicada y una cierta tendencia al hedonismo le inclinaron a los placeres de la buena mesa, llegando a adquirir una bien merecida fama de gourmand.


En cuanto a la obra literaria del padre Coloma, puede decirse que evolucionó desde el costumbrismo de sus primeros trabajos a una especie de sátira social moralizante que caracteriza su obra de madurez. Siempre desde su posición jesuítica y ultracatólica, Coloma reparte guantazos de moralina frailuna a diestro y siniestro, muy especialmente situando en su punto de mira las costumbres disolutas de algunos miembros de la nobleza y de las clases altas, que recibieron sus andanadas con la falsa humildad de las marquesas beatas. Así opinaron críticos de la talla de Juan Valera, Martínez Barrionuevo o nuestro paisano Mariano de Cavia. Sin embargo, no puede negarse su calidad literaria. Las obras de Coloma, con independencia del juicio que puedan merecernos, están escritas en uno de los más pulidos castellanos de su tiempo, y además responden a un brillante plan narrativo. Defensores de su valor literario fueron Fernán Caballero, Galdós, Pereda, Echegaray o la Pardo Bazán, entre otros ilustres escritores.


Cabe destacar entre sus títulos Solaces de estudiante, un cuadro costumbrista publicado en 1871; Colección de lecturas recreativas, de 1886; Del natural, de 1888; Cuentos para niños, de 1890; Juan Miseria y Retratos de antaño, ambas de 1893; Boy, de 1896; La reina mártir, una sui generis biografía de María Estuardo publicada en 1898; Jeromín, novela que idealiza la infancia de don Juan de Austria, que se dio a la imprenta en 1902; El marqués de Mora, de 1903; Recuerdos de Fernán Caballero, de 1910; o Fray Francisco, una biografía del cardenal Cisneros escrita en 1911. Varias de estas obras se publicaron en la Imprenta católica o en El Mensajero del Corazón de Jesús. También se debe a su pluma el cuento del Ratoncito Pérez que recogiendo tradiciones populares, escribió Coloma para el pequeño Alfonso XIII con el entrañable motivo de la caída del primer diente de leche del infante regio, detalle este último que puede dar una idea de la posición que ocupó el padre Coloma en la vida pública de su tiempo, y basta para consagrarle como campeón de la ñoñez, la beatería y la carcundia nacionales. Con decir que fue uno de los autores predilectos de la cinematografía franquista, está todo dicho. El padre Luis Coloma falleció en 1915. Como decía el clásico, Dios se la depare buena y con su pan se lo coma.

Pero en fin, como en Bigotini no somos sectarios, nos quedaremos con lo mejor del padre Coloma, su magnífica prosa. Para ello extraemos de nuestra biblioteca virtual la versión digital de la que sin ninguna duda es su mejor novela: Pequeñeces, obra que publicada en 1891, contiene la más acerada crítica de las costumbres y la hipocresía de los poderosos. Está tomada de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, y se ajusta a la primera edición bilbaína de 1891 y a la moderna de editorial Cátedra de 1982. Haced clic en el enlace y adelante.

https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=Peque%C3%B1eces.pdf

La paciencia tiene un límite que a veces marca el decoro, y ¡ay de las zorras el día en que las gallinas se cansen de ser gallinas! Luis Coloma. Pequeñeces.

 


lunes, 21 de marzo de 2022

CORAZÓN SANO. PREVENCIÓN DE LA CARDIOPATÍA ISQUÉMICA

 


La cardiopatía isquémica o enfermedad cardiovascular por isquemia (déficit de riego sanguíneo) se caracteriza por la formación de placas de ateroma en las arterias. Estos depósitos grasos no sólo se producen en las arterias coronarias que irrigan el corazón, sino que también pueden afectar a las extremidades inferiores, los riñones e incluso al cerebro, provocando zonas de isquemia cerebral, falta de riego en la región renal o en otros territorios. En lo que respecta al corazón, la cardiopatía isquémica se manifiesta a través de anginas de pecho o infartos de miocardio. Constituye desde hace décadas una de las más importantes causas de muerte en los países desarrollados.

Existen una serie de factores de riesgo cardiovascular capaces de favorecer o acelerar la arteriosclerosis. Todos ellos pueden contribuir al desarrollo de los depósitos grasos. No obstante, conviene que recordemos al menos los principales:

 

  • Hipertensión arterial.
  • Tabaquismo.
  • Hiperglucemia.
  • Hiperlipemia.
  • Obesidad.
  • Estrés.
  • Sedentarismo.


A continuación ofrecemos unos cuantos consejos prácticos que os ayudarán a prevenir el riesgo cardiovascular y a mantener un corazón sano. Serán tanto más útiles, cuantas más primaveras hayáis cumplido:

1.- Por lo que más quieras, no fumes. Creo haberlo repetido aquí mismo infinidad de veces, pero no está de más recordarlo de nuevo. Lo pondré con mayúsculas por si hubiera alguna parte de esta breve oración imperativa que no hayas entendido: NO FUMES.

2.- Cuida tu alimentación. Consume diariamente verduras, frutas, cereales, hortalizas, legumbres y lácteos desnatados. Modera el consumo de carnes y quesos. Puedes sustituirlos por pescado, de preferencia azul. No abuses de embutidos, tocino, mantequilla, vísceras, bollería o pastelería. Evita los alimentos elaborados con grasas animales o con grasas vegetales no especificadas en la etiqueta. Casi siempre se trata de aceites de palma o de coco, grasas de ínfima calidad muy utilizadas en repostería industrial.

3.- Evita el alcohol o consúmelo con moderación. Un máximo de dos copas de vino o dos cervezas al día son más que suficientes. No abuses de las bebidas azucaradas.

4.- Elimina el salero de tu mesa.

5.- Procura mantener un peso adecuado.

6.- Haz un poco de ejercicio todos los días. No se trata de ser campeón del mundo. Caminar 30 o 60 minutos cada día a buen paso puede ser suficiente. Usa las escaleras en lugar del ascensor. Deja aparcado el coche más a menudo.

7.- No olvides tomar puntualmente la medicación que te haya prescrito tu médico: antihipertensivos, hipolipemiantes o antidiabéticos orales.

8.- Controla frecuentemente tu tensión arterial. Conviene que sea inferior a 140/90 mm Hg.

9.- Sométete periódicamente a análisis de sangre que incluyan la determinación de lípidos y de glucosa.

10.- No faltes a las revisiones médicas.

El cocinero de la tribu caníbal: Oh gran jefe, mañana te serviré a esta hermosa exploradora rubia para desayunar.

El gran jefe caníbal: De acuerdo, muchacho, pero ya sabes que me gusta tomar el desayuno vivo y en la cama.

 


jueves, 17 de marzo de 2022

MAHAVIRA Y EL COLLAR DE LA CONCUBINA

 


El maestro del jainismo Mahavira, que vivió entre 800 y 870 en el sur del subcontinente indio, fue autor del célebre tratado Ganita Sara Samgraha o compendio de la esencia de las matemáticas, que está datado hacia el año 850. El libro incluye la práctica totalidad del conocimiento matemático hindú del siglo IX, se trata del texto indio más antiguo conocido que se dedica por entero a las matemáticas.

En el texto se contiene por vez primera la afirmación explícita de que la raíz cuadrada de un número negativo no existe. Estudia además las propiedades del cero, y proporciona un esquema de nomenclatura para todos los números comprendidos entre 10 y 1024. También establece métodos para obtener la suma de una serie cuyos términos son cuadrados de una progresión aritmética, reglas para hallar el área y el perímetro de una elipse, y métodos para resolver ecuaciones lineales y cuadráticas.


Se trata pues de una verdadera joya matemática. Pero acaso de entre los muchos que contiene el libro, el problema que lo ha hecho más célebre es el del collar de la concubina. Está redactado de esta forma:

Un joven príncipe y su hermosa concubina riñen en el lecho por causa de un collar de perlas que ella luce al cuello. Durante la disputa, el collar se rompe. Sobre el cuerpo de la muchacha queda la tercera parte de las perlas, mientras un sexto se esparce por la cama. La mitad de lo que queda, y la mitad de lo que queda después, y otra vez la mitad de lo que queda después, y así hasta seis veces en total, cae en otros lugares de la estancia. Al final sólo quedan 1.161 perlas sin dispersarse. ¿Cuántas perlas tenía la joven en su collar?


Veamos: un sexto cae sobre la cama y la tercera parte sobre la dama. Eso significa que las perlas restantes, las que no están en la cama ni sobre la joven, suman la mitad del total. Las perlas restantes se dividen por dos hasta seis veces, así que [(1/2)7] x = 1.161, donde x es el número total de perlas. De modo que la asombrosa respuesta es que el collar tenía nada menos que 148.608 perlas. Realmente valía la pena reñir por un collar semejante.

Cabe añadir que para los adeptos al jainismo el número 148.608 reúne una serie de características matemáticas únicas que lo convierten en una especie de número sagrado. Curiosa manera entonces de unir en un problema religión y ciencia, o más bien diríamos religión y filosofía, porque en el jainismo y en general, en los credos indostánicos subyace mucha sabiduría oculta. A nuestro profe Bigotini también le asombran el problema y el collar. El hombre, ante tantas perlas juntas, sólo acierta a exclamar: ¡Ostras!

Si acaricias un círculo, terminará resultando un círculo vicioso.

 


lunes, 14 de marzo de 2022

LESLIE TURNER. A SUS ÓRDENES, MI CAPITÁN

 


Nacido en Cisco, Texas en 1899, Leslie Turner se crió desde los ocho años en la también tejana Wichita Falls, donde comenzó a dibujar mientras asistía a la escuela secundaria. Su abuelo materno fue el arquitecto A.C. Swinburne, responsable de un buen número de edificios oficiales, muchos de ellos ya históricos, en todo el oeste de Texas.

Después de servir brevemente en el Ejército hacia el final de la primera guerra mundial, Turner comenzó a mostrar su talento artístico mientras estudiaba en la Universidad Metodista del Sur. Abandonó la universidad para asistir a la prestigiosa Academia de Bellas Artes de Chicago. En aquellos años universitarios, al principio de la década de los 20, recorrió durante los veranos gran parte del país, viajando como un vagabundo en trenes de mercancías. Después de graduarse, trabajó en un taller de grabado de Dallas. Por entonces vendió algunas caricaturas a la revista Judge. Después de casarse, se mudó con su mujer a Nueva York, donde malvivió como ilustrador independiente con trabajos publicados en revistas como Ladies Home Journal y Boys Life . Finalmente fue contratado por el Saturday Evening Post un trabajo mejor remunerado, ilustrando las populares historias de "Plupy" de Henry Shute.

Turner se inició en el cómic con su paisano el tejano Roy Crane, que le contrató en 1937 como asistente en la exitosa serie Wash Tubbs.

En 1943, cuando Crane abandonó la serie, Turner la heredó, enriqueciéndola en los años siguientes con argumentos bélicos y tiras donde aparecían aviones de combate y toda clase de armamento, en ocasiones antes de que el ejército dispusiera de él, por lo que se rumoreó que el dibujante manejaba información privilegiada facilitada por el alto mando. Eran tiempos de propaganda patriótica, y el cómic fue un instrumento muy eficaz. 

A fines de la década de 1940, Turner se dedicó por completo a la serie Captain Easy, otro personaje creado por su amigo Roy Crane. En su mayor apogeo, la tira llegó a aparecer en 600 periódicos. Los guiones destacaban por su vocación científica, y por ejemplo, el Capitán explicó el sistema binario a los lectores cuando las computadoras estaban aún en pañales. 

Turner falleció en 1988. Desde nuestra Historia de la historieta le rendimos hoy tributo como uno de los grandes creadores del género, y os dejamos una selección de sus páginas y viñetas.


















viernes, 11 de marzo de 2022

ROBERT MITCHUM, EL ACTOR AL QUE NO LE GUSTABA EL CINE

 




Robert Mitchum fue siempre un tipo duro. Al menos en la pantalla. Un actor sólido que a lo largo de tres décadas encarnó a toda clase de tipos duros, gangsters, policías, delincuentes… Sonreía poco, y cuando lo hacía mostraba más que una sonrisa, una especie de rictus irónico. Mitchum brilló en el cine negro, el melodrama, el western, incluso en alguna cinta de suspense y hasta de miedo, como La noche del cazador o El cabo del terror.

La comedia, sin embargo, nunca fue lo suyo. Un par de incursiones en el género le depararon rotundos fracasos. Ya hemos dicho que sonreír no era precisamente su especialidad, y si alguna vez soltaba una risita, el espectador podía estar seguro de que a continuación soltaría un guantazo o un tiro. En fin, un tipo duro, ya se sabe.

En lo personar fue al parecer un hombre sencillo o al menos así se definió siempre a sí mismo. Confesó en una ocasión que nunca veía sus películas porque le avergonzaba verse actuar. Tampoco era demasiado aficionado al cine en general, decía que las películas, cualesquiera que fuesen, le aburrían soberanamente.

Como galán también fue siempre un tipo duro. Nunca hizo el papel del enamorado que corre hacia la chica con un ramo de flores. Eso tampoco era lo suyo.

Para recordar a Robert Mitchum traemos aquí (clic en el enlace) un recorrido por su filmografía aderezado con la música de Río sin retorno, uno de sus grandes papeles, un western atípico o más bien una movie road por río en vez de por carretera, donde se encargó de mantener a salvo a su hijo y a una espléndida Marilyn Monroe. Disfrutadlo.

https://www.youtube.com/watch?v=y2qtAiaL9VU

Próxima entrega: William Holden

 


lunes, 7 de marzo de 2022

EL TIEMPO DE LOS TRES PAPAS

 


Los aragoneses tenemos omnipresente el recuerdo de aquel Benedicto XIII, Pedro de Luna o el Papa Luna, como se le suele llamar por aquí. Fue aquel que primero en Roma, más tarde en Avignon y finalmente en el retiro mediterráneo de Peñíscola, desafió a Europa y a toda la cristiandad, permaneciendo “en sus trece” sin apearse lo más mínimo del solio pontificio que siempre consideró legítimo. Sin reblar, diríamos sus paisanos.

Su avatar biográfico comenzó en su Illueca natal, y su avatar pontificio el año del Señor de 1378, cuando muerto Gregorio XI, el papa francés que le había nombrado cardenal, tuvo que presentarse en Roma para la nueva elección. Y no fue precisamente un trago fácil.

Poco antes de morir, Gregorio XI, cediendo a la presión de Alemania y de muchos estados italianos, restableció en Roma la sede que tanto tiempo había permanecido en Avignon. Los cardenales no italianos que asistieron al cónclave llevaron corazas bajo los hábitos. Nuestro Pedro de Luna, considerando la precaución una cobardía, se limitó a hacer testamento antes de cruzar las puertas del Vaticano. Dentro rugía una enfurecida multitud: ¡Romano lo volemo!, querían un nuevo papa romano, lo exigían bajo amenaza de ríos de sangre. La tímida solución de compromiso de los electores fue la de instalar en la cátedra de San Pedro a un cardenal procedente de la Italia meridional, de Bari, que asumió el pontificado con el nombre de Urbano VI. La elección disgustó profundamente al rey de Francia que no quería perder la influencia de su trono sobre el papado. El cisma se declaró a los pocos meses, y los mismos electores que habían proclamado a Urbano en Roma, eligieron a Clemente VII en Avignon.



Junto a Francia cerraron filas los reinos españoles. Lo siguiente puede resumirse en recíprocos anatemas, muertes no bien aclaradas y hasta patentes asesinatos. En aquel ambiente cismático de guerras intestinas, el último de los cónclaves del midi francés proclamó sumo pontífice al aragonés. Los electores habían acordado deponer la tiara si los acontecimientos posteriores lo hacían conveniente para la unidad de la Iglesia. Todos estuvieron de acuerdo menos uno, el elegido. Pedro de Luna o Benedicto XIII, se cerró en banda a cualquier cesión.

En 1398, un ejército puso sitio al palacio de Avignon. Allí resistió el sitiado veinte días hasta que amparado en las sombras de la noche, cruzó el Ródano en una barquilla, y a uña de caballo aquel tozudo y ya anciano aragonés se presentó cabalgando en la corte de Luis II de Anjou.

El de Luna no se resigna. Consigue el apoyo de los genoveses y se planta en Génova con una flota y un ejército compuesto en su mayoría por aragoneses. Pero una inesperada epidemia de peste o más probablemente de cólera, arruina la expedición y Benedicto pone proa a Mallorca aceptando el asilo de Martín I, el rey aragonés. Allí, rodeado por muchos de sus paisanos, entre otros Vicente Ferrer, un santo con fama de hereje, se fortalece en su legitimidad promulgando edictos y encíclicas como quien fríe buñuelos. Allí, ignorando y despreciando las resoluciones del concilio de Constanza, recibe a los embajadores de Segismundo, el sacro emperador germánico, a quienes abruma con razones e insulta con irónicos improperios. Hasta su amigo Vicente Ferrer le susurra al oído “te estás pasando” o algo parecido. Luego, abandonado ya por Inglaterra, por Castilla, y cada vez menos tolerado por Francia, se acoge a la protección aragonesa, y en el último baluarte del acantilado de Peñíscola persistirá en su protesta de legitimidad hasta que casi centenario, dio el alma a quien gela dio, como diría Jorge Manrique.





Pero hablamos en el título de tres papas y no de dos. Y es que la historia del Papa Luna no termina en 1418. Se encargó de continuarla su discípulo más dilecto, Juan Carrier, mercenario, místico y poeta. Un francés reconvertido en aragonés, al que el de Illueca había nombrado cardenal de Saint-Etienne poco antes de morir. Y aquí tenemos por fin a los tres papas, a saber: primero, el oficialmente legítimo papa romano Martín V; segundo un tal Giles Muñoz a quien eligieron papa los escasos cardenales que asistieron en Peñíscola al de Luna en su lecho de muerte; y tercero, sin duda el más sorprendente, un papa secreto, sí, sí, secreto, que en el frondoso bosque de Rouerges designó a dedo Juan Carrier entre los aldeanos de la región.



El segundo, el oscuro Giles Muñoz, duró poco, y quiere la tradición gnóstica que aquel tercero, desconocido y rústico “verdadero papa”, haya ido manteniéndose y sucediéndose siglo tras siglo hasta nuestros días. Hace mucho tiempo que los aldeanos de Rouerges tienen fama de herejes. Hubo en la región muchas cazas de brujas inquisitoriales que nunca consiguieron acabar con la particular manera que tienen de entender el cristianismo los naturales de aquellos pagos.

Cabe preguntarse cuál de los tres sería el preferido por Dios. En ese tiempo se lo preguntaba el conde de Armagnac que, ni corto ni perezoso, escribió para salir de dudas una misiva nada menos que a Juana de Arco, a la que muchos entonces atribuían tener hilo directo con el Altísimo. La doncella de Orleans le contestó que en ese momento estaba muy ocupada en las cosas de la guerra, pero que en cuanto tuviera un momento libre le daría cumplida respuesta. No pudo ser, porque la joven Juana fue capturada por los ingleses y como es sabido, terminó en la hoguera, pero la carta del de Armagnac y la respuesta de la doncella son auténticas. Tan auténticas que se utilizaron como pruebas en su contra en el proceso inquisitorial.

Imaginad: tres papas en liza y Santa Juana decidiendo cuál es el elegido de Dios. He aquí un hermoso tema para que investiguen los sabios y para que los poetas dejen volar la imaginación.

Algunos jueces corruptos son imparciales porque han sido sobornados por las dos partes.


viernes, 4 de marzo de 2022

ESQUILO: VIDA, OBRA Y TORTUGUICIDIO DEL POETA

 


Nacido probablemente en 525 o 524 a.C. en el Ática, en Eleusis seguramente, Esquilo era hijo de Euforión Eleusino. Se conoce de su biografía que combatió a los persas en Maratón (490 a.C.) y en Salamina (480). No es seguro que lo hiciera también un año después en Platea, pero lo cierto es que cumplió con su patria ateniense empuñando las armas. De forma indirecta, por lo que puede leerse entre líneas en alguna de sus obras, es muy posible que participara de forma activa en la constitución del célebre Consejo de los Quinientos que heredó la capacidad de decisión popular del Areópago desde la reforma de Efialtes en 462. Así que Esquilo añade a su faceta literaria la política, siendo uno de los impulsores de la democracia en su país. No sabemos nada acerca de su esposa o esposas, pero sí que tuvo un hijo llamado Euforión como su abuelo, que se dedicó también a la poesía trágica.




Fue acusado de revelar los misterios eleusinos, un cargo muy grave para las creencias religiosas de los griegos, del que sin embargo resultó absuelto. También se sabe que residió por algún tiempo en Siracusa, invitado por su tirano Hierón, al parecer el fundador de la colonia griega en Sicilia. Allí volvió a viajar en su edad madura, y allí compuso e hizo representar algunas de sus tragedias. Esquilo falleció en Gela en 456 o 455 a.C.

Precisamente sobre su muerte se construyó una curiosa leyenda que recogen autores como Plinio el Viejo y Claudio Eliano. La narración asegura que un oráculo le había advertido que la muerte le llegaría del cielo. Pues bien, se dice que un día que salió a meditar al campo en las afueras de Gela, un águila o un quebrantahuesos dejó caer una tortuga que había apresado sobre la cabeza del poeta, al confundir su calva con una roca. Resulta difícil de creer, pero se trata de una leyenda sin duda bien construida que se ha citado hasta la saciedad a lo largo de los siglos.


De su importancia como dramaturgo y de su gran popularidad da testimonio el hecho de que sus obras fueran representadas en diversos certámenes después de su muerte al lado de las de los autores vivos, un honor del que no se tiene noticia que fuera dispensado a ningún otro dramaturgo. En su epitafio se grabó el siguiente epigrama:

Esta tumba esconde el polvo de Esquilo,

hijo de Euforio y orgullo de la fértil Gela.

De su valor Maratón fue testigo

y los medos de larga cabellera.

Sus tragedias, cerca de noventa en total, recrearon temas históricos y mitológicos. Se dice que en los certámenes poéticos nadie pudo vencerle con la única excepción de Sófocles que le arrebató el triunfo en 468. En todas sus obras se repite el principio de llegar a adquirir el conocimiento de las cosas más profundas a través del sufrimiento, la agonía que conduce a la iluminación constituye el principal live-motiv de su producción dramática. Las obras de Esquilo que han podido conservarse y llegar hasta nosotros de forma total o parcial, son: Los persas, Los siete contra Tebas, Las suplicantes y La Orestiada, trilogía compuesta por tres obras, Agamenón, Las Coéforas y Las Euménides. Se discute todavía la autoría de Prometeo encadenado que algunos especialistas atribuyen a Esquilo, y otros a varios diferentes autores.

Hoy en Biblioteca Bigotini os proponemos la lectura de una selección antológica de su producción dramática. Haced clic en el enlace y penetrad el universo trágico del que fue indiscutible rey de la escena griega en vida, y uno de los principales poetas de la antigüedad clásica. 

https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=http___isaiasgarde.myfil.es_get_file_path%3D_esquilo-tragedias.pdf

¿No sabes, Prometeo, que las palabras son los médicos que curan la enfermedad de la cólera? Esquilo. Prometeo encadenado.


martes, 1 de marzo de 2022

DOLOR DE CODO. LA REBELIÓN DE LAS HERRAMIENTAS

 


-Doctor, me duele el codo horriblemente, y no recuerdo haberme dado ningún golpe.

De esta manera puede comenzar una de tantas consultas de salud laboral. La pregunta inmediata del médico será:

-¿Juegas al tenis o al golf, muchacho? (el galeno piensa en la epicondilitis y la epitrocleítis de los deportistas). Y si, como sucede a menudo, el médico no halla en el rostro del paciente la expresión de cordialidad que sería deseable, añadirá con presteza: -¿Cuál es tu trabajo, criatura? La respuesta del paciente en este caso no se hace esperar, y constituye un interminable memorandum de agravios: uso continuado de destornilladores, horas y horas pintando con brochas y rodillos, o removiendo sin cesar espesas masas de albañilería, lustros manejando diestramente cuchillos de carnicero, gubias, tijeras, cuchillas de zapatero, espátulas, alicates, llaves inglesas o de cualquier otra nacionalidad…

…Herramientas de mano y movimientos repetitivos: un cocktail siniestro concebido para producir lesiones articulares y agravar las preexistentes. Pero eso no es todo. Tareas tan aparentemente inocuas como el manejo del ratón del ordenador, el planchado de la ropa o el frecuente acarreo de bolsas de la compra, también pueden producir molestias en los codos que muchas veces adquieren entidad suficiente como para consultar al médico.

Bueno, como sé que los estáis esperando, porque ya nos vamos conociendo, estos son los consejos del doctor:


§  Cuando notes dolor por primera vez, aplícate hielo en el codo. Puedes envolver el hielo en un paño y aplicarlo durante unos 15 minutos, tres o cuatro veces al día, durante al menos un par de días. Eso te aliviará mucho.

§  Durante esos primeros días procura mover el codo lo menos posible. Puedes recurrir a un pañuelo anudado en forma de cabestrillo. Conviene que el codo se inmovilice en posición flexionada.

§  Al cabo de unos tres días, puedes intentar movilizar el codo, ayudándote del brazo sano.

§  Si has consultado al médico, toma los medicamentos que te haya prescrito a las dosis indicadas. No pretendas adaptar el tratamiento a tus intuiciones personales, a las de tu vecino o a lo primero que has leído en Internet. (Sé que no debería escribir esto precisamente aquí).

§  Evita los esfuerzos de cualquier clase con la extremidad afectada.

§  Abstente durante unas semanas de las actividades que presuntamente te causaron el dolor.

§  En el trabajo, cambia de tarea a menudo. Realizar los mismos movimientos durante más de media hora, te conducirá a reproducir la lesión.

§  Aprovecha las pausas y los descansos para estirarte y relajar el codo.

§  Haz ejercicios de estiramiento y fortalecimiento antes de comenzar a trabajar.

§  Tira suavemente del brazo lesionado. Flexiona y extiende la muñeca repetida y lentamente.

§  Una codera puede ayudarte. Utilízala.




Consulta a tu médico:

  • Si el dolor del codo te incapacita para ejercer tu actividad habitual.
  • Si tienes inflamación, enrojecimiento en la zona o fiebre.
  • Si el dolor afecta a ambos codos.
  • Si no mejora con el tratamiento que te prescribió.

Ya lo sabes, te conviene cuidarte. Antes los trabajadores podían jubilarse al llegar a cierta edad, pero en estos tiempos ya nada es seguro. Prepárate para seguir trabajando hasta los noventa. En cualquier caso, no encontrarás un solo banco del parque libre. Todos van a estar ocupados por jóvenes desempleados haciendo botellón…

El problema de nuestros tiempos es que el futuro ya no es lo que era.  Paul Valery