Alfred
Gerald Caplin, más conocido como Al Capp,
nació en New Haven, Connecticut, en 1909. Era hijo de judíos letones
emigrantes. Sus otros tres hermanos, dos chicos y una chica, también como él se
dedicaron al dibujo y la publicidad gráfica. A los nueve años fue atropellado
por un tranvía y perdió la pierna izquierda, algo que aparte de dejarle cojo,
le atormentó durante toda su vida. Al decir de algún biógrafo, albergaba cierto
resentimiento contra todo y contra todos, que se plasmaría en su humor
pesimista y cínico. Además del dibujo, el joven Capp se refugió en la lectura
de los clásicos y en los libros de todo tipo. A pesar de que nunca llegó a
graduarse ni a obtener ningún título académico, adquirió de forma autodidacta
una cultura más que notable que a menudo esgrimió como un arma contra quienes
se enemistó, que con seguridad fueron muchos dado su carácter difícil.
En
Nueva York comenzó a ganarse la vida como caricaturista y dibujante
publicitario a 22 dólares por página. También en los primeros años treinta
dibujó historietas pornográficas para las conocidas como Biblias de Tijuana, que circularon clandestinamente por todo el
país. A partir de 1932 se introdujo en el mundo del cómic comercial, trabajando
para autores consagrados como Dick Dorgan o el maestro Milton Caniff, a quien
le unió desde entonces una gran amistad. Tras varios intentos fallidos,
consiguió al fin vender al United Feature Syndicate en 1934 la que sería su
gran serie: Li’l Abner. Resultó un éxito
inmediato. Su protagonista era un mocetón musculoso e inocente con una novia
espectacular, Daisy Mae, que le persigue de forma incansable. La acción se
desarrolla en el imaginario pueblo de Dogpatch, Kentucky, un villorrio que Capp
describe como una comunidad avanzada de
la edad de piedra. El autor hace continua burla y escarnio de los paletos
de la América profunda y de la sociedad americana más conservadora. La serie se
prolongó hasta 1977, y se estima que en su apogeo fue leída a diario por setenta
millones de ciudadanos americanos. A Europa llegó con retraso, y en España no
se conoció hasta los años ochenta cuando florecieron las publicaciones de cómic
alternativo. En USA Li’l Abner fue llevada al cine en diferentes ocasiones, y
en 1956 sirvió de inspiración a un exitoso musical de Broadway.
Al
Capp se hizo rico con su personaje y se convirtió en una celebridad cuyas
apariciones se prodigaron tanto en Hollywood como en la televisión. El autor y
su personaje fueron también celebrados por los movimientos universitarios y
antibelicistas que proliferaron entre los sesenta y los setenta. Su proverbial
mala leche le granjeó muchos enemigos. Mantuvo un contencioso célebre con John
Lennon y Yoko Ono. Actrices como Grace Kelly o Goldie Hawn le describen como un
acosador sexual. Los últimos años de Capp estuvieron marcados por las querellas
y las tragedias. Desapareció una de sus hijas, y poco después perdió a su nieta
en un accidente. El autor de Li’l Abner falleció en 1979 a causa de un enfisema
pulmonar fruto de su inveterada adicción al tabaco. Os dejamos unas cuantas
muestras de su trabajo.