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viernes, 10 de octubre de 2025

GENOTIPO, FENOTIPO Y DISCOS DE VINILO

 


De la obra de divulgación de Douglas R. Hofstadter Godel, Escher, Bach. Un eterno y grácil bucle. Tusquets ed. Barcelona, 2015, tomamos una original idea que ilustra a la perfección las abismales diferencias existentes entre el genotipo y el fenotipo.

Una molécula de ADN, en la que está contenido el genotipo, es decir, las instrucciones para construir un ser vivo, acabará transformada en un organismo completo, es decir, un fenotipo, gracias a un proceso enormemente complejo que comprende la producción de proteínas, la replicación del ADN, la replicación de células, la diferenciación gradual entre tipos celulares, etc., hasta obtener el organismo completo. El proceso se conoce con el nombre de epigénesis, un verdadero ejemplo de recursividad compleja. La epigénesis está guiada por un conjunto muy complicado de ciclos de reacciones químicas y bucles de retroalimentación.


Una vez completada la construcción del organismo, sus características no guardan la menor similitud con su genotipo, y sin embargo, en el ADN estaban ya contenidas dichas características. Cabría concluir de esto que la estructura del ADN contiene la información de la estructura del fenotipo, lo que equivale a decir que ambas estructuras son isomórficas.

Los isomorfismos convencionales son aquellos donde las porciones de una estructura pueden proyectarse fácilmente sobre las porciones de la otra. Por ejemplo, el isomorfismo entre un disco y una pieza musical, donde uno sabe que cada sonido de la pieza es correspondido en la grabación por su “imagen” exacta, la cual puede ser aislada con precisión acotándola en los surcos. Pues bien, el isomorfismo entre la estructura del ADN y la del fenotipo, es cualquier cosa menos convencional, y los mecanismos a través de los cuales se manifiesta materialmente son de una complicación vertiginosa. Si uno quisiera descubrir alguna pieza del propio ADN que explique la forma de su nariz o de sus huellas dactilares, se enfrentaría a una tarea verdaderamente difícil. Sería algo parecido a tratar de circunscribir qué nota, dentro de una composición musical, es portadora de los efectos emotivos de la obra.


Por supuesto, tal nota no existe. Los efectos emotivos circulan en un nivel superior movidos por grandes “masas” de la pieza y no por notas aisladas. Además, tales “masas” no son necesariamente grupos de notas contiguas. Puede haber pasajes alejados entre sí que considerados en conjunto, se muestren como portadores de una determinada significación emotiva.

En los surcos del disco de la novena sinfonía de Beethoven por la filarmónica de Berlín dirigida por Von Karajan, está grabada la pieza entera, el organismo completo, el fenotipo si se quiere, con todo su genial y delicado desarrollo, y con la apoteosis final del último movimiento, el himno a la alegría. Una o unas pocas notas aisladas no nos dirán gran cosa del conjunto. El genotipo biológico, el ADN, es el equivalente al disco de vinilo, pero se trata de un disco roto y fragmentado en infinidad de pedazos. El desciframiento del genoma es el intento de los biólogos y genetistas de reconstruir el disco roto. En los últimos años se ha avanzado en ello de forma asombrosa. Varios pedazos del fragmentado puzle van poco a poco encajando, y cada vez disponemos de mayor información acerca del papel de determinados genes en el desarrollo, en la formación de órganos o en la predisposición a padecer ciertas enfermedades. Pero no nos engañemos. Todavía estamos lejos de reconstruir la sinfonía completa, con sus tiempos, sus silencios y sus emotivos pasajes.


Y es que en genética no es suficiente con reconstruir el disco uniendo sus pedazos rotos. La significación genética contenida en el ADN es uno de los mejores ejemplos de significación implícita. Para convertir el genotipo en fenotipo, un conjunto de mecanismos mucho más complejos que el propio genotipo debe actuar sobre éste. Las diversas porciones del genotipo actúan como disparadores de aquellos mecanismos. ¿Recordáis las sinfonolas? Quizá ellas nos brindan un ejemplo mucho mejor que el del simple disco de vinilo. La sinfonola contiene decenas, a veces cientos de discos grabados por ambas caras. Para escuchar una pieza concreta, es preciso valerse de un código, presionando dos o más teclas, por ejemplo, “A-J-15”. Sólo cuando seamos capaces de accionar las “teclas” del código genético, habremos dado el primer y decisivo paso. 

-Manolo, llevas un zapato negro y otro marrón.

-Pues no me vas a creer, pero en casa tengo otro par igual.


miércoles, 8 de octubre de 2025

LOS TEBEOS FRANQUISTAS. FLECHAS Y PELAYOS

 


Durante los años de la Guerra de España y los de la primera posguerra, tampoco el tebeo español se libró de la propaganda política, una de las principales armas en la retaguardia. En la zona franquista surgieron algunas publicaciones dirigidas a los combatientes del bando sublevado, como La Ametralladora, que se imprimía en San Sebastián y contaba con colaboradores como Antonio Lara (Tono) y Miguel Miura. Algunos dibujantes se dedicaron a la cartelería y la ilustración propagandística, exaltando los valores católicos y la figura de Franco. Aparecieron semanarios de historietas como Chicos, y sobre todo Flechas y Pelayos, editado por el Frente de Juventudes, con guiones que enaltecían la España imperial y a figuras históricas como El Cid, don Pelayo o los Reyes Católicos. Inmediatos herederos de aquellos tebeos, serían los álbumes de Roberto Alcázar y Pedrín, El Guerrero del Antifaz o El Capitán Trueno, que llenaron las horas de la infancia de un par de generaciones de españolitos.

El tebeo cómico convencional dirigido a la infancia subsistió a duras penas con cabeceras como Maravillas o la citada Chicos. Entre 1936 y 1945 abundaron también las ilustraciones que exaltaban a los aliados de Franco, fascistas italianos y nazis alemanes. No faltó tampoco la propaganda antisemita.

En aquel periodo del nacional-catolicismo, la censura se aplicó sin reparos, cubriendo también en los tebeos, escotes o piernas femeninas. En las páginas de aquí abajo encontraréis algunos ejemplos muy significativos. Aunque algunas no tienen gran calidad artística, resulta interesante ampliarlas para leer los bocadillos y los textos, que no tienen desperdicio.


























viernes, 3 de octubre de 2025

CLINT EASTWOOD ASOMANDO POR EL AGUJERO DE UN PONCHO

 




Clint Eastwood, un joven californiano de mirada penetrante y parco en gestos hasta el límite de lo inexpresivo, comenzó como actor secundario en series televisivas. Un buen día, atendiendo a la llamada del director italiano Sergio Leone, se vino a España con un poncho mexicano en la maleta, para interpretar a sus órdenes una serie de películas de bajo presupuesto que se rodaron en el desierto de Almería. Leone le dio al western un giro copernicano con aquellas tragedias fronterizas con sabor a polvo, a cigarros apestosos y a sol canicular, y con las magníficas bandas sonoras de Ennio Morricone. Fueron todo un éxito en Italia, España y Francia, y los ecos de aquellos éxitos viajaron hasta Hollywood, donde aquel joven de piel curtida y ojos entornados terminó por hacerse un sitio en la industria participando en filmes bélicos, en western de calidad, y hasta en musicales como La leyenda de la ciudad sin nombre, una auténtica y genial rareza gestada por Joshua Logan. Protagonizó también la serie de filmes de Harry el sucio, inaugurando el subgénero de polis justicieros fascistoides que hicieron furor entre la gente iletrada durante los setenta y los ochenta, tanto en la pantalla grande (Bronson), como en las series televisivas (Norris).

El Clint Eastwood maduro se hizo millonario. Se convirtió en productor de sus propias películas, y hasta realizó alguna afortunada incursión en la dirección, tocando géneros tan dispares como las movie roads o las comedias románticas. Ha sido ya en nuestro siglo XXI el abuelo más talentoso de Hollywood. Ha ganado cinco premios Oscar, y se ha convertido en toda una leyenda. En lo personal, parece que no ganó demasiados amigos. Os dejamos el enlace con un video reportaje que recoge sus aspectos más controvertidos. 

https://www.youtube.com/watch?v=W3JcU-UniqY

Próxima entrega: Jack Nicholson


miércoles, 1 de octubre de 2025

SAN BENITO DE NURSIA, MONAQUISMO Y PROTOFEUDALISMO


 

Benito nació hacia 480 en Nursia, Umbría meridional. Era hijo de una familia de labradores acomodados. Estudió en Roma, y eligió desde muy joven la vida contemplativa y eremítica, un movimiento importado de Oriente, Egipto, Siria y Palestina, donde tiempo atrás habían proliferado los eremitas y los anacoretas. Retirado al campo, a una gruta en las cercanías de Subiaco, realizó algunos milagros notables que recoge la tradición piadosa. Allí resistió toda clase de tentaciones. Se cuenta que tras soñar con una muchacha a la que había conocido en Nursia, para combatir la tentación carnal se arrojó desnudo sobre unas matas de ortigas que inmediatamente se convirtieron en rosas.


La fama de este y otros parecidos prodigios hizo que muchos hombres piadosos llegaran hasta él, deseosos de imitar su ejemplo. Fundó Benito hasta doce monasterios en Subiaco. La dureza de la regla que instauró, no contentó a algunos monjes que incluso intentaron asesinarle, lo que le decidió a abandonar aquellos parajes. En Montecassino, sobre las ruinas de un viejo templo pagano, hizo edificar el que sería el más emblemático monasterio benedictino de Italia. El edificio se levantó venciendo hasta la oposición del mismo demonio, y Benito se instaló en él con sus monjes. Falleció en 543 a consecuencia de unas fiebres. Fue enterrado junto a su hermana Escolástica, a la que siempre estuvo muy unido. Su regla, contenida en setenta y tres capítulos, podría resumirse en la máxima ora et labora, reza y trabaja, que muy pronto se extendió por media Europa y se hizo mundialmente célebre. En la regla benedictina no hay lujos, se pasa frío y hambre, se trabaja incansablemente y se obedece, sobre todo se obedece. A quienes desobedecen está destinado el látigo y otros castigos.


Dejando aparte lo anecdótico, cabe preguntarse por qué un régimen semejante, y una existencia tan austera tuvo entre los cristianos europeos de su época y los decenios posteriores, el atractivo y el tirón que demostró. Más allá de las razones espirituales, nos detendremos un instante en un breve análisis socio-histórico.

Los oscuros años de dominación gótica desde el final del Imperio Romano, habían convertido a Italia y otros territorios de Alemania, Francia y la Gran Bretaña, allí precisamente donde iban a arraigar con mayor fuerza las fundaciones benedictinas, en un auténtico desierto de barbarie. Las sombras de los siglos oscuros se habían extendido, borrando las últimas huellas de una civilización en descomposición. En semejante escenario, el monaquismo inaugurado por San Benito desempeñó un papel decisivo en la vida económica y social de aquella Alta Edad Media. La tierra estaba sumida en el caos. Los ejércitos bárbaros habían arrasado pueblos y ciudades. Los campos quedaron despoblados y los poderes centrales, príncipes y reyes, no estaban en condiciones de hacer valer su autoridad en los diferentes territorios. Ciertos señores periféricos, precursores groseros del feudalismo, se habían transformado en instrumentos de opresión. Para escapar de las violencias y vejaciones, la población se agrupó alrededor de los monasterios, ofreciéndoles su trabajo como siervos a cambio de la protección que les brindaban sus muros.


De esta manera el monaquismo se anticipó algunos siglos al feudalismo. Los grandes conventos se transformaron en ciudades fortificadas, autárquicas, cerradas y aisladas del resto del mundo. En la práctica no había diferencia entre un abad de Montecassino y un duque longobardo. Ambos son señores absolutos, administran justicia, imponen tributos y acuñan moneda. Los monasterios ejercen el poder religioso, el civil y el militar. Sus primitivos colonos se transforman en siervos de la gleba. En sus primeros tiempos sencillamente afrontaron una emergencia. Pero abusaron de sus prerrogativas y acabaron por traicionar el espíritu evangélico que inspiró las fundaciones de San Benito. Con todo, prestaron a la Historia el mejor servicio, asegurando la salvación de la herencia cultural del mundo romano. Las bibliotecas de los grandes conventos benedictinos conservaron y nos legaron los discursos de Cicerón, las odas de Horacio, las crónicas de Tácito, y otras muchas imprescindibles riquezas culturales que de otra manera se habrían perdido irremisiblemente. 

-¿Ese novio tuyo, ya te ha hablado de matrimonio?

-Pues sí, ayer me confesó que tiene mujer y dos hijos.


domingo, 28 de septiembre de 2025

SAFO, LESBOS Y LO LÉSBICO

 


Platón escribió: dicen que hay nueve Musas. ¡Qué desmemoriados! Han olvidado la décima, Safo de Lesbos. Y Solón, ya muy viejo y casi ciego, dijo cuando su sobrino le leyó un poema de Safo: ¡Ahora ya me puedo morir!

Qué podremos decir nosotros, pobres admiradores de aquella edad dorada, de esa mujer fascinante y legendaria que se asomó a la celebridad y a la infamia hace más de dos mil quinientos años. Por lo poco que conocemos de su biografía, nació hacia el 612 a.C. en Ereso, localidad cercana a Mitilene, la capital de la floreciente isla de Lesbos. Sus padres, nobles y ricos, se trasladaron con ella a Mitilene más o menos por la época en que comenzó a gobernar allí el dictador Pítaco, a quien la Historia trata de forma un tanto ambigua, pues se le tacha de tirano a la vez que se le coloca junto al citado Solón en la nómina de los famosos siete sabios de Grecia. En esa dulce Mitilene célebre por sus marinos, sus vinos y sus terremotos, creció y vivió la pequeña Safo, a quien describen como una criatura menuda y frágil, de ojos negrísimos, no precisamente bella, pero sí encantadora.


Siendo ya una reputada poetisa, se le atribuyó un romance con Alceo, también poeta, y no menor, pues sus coetáneos le situaron junto a Homero y Hesíodo, en la cumbre de la poesía. Este Alceo, que inventó una nueva métrica, la alcaica, debía ser un poco petulante y no menos fanfarrón. Parece que organizó diferentes algaradas contra el tirano Pítaco, lo que le costó ser condenado al exilio. Es muy dudoso que Safo, su enamorada, participara en las intrigas conspiratorias de Alceo. No obstante, Pítaco también la desterró primero a la vecina ciudad de Pirra, y más tarde, cuando se extendieron como un reguero de pólvora los rumores sobre ciertas prácticas a las que la poetisa se entregaba con sus jóvenes amigas, el implacable dictador decretó el exilio en Sicilia para Safo. Según ciertos biógrafos, en Sicilia se casó con un comerciante rico, y tuvo una niña que no cambiaría por toda la Lidia y ni siquiera por la adorable Lesbos. Este marido, acaso de conveniencia, la dejó viuda y rica, cumpliendo fielmente con la obligación de los maridos pudientes. Necesito del lujo como del sol, reconoció ella con gran sinceridad, y regresó a Lesbos rica y todavía joven. Allí en su querida y dulce patria, instauró un colegio para muchachas, en el que acogió a las hijas de la mejor sociedad de Mitilene. Ella las llamaba hetairas, término que con el tiempo ha adquirido un matiz algo peyorativo, pero que en época de Safo significaba sencillamente compañeras.


Les enseñaba música, poesía y danza. Pero muy pronto volvieron a reproducirse los pasados rumores acerca de las costumbres de la maestra y de los usos nada ortodoxos de su escuela. El escándalo estalló cuando los padres de Atti, una de las jóvenes hetairas, en realidad la preferida de Safo, llegaron un día y se la llevaron entre improperios. La desdicha de Safo resultó dichosa para la poesía, pues el dolor de la separación inspiró a la poetisa algunos de los mejores versos de la lírica de todos los tiempos. El Adiós a Atti sigue siendo un modelo poético por la extraordinaria sinceridad, la inspiración y la sobriedad de los versos dedicados a su agridulce tormento. Después de la separación y del escándalo, difieren las crónicas. Hay quienes quieren que ya en su edad madura, Safo volvió a amar a los hombres. Una leyenda que recoge Ovidio habla de que perdió la cabeza por cierto marino, y que viéndose rechazada por éste, se suicidó precipitándose desde el peñón de Léucade. Modernamente, se ha reconocido sin embargo, que la protagonista de esta leyenda no fue nuestra Safo, sino una cortesana egipcia famosa por su belleza, que llevaba el mismo nombre. La verdadera Safo debió morir de vieja, y nos dejó esta incomparable reflexión sobre la muerte: Irremediablemente, como la noche estrellada sucede al rosado ocaso, la muerte sigue a la vida, y al final la arrebata.


En cuanto al lesbianismo y lo lésbico, resulta curioso que una sociedad como la griega de aquella edad dorada, tan tolerante con ciertas formas de homosexualidad masculina, que no sólo se permitían, sino que incluso se fomentaban tanto en la milicia como en los gimnasios y otros escenarios deportivos y docentes, fuera tan intransigente con el amor entre mujeres. Acaso sea lícito apreciar en este fenómeno la influencia de la cultura jonia que, procedente del Continente y sus áreas septentrionales, se impuso a la primitiva civilización pelásgica de tradición matrilineal frente al sistema patriarcal adoptado por los invasores. Pero esto quizá sea demasiado suponer. Miro al profe Bigotini para ver qué piensa sobre esta cuestión. Me mira y tuerce el bigote en un gesto característico suyo que lo mismo significa que le parece bien, como quiere decir que ya va siendo hora de cenar. ¡Qué hombre tan enigmático!

Biblioteca Bigotini os brinda el enlace con la edición digital de las poesías de la inmortal Safo de Lesbos:

https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=SafoPoes%25C3%25ADa.pdf 

Huye de la tentación, pero procura hacerlo despacio para que pueda alcanzarte.


viernes, 26 de septiembre de 2025

SEGURIDAD DEL OPERADOR DE GRÚA TORRE

 


Las llamadas grúas-torre se han convertido en elementos imprescindibles tanto en las obras de construcción, como en las más diversas labores de estiba. A pesar de que todas cuentan con importantes medidas de seguridad, se trata de equipos potencialmente peligrosos, y es de vital trascendencia seguir unas normas mínimas que aseguren el correcto funcionamiento y la operatividad de los mismos, sin que ello represente un riesgo para los trabajadores ni para las demás personas que se encuentren o transiten bajo su zona de influencia o sus inmediaciones. Desde nuestro modesto foro (que, como bien sabéis, es también el vuestro, si así gustáis), queremos ofrecer una brevísima guía de seguridad donde se recojan las principales medidas preventivas a seguir cuando se opera con estos equipos de elevación.

Guía de Seguridad

Antes de iniciar el funcionamiento:

El gruista debe probar el buen funcionamiento de todos los movimientos y de los dispositivos de seguridad. Previamente se deben poner a cero todos los mandos que no lo estuvieran.


Durante el funcionamiento:

El gruista debe saber que no se han de utilizar las contramarchas para el frenado de la maniobra. Para que el cable esté siempre tensado se recomienda no dejar caer el gancho al suelo. El conductor de la grúa no puede abandonar el puesto de mando mientras penda una carga del gancho. En los relevos debe el gruista saliente indicar sus impresiones al entrante sobre el estado de la grúa y anotarlo en un libro de incidencias que se guardará en la obra. Los mandos han de manejarse teniendo en cuenta los efectos de inercia, de modo que los movimientos de elevación, traslación y giro cesen sin sacudidas. Si estando izando una carga se produce una perturbación en la maniobra de la grúa, se pondrá inmediatamente a cero el mando del mecanismo de elevación. Los interruptores y mandos no deben sujetarse jamás con cuñas o ataduras. Sólo se deben utilizar los aparatos de mando previstos para este fin.

Se prohibirá arrancar con la grúa objetos fijos. El conductor debe observar la carga durante la traslación. Dará señales de aviso antes de iniciar cualquier movimiento.

Se debe evitar dentro de lo posible que la carga vuele por encima de las personas. Estará totalmente prohibido subir personas con la grúa así como hacer pruebas de sobrecarga a base de personas.
Existirá un libro de obligaciones del gruista a pie de obra.
 

Obligaciones diarias del gruista:

Comprobar el funcionamiento de los frenos.

Observar la normalidad de funcionamiento de la grúa, si se perciben ruidos o calentamientos anormales.

Verificar el comportamiento del lastre.

Colocar la carga de nivelación para evitar que el cable de elevación quede destensado y enrolle mal en el tambor de elevación.

Al terminar el trabajo, subir el gancho hasta el carrito, amarrar la grúa a los carriles, dejar la pluma en dirección al viento con el freno desenclavado, y cortar la corriente.

Obligaciones semanales del gruista:

Reapretar todos los tornillos y principalmente los de la torre, pluma y corona giratoria.

Verificar la tensión del cable del carro, así como el cable de carga y su engrase.

Comprobar el buen funcionamiento del pestillo de seguridad del gancho.

Se deben probar las protecciones contra sobrecargas, interruptores fin de carrera, mecanismo de elevación, izado y descenso de la pluma, y traslación en dos movimientos.

Comprobar tramos de vía.

Vigilar las partes sujetas a desgaste, como cojinetes, superficies de los rodillos, engranajes, zapatas de freno, etc., debiendo avisar para su cambio caso de ser necesario. 

Homer Simpson: -Vamos nenita, colócate aquí, en la fila de las nenitas.

Ralf Wiggum: -¡Pero si soy un chico!

Homer Simpson: -Así me gusta, cariño, nunca te des por vencida.

lunes, 22 de septiembre de 2025

PROTOTAXIS, EL PRIMER PASO HACIA LA SIMBIOSIS

 


El concepto de simbiosis como asociación biológica entre varios organismos vivos, es ampliamente conocido. Cabría preguntarse por qué se han producido y siguen produciéndose en la naturaleza las asociaciones simbióticas que conocemos y no otras diferentes. Por qué entre las innumerables especies de bacterias existentes en nuestro planeta, asociamos a nuestras digestiones en el interior de nuestro intestino a determinadas estirpes bacterianas y no a otras, es asunto que ha sido objeto de estudio por parte de biólogos y evolucionistas, y que bien merece una reflexión. Siguiendo a Lynn Margulis y a Dorion Sagan en su obra de divulgación Captando genomas (Ed. Kairós, Barcelona, 2003), los socios simbióticos se integran a diferentes niveles. El primero y el más superficial de ellos consiste en el comportamiento. Para que cualquier asociación permanente pueda iniciarse, es indispensable que ambos candidatos potenciales se encuentren en el mismo lugar al mismo tiempo.


Algunas asociaciones simbióticas estables están integradas únicamente al nivel del comportamiento. No obstante, otras muchas alcanzan niveles de integración más íntimos, yendo de lo conductual a lo metabólico. Frecuentemente, el producto metabólico, el exudado o el residuo de uno de los miembros de la asociación se convierte en alimento para el otro. Pero, ¿cómo y por qué mecanismos se inicia esa relación? Wallin desarrolló la teoría de la prototaxis para responder a la pregunta de cómo estas simbiosis íntimamente integradas pudieron llegar a iniciarse. Se percató de que todos los organismos son producto de su historia altamente específica. La prototaxis, según Wallin, precede a la simbiosis en cualquier asociación de varios tipos de vida. El término prototaxis define la tendencia innata de una clase de célula u organismo a responder de un modo específico a otra clase de organismo.


Los ejemplos incluyen la tendencia del ratón a huir del gato, del tiburón a tragarse el pez, del conejo a comer lechuga o de la mosca a poner sus huevos en el tejido muscular sanguinolento de una pieza de caza recién abatida. Como puede verse por estos ejemplos, la prototaxis puede ser tanto positiva como negativa, tanto asociativa como disociativa. Lo sabemos por experiencia propia. Instintivamente huimos del enjambre de abejas o nadamos hacia el macizo de lirios acuáticos. La prototaxis está en el inicio de cualquier caso de simbiogénesis.

La fotosíntesis, el fenómeno químico natural que transforma la luz solar y el dióxido de carbono del aire en energía y alimento, es enteramente bacteriana. Todos los organismos fotosintéticos, ya sean bacterias o descendientes de bacterias, extraen compuestos orgánicos a partir del botín de luz cosechada. El comportamiento prototáctico de numerosas formas de vida no fotosintéticas hacia los fotosintetizadores resulta fácilmente comprensible. La motilidad, ya sea nadando, gateando, resbalando o arrastrándose, sirve para garantizar que los seres hambrientos, incapaces de realizar por sí mismos la fotosíntesis, accedan a las zonas bien soleadas imperativas para los organismos fotosintetizadores.


La tendencia prototáctica de los heterótrofos a absorber los productos de la fotosíntesis, o bien a ingerir a los propios organismos fotosintetizadores, ha conducido a la explosión de prósperas comunidades de comedores en las zonas soleadas de las superficies de agua dulce y salada. Los organismos secundariamente fotosintéticos (aquellos que adquirieron la fotosíntesis por haber ingerido bacterias adecuadas sin lograr sin embargo digerirlas) incluyen a la totalidad de los eucariotas fotosintéticos. Ningún alga o planta evolucionó nunca la fotosíntesis por sí sola. Todas comparten algún antepasado reciente o remoto, que ingirió pero que no digirió algún fotosintetizador bacteriano verde, rojo o verdeazulado. En este caso, la prototaxis es la tendencia hacia el hambre por parte del comedor y hacia la resistencia a la digestión por la del comido. El hambre y la resistencia a ser digerido han conducido una y otra vez, a organismos fotosintéticos pigmentados permanentes: algas, líquenes, plantas, lombrices verdes, corales marrones, hidras verdes y bivalvos gigantes cuyas inmensas cáscaras permanecen abiertas para enfocar la luz hacia los cloroplastos de sus algas simbióticas, constituyen tan sólo unos pocos de los muchos ejemplos de los que depende nuestra vida.

Las prototaxis, estas tendencias orgánicas, pueden constituir las versiones iniciales de esa clase de propósito que, en nuestro propio caso, denominamos elección consciente. Sin embargo, todos los seres tienen una relación con el tiempo más compleja que la simple duración: están orientados por sus acciones asociativas o disociativas, hacia las consecuencias futuras.

Yo no soy vegetariano, pero me gusta comer animales que sí lo son.