A
tenor de los conocimientos actuales, Homo
habilis pudo ser la especie que inauguró el género
homo, al que pertenecieron varias especies ya
extinguidas, y pertenece una todavía existente, la nuestra. Homo
habilis surgió y floreció a principios del Pleistoceno,
hace entre 2 y 1,5 millones de años. Naturalmente en África. Sus
restos fósiles se han hallado en Etiopía, Kenia, Tanzania y
Sudáfrica, lugares en los que extendió su hábitat. Era un humano
relativamente ligero, oscilando su estatura entre 1,20 y 1,50 m. Sus
mandíbulas y su cresta sagital estaban ya mucho menos desarrolladas
que las de los australopitecinos. A juzgar por la estructura anterior
de su cráneo, su rostro debió poseer una expresión inequívocamente
humana.
La
capacidad craneana de Homo habilis era también apreciablemente mayor
a la de sus ancestros los australopithecus, alcanzando un volumen
cerebral cercano a los 800 cc. Algunos detalles del interior de la
bóveda craneal indican que muy posiblemente sería capaz de emitir
sonidos complejos. Con gran probabilidad los miembros de la especie
se comunicaban entre sí por medio del lenguaje. Pero el principal
rasgo de H. habilis, nombre que significa hombre habilidoso,
es precisamente su capacidad de fabricar utensilios. En sus
yacimientos se han encontrado herramientas que han sido
indudablemente trabajadas y modificadas. A Homo habilis pertenecen
sin ninguna duda las industrias líticas más primitivas. La mayoría
de estos útiles son guijarros con un filo cortante improvisado,
descantillado en uno de los lados, no descartándose el empleo de
otros utensilios de madera u otros materiales que no fosilizan y por
lo tanto, no han podido llegar hasta nosotros.
Otro
detalle que caracteriza sin lugar a dudas a Homo habilis es su
condición de cazador en grupo. Los yacimientos muestran restos de
una amplia variedad de animales herbívoros que constituyeron su
sustento, junto a otros alimentos vegetales. Todos los indicios
hablan en favor de una organización social en grupos familiares
orientados a la recolección, la caza o eventualmente la disputa de
carroña a los predadores. Se tienen también pruebas de la
existencia de refugios sencillos, que generalmente aprovechaban
accidentes naturales, en ocasiones modificados mediante la colocación
de grandes piedras o acaso de ramas y otros materiales perecederos.
En ellos consumían la caza o la carroña obtenida, se defendían de
los predadores y se refugiaban de las inclemencias del clima.
Os
ofrecemos un abanico de ilustraciones. Algunas presentan a H. habilis
notablemente humanizado. Otras no tanto. En cualquier caso podemos
afirmar que a falta de otros posibles fósiles aun no conocidos, Homo
habilis es cronológicamente el primer representante del género
homo, que es como decir del género humano. Por lo que
sabemos convivió con otra especie del mismo género: Homo
erectus, del que probablemente descendemos, y del que nos
ocuparemos en una próxima entrega de nuestra serie evolutiva.
Permaneced atentos, porque esto, como veis, se va animando.
Empeñarse
en seguir un único camino, es retroceder hacia delante.
lucha de titanes bestias ejejejej
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