Alekséi
Maksimovich Peshkov, que desde que comenzó a escribir adoptó el seudónimo de
Maksim o Máximo Gorki, nació en
Nizhni Nóvgorod en 1868. Perdió a sus padres a los once años, abandonó la
escuela a los doce, y durante los siguientes ejerció oficios tan diversos y tan
alejados de la literatura como los de dependiente, marino o panadero. Entre
1887 y 1892 recorrió a pie el Imperio ruso como un vagabundo. Vivió entonces
experiencias dramáticas, como un encarcelamiento y un intento de suicidio, y
creció como persona hasta acumular un bagaje tan importante que le sirvió para
escribir durante el resto de su vida. Empezó como periodista, y en el diario El
Cáucaso de Tiflis estrenó su seudónimo de Gorki, que puede traducirse por amargo, así que Máximo Gorki vendría a
ser algo así como el más amargo.
Y en efecto, una profunda amargura se reflejó en sus primeros trabajos. En ellos el joven Gorki denunció las injusticias y humillaciones que sufría el pueblo ruso, mucho más preocupado por el trasfondo moral y político de sus escritos que por los aspectos estéticos. No obstante, a lo largo de aquel periodo fue depurando su estilo, protagonizando uno de los más meritorios ejemplos de educación autodidacta de que se tiene noticia. Su decidida oposición al régimen zarista, su compromiso social y su acercamiento a los movimientos prerrevolucionarios y marxistas, le convirtieron en una referencia para la izquierda intelectual rusa. Trabó amistad con Vladimir Lenin, sufrió diversas censuras y condenas por parte del régimen, y en 1902 fue elegido miembro de la Academia Rusa, aunque el zar Nicolás II se apresuró a anular el nombramiento, lo que provocó la dimisión de varios académicos con Anton Chéjov a la cabeza.
Fue
de nuevo encarcelado varias veces en los primeros años del siglo, siempre por
delitos de opinión. Dos de sus obras dramáticas, Pequeños burgueses y Los
bajos fondos, saltaron del Teatro del Arte de Moscú a los principales
escenarios de Europa donde obtuvieron grandes éxitos. Entabló una profunda
amistad con Konstantin Stanislavski, el creador del famoso método que lleva su
nombre. El éxito cosechado en los escenarios permitió a Gorki disponer de
suficiente dinero para financiar el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia.
Tras el domingo sangriento y la abortada revolución de 1905, se acercó más a
Lenin y al bolchevismo, proximidad que mantuvo el resto de su vida, aunque
formalmente nunca militó en el partido y su enorme prestigio intelectual le
permitió gozar de cierta independencia hasta en los momentos más duros del
estalinismo. En 1906 se embarcó hacia Estados Unidos con su amante, la actriz
María Andreieva, con la misión de recaudar fondos para la causa revolucionaria.
Parece que durante esa estancia en USA escribió La madre, su novela más
célebre. Hasta 1913 estuvo exiliado en la isla italiana de Capri. Regresó a
Rusia tras la amnistía zarista, y allí vivió la Revolución del 17 y la creación
de la URSS. Gorki se mostró entonces muy crítico con Lenin y los bolcheviques,
y sólo su enorme popularidad probablemente le salvó de ser depurado. Volvió a
Italia alegando motivos de salud, ya que padecía tuberculosis, y con Mura
Búdberg, su secretaria y compañera, residió durante unos años en Sorrento,
malviviendo sin un céntimo. En 1932 Stalin le invitó a volver y quedarse para
siempre en la URSS. Gorki aceptó, y Stalin aprovechó el regreso del literato
para montar una operación de propaganda que presentó al escritor como liberado
de la Italia fascista. A partir de entonces se le rindieron honores desde el
Báltico a Siberia. Fue condecorado con la Orden de Lenin, se le adjudicó como
residencia el palacio que actualmente alberga el Museo Gorki, y se bautizó con
su nombre un modelo de avión y hasta una ciudad.
A
pesar de aquellas distinciones, Máximo Gorki fue estrechamente vigilado y
estuvo siempre en el punto de mira de la policía política. Falleció en 1936. En
su funeral, llevaron a hombros el ataúd Stalin y Mólotov, entre otros pesos
pesados del régimen.
En cuanto a su obra literaria, cabe decir que Gorki fue el máximo representante de la corriente conocida como realismo soviético. Aparte de La madre, ya mencionada, destacan en su producción Los bárbaros, La confesión, Vassa Zheleznova, Entre los hombres, Cuentos de Italia, Infancia o El espectro, entre otras muchas novelas y obras dramáticas, pues conviene destacar que Gorki aseguró en alguna ocasión que no dejaba de escribir ni un solo día, aunque hubiera algunos en los que tuviera que tirar las cuartillas a la papelera. En Bigotini literario os brindamos el enlace con su narración El Khan y su hijo, cuento que resume el estilo y el espíritu de su autor. Clic en el enlace:
https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=El+khan+y+su+hijo.pdf
El dinero envenena cuando se tiene, y mata cuando se carece de él. Máximo Gorki.