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sábado, 29 de mayo de 2021

JANET LEIGH, LA CHICA A LA QUE NADIE HACÍA CASO

 



Salvo por la coincidencia de apellidos, esta californiana no tenía nada que ver con Vivien Leigh, aquella inglesa estirada y antipática. Al contrario, Janet Leigh era una muchacha jovial, siempre sonriente y con un acusado sentido del humor. Como actriz nunca llegó a pasar el corte que separaba a las grandes divas de las actrices del montón. A pesar de sus limitaciones, actuó en más de medio centenar de películas, fue dirigida por algunos de los principales cineastas de Hollywood, se casó con Tony Curtis que fue el amor de su vida, y tuvo con él dos hijas tan simpáticas y bien humoradas como su madre.

Por lo demás, nadie parecía hacer demasiado caso a la buena de Janet. En Los vikingos, un entretenimiento de aventuras que dirigió Richard Fleischer para la United en 1958, y que resultó un gran éxito en las taquillas, estuvo espléndida, pero a pesar de eso la atención del público se centró en Kirk Douglas y Tony Curtis que mantenían durante la película una especie de tensión sexual no resuelta. Tuvo que ser dos años más tarde, en Psicosis, cuando por fin el público de todo el mundo permaneciera sin quitar ojo de aquella sórdida ducha, de la sombra del cuchillo tras la cortina de baño y de Janet Leigh desangrándose empapada en aquella antológica escena de Hitchcock, toda una lección de montaje en apenas un minuto. Su cortísimo papel le valió un Oscar de la Academia, único galardón importante de su dilatada carrera.

Hoy en Bigotini, como modesto tributo a su recuerdo, os proponemos visionar un breve montaje de música e imágenes con Janet Leigh como protagonista. Clic en el enlace y que os aproveche. 

https://www.youtube.com/watch?v=xQ83--BrKmw 

Próxima entrega: Tony Curtis


martes, 25 de mayo de 2021

LA PRIMERA GUERRA PÚNICA. CUANDO ROMA DESCUBRIÓ EL MAR

 


Antes de iniciarse las hostilidades con Cartago, la Roma republicana era una nación rural cuyos habitantes, sin apenas excepciones, vivían de espaldas al mar. Los romanos de entonces eran por completo ajenos a  las disputas marítimas entre griegos y fenicios que se dirimieron en el Mediterráneo oriental y terminaron con el triunfo de los primeros. Acaso los romanos sólo se dieron cuenta de que un creciente número de helenos comenzaron a fundar colonias en las costas meridionales y en Sicilia. Florecieron asentamientos griegos en la Magna Grecia, Catania, Siracusa, Heracles, Crotona, Mesina, Síbari, Reggio, Naxos… Mientras, en el extremo occidental, Cartago, la joven heredera de Fenicia, señoreaba la costa norteafricana, el sureste de la península Ibérica hasta Portugal, Córcega, Cerdeña y el sur de Francia.

En cuanto a Sicilia, la parte oriental era griega y la occidental cartaginesa. En la isla se vivía un continuo estado de tensiones y guerra fría no exenta sin embargo, de frecuentes escaramuzas bélicas. Es difícil saber si Roma fue realmente consciente de dónde se metía cuando aceptó la oferta de los mamertinos. Estos mamertinos, que adoptaron el nombre (hijos de Marte) con notable desparpajo, eran una banda de mercenarios, mezcla de itálicos, griegos renegados y delincuentes desterrados de Cartago, que comandaba un tal Agatocles de Siracusa, una especie de capitán pirata. Sus muchachos asaltaron Mesina, la saquearon y se instalaron en el estrecho ejerciendo la rapiña sobre cualquier navío que se aventurara en aquellas aguas. Hicieron de las suyas durante veinte años, hasta que Hierón, el arconte de Siracusa, se dispuso a poner orden en la región y acabar con su reino de terror.


Los mamertinos pidieron ayuda a Cartago que mandó un ejército a ocupar la ciudad. Claro que con sus protectores cartagineses en casa, no podían seguir ejerciendo la piratería, así que ateniéndose a la máxima de que un clavo saca otro clavo, llamaron en su auxilio a los romanos. Corría el año de 264 a.C. y los romanos, a pesar de su nula experiencia marítima, soñaban con las riquezas de Sicilia, algo así como Eldorado de su tiempo. Los senadores, patricios que en su mayoría vivían de la agricultura, se opusieron a la aventura. Pero la decisión final estuvo reservada a la Asamblea Centuriada, y en ella tenían mayor peso los équites o caballeros, entre los que predominaban las clases industriales y mercantiles, patriotas que sacaban pecho enarbolando los estandartes, porque siempre habían sacado tajada en las guerras. De manera que Roma decidió aceptar la oferta de los mamertinos, y encomendó la empresa al cónsul Apio Claudio.

Los romanos entraron por sorpresa en Mesina e hicieron prisionero a Annón, el general cartaginés que la gobernaba. Volvió derrotado a Cartago donde fue crucificado. Los cartagineses armaron en tiempo record un ejército, al frente del cual colocaron a otro general con el mismo nombre de Annón. Se ve que debía ser un nombre muy común.

El nuevo Annón desembarcó en Sicilia y estableció alianza con Hierón de Siracusa, pues al parecer, los griegos preferían unirse a los viejos enemigos antes que soportar a aquellos advenedizos romanos. Después de diversas alternativas en las que se hicieron y se deshicieron alianzas, Apio Claudio terminó cediendo al griego Hierón, Mesina y el dominio del estrecho, a cambio del derecho de sitiar Agrigento que estaba en manos cartaginesas, y era la llave para hacerse con la mitad occidental de la isla.


Los cartagineses armaron un segundo ejército al mando de Amílcar, otro que no tenía nada que ver con el famoso padre de Aníbal, pero está claro que la escasez de nombres en Cartago era alarmante. Este Amílcar supuso con razón que para cuando llegara, los romanos ya se habrían hecho fuertes en la Sicilia occidental, y que difícilmente podría derrotarlos en tierra. Así que, confiando en su poderío marítimo, marchó con una flota de ciento tres naves sobre la propia Roma. Y es en este punto donde se produjo el milagro, pues los romanos demostraron gran aplicación al construir partiendo prácticamente de cero, una escuadra de ciento veinte trirremes al mando del cónsul Atilio Régulo. Demostraron también un singular ingenio al dotar muchas de aquellas naves con un artilugio novedoso al que llamaron corvus, cuervo, consistente en una larga pasarela plegable que permitía abordar los navíos enemigos al tiempo que les impedía maniobrar.


A las primeras naves romanas les sucedieron otras que no cesaban de salir de sus astilleros. En total una flota de trescientos treinta navíos con ciento cincuenta mil hombres. Cartago puso en pie otra flota muy similar al mando de Amílcar. La primera gran batalla de aquella Primera Guerra Púnica se libró frente a las costas de Marsala. Cartago perdió treinta naves. Roma veinticuatro, casi un empate, pero Régulo pudo desembarcar en África, en el cabo Bon, desde el que amenazaba con su ejército a la cercana Cartago, por lo que cabe adjudicarle la victoria. Con ayuda de muchos númidas sublevados, Régulo se plantó a escasos treinta kilómetros de Cartago, proponiendo a sus dirigentes unas duras condiciones de rendición.

Los cartagineses, perdida la confianza en sus propios generales, confiaron el mando a Xantipo, un griego de Esparta. En aquel tiempo los espartanos eran en la guerra algo así como serían los prusianos en el siglo XX. Xantipo reorganizó el ejército cartaginés con mano de hierro, haciendo crucificar a unos cuantos, incrementando la caballería de la que no disponían los romanos desembarcados, e incorporando los elefantes, que mucho después iban a resultar decisivos en la época de Aníbal.


La segunda gran batalla, esta vez terrestre, tuvo lugar cerca de Túnez en 255. Régulo fue hecho prisionero. Sólo sobrevivieron unos dos mil romanos.

Cinco años necesitó Roma para rehacerse de aquella derrota. En aquel periodo se sucedieron las escaramuzas marítimas que en general, fueron favorables a los cartagineses, hasta que en una de ellas su general Asdrúbal, en una tentativa de recuperar Palermo, fue derrotado dejando veinte mil hombres en el campo.

Se reanudó la guerra, y al frente de los cartagineses apareció Amílcar Barca, esta vez sí, el padre de Aníbal, que logró una larga serie de victorias parciales hasta ser derrotado por el cónsul Lutacio Cátulo que le infligió un severo correctivo otra vez en el mar y contra todo pronóstico, pues las naves cartaginesas doblaban en número a las romanas. Cátulo concedió a Amílcar el honor de las armas, y Roma, contra la opinión de algunos belicistas que exigían continuar la guerra hasta la rendición incondicional del enemigo, propuso a Cartago unas condiciones razonables que fueron aceptadas: el abandono de Sicilia, la restitución de los prisioneros y el pago de tres mil doscientos talentos en diez años.

Así concluyó una guerra, la Primera Guerra Púnica, que se había prolongado durante veinticinco años, del 265 al 241. Las dos partes sabían que se trataba sólo de una tregua. En Cartago el hijo de Amílcar Barca, el joven Aníbal, estaba deseando vengar la derrota de su padre y de su patria. Dejemos por ahora que el viejo profe Bigotini descanse. Ocasión habrá de que continúe con el relato.

-Doctor, siempre estoy deseando lo que no tengo, y cuando lo consigo, ya no me interesa. ¿Qué puede ser este trastorno?

-Seguramente que es usted gilipollas.

-¿Pero, no podría tratarse de algún trauma infantil no superado?

-Bueno…, podría ser. Pero me inclino más por mantener mi primer diagnóstico.


viernes, 21 de mayo de 2021

CATHERINE CROWE. CUENTOS DE FANTASMAS

 


Catherine Ann Stevens nació en 1803 en Borough Green, Kent. Se educó en la casa paterna, pasando la mayor parte de su infancia en Kent. Se casó con un oficial del ejército, el mayor John Crowe, de quien adquirió el apellido con el que firmó toda su obra como Catherine Crowe. Tuvieron un hijo, John William, nacido en 1823, pero el matrimonio no fue feliz. Catherine fue una mujer maltratada en una época en que ciertos infiernos domésticos se consideraban asuntos privados en los que no había que inmiscuirse. Se sabe que en 1828 pidió ayuda a la familia de un amigo, Sydney Smith en Clifton, Bristol, que la acogió durante algún tiempo. Las noticias sobre los siguientes años son confusas, pero en 1838 se separó de su esposo, que vivía en Edimburgo, y conoció a varios escritores, como Thomas de Quincey, y en Londres, a Harriet Martineau y a William Thackeray. Sydney Smith también fue un estímulo para su carrera literaria. Tuvo en sus inicios un gran éxito de ventas, que disminuyó un poco a fines de la década de 1850, lo que la decidió a vender sus derechos de autor en 1861. A partir de 1852, vivió principalmente en Londres y eventualmente viajó a algunas ciudades europeas. Se mudó definitivamente a Folkestone en 1871, donde falleció en 1876.


Las dos obras dramáticas más célebres de Crowe fueron la tragedia en verso Aristodemus (1838) y el melodrama The Cruel Kindness (1853), inspirados en hechos históricos paralelos a sus propios problemas familiares. Se estrenaron en Londres con notable éxito. El libro que consagró a Crowe como novelista fue Las aventuras de Susan Hopley (1841). Le siguieron Hombres y mujeres (1844), La historia de Lily Dawson (1847), Las aventuras de una mujer hermosa (1852) y Linny Lockwood (1854). Aunque se desarrollaron en el ambiente de la clase media, tenían tramas complicadas y sensacionales, al tiempo que incidían en las dificultades de las mujeres victorianas recluidas y maltratadas por determinados maridos indeseables. Estos temas fueron retomados por varias escritoras que le sucedieron, y recopilados años después en una antología sobre mujeres novelistas del periodo victoriano (1897). Susan Hopley fue reimpresa muchas veces, y perdidos los derechos de autor, dramatizada burdamente y convertida en una colección de publicaciones baratas y en obra teatral: Susan Hopley o las vicisitudes de una criada, que se estrenó en el Royal Victoria Theatre en 1841, y se convirtió en un éxito de larga duración. En 1849, se había representado 343 veces.


En sus últimos años Catherine Crowe recurrió cada vez más a temas sobrenaturales, inspirados en escritores alemanes y clásicos del Romanticismo. Su colección The Night-side of Nature (1848) se convirtió en su obra más popular. Se tradujo al alemán y al francés, y se dice que influyó notablemente en Baudelaire. La inmersión de la escritora en la novela gótica y en argumentos sobrenaturales llegó a una culminación extraña en febrero de 1854, cuando fue descubierta desnuda en Edimburgo una noche, convencida de que los espíritus la habían vuelto invisible. Fue tratada como enferma mental, recuperándose al parecer en unos meses.

También se deben a su pluma una serie de libros para niños, incluidas versiones de La cabaña del tío Tom adaptada para jóvenes lectores (1848), La ​​historia de Arthur Hunter y su primer chelín (1861) y Las aventuras de un mono (1862).

De nuestra poco convencional Biblioteca Bigotini extraemos hoy el micro relato titulado El crimen invisible, claro ejemplo del estilo personalísimo de su autora. Haced clic en el enlace y saboread el aroma de su prosa.

https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=El+crimen+invisible.pdf

El fantasma retrocedió profiriendo gritos de amenaza, y hundiéndose en la pared, desapareció. Catherine Crowe. Cuentos de fantasmas.


martes, 18 de mayo de 2021

LUNARES Y NEVUS PIGMENTARIOS. RIESGO A FLOR DE PIEL

 


La melanina es un pigmento oscuro que se halla en la mayoría de los animales. En los humanos, en contra de lo que generalmente se supone, la melanina no sólo está presente en la piel. Encontramos también el pigmento en el pelo, el epitelio que rodea a la retina del ojo, y en algunos otros lugares insospechados, tales como el oído interno, la glándula suprarrenal, la medula espinal y la llamada substantia nigra del cerebro. La cantidad de melanina y su distribución, resultan determinantes en el color de nuestra piel. Convencionalmente las personas suelen clasificarse en seis grupos, según su pigmentación. Estos grupos se llaman fototipos, y son los siguientes:




Los lunares o nevus pigmentarios son proliferaciones de células melánicas en la piel o las mucosas, que originan manchas coloreadas, generalmente oscuras, pardas o negras. Pueden ser congénitos o adquiridos.

Los nevus congénitos son manchas que aparecen desde el nacimiento o a los pocos días de vida. En muchos lugares se conocen popularmente como ‘antojos’. Pueden ser múltiples o agruparse formando manchas a veces de gran tamaño. En ocasiones adoptan formas caprichosas, pueden tener gran volumen o cierta elevación. Algunos presentan pelos en su superficie. Los bordes están bien definidos y su color es muy variable, desde el rosa pálido al negro más intenso. Se subclasifican en pequeños, medianos y grandes (a partir de 10 cm.). Los nevus congénitos tienen mayor riesgo de malignización que los adquiridos. En función de dicho riesgo y del problema estético que generen, se planteará su extirpación quirúrgica.


Los nevus adquiridos aparecen a lo largo de la vida. Son muy frecuentes, sobre todo en las personas de piel más clara (fototipos 1, 2 y 3). Suelen ser pequeños, generalmente menores de 8 mm., de color pardo oscuro o negro. Comúnmente son redondeados, planos o cupuliformes y lisos, aunque en ocasiones tienen un aspecto vegetante o verrucoso. A veces están provistos de pelos. En algún caso van perdiendo intensidad de color, simulando lesiones fibromatosas o descamativas. Rara vez degeneran, pero no conviene exponerlos al sol, quemarlos con ácidos ni someterlos a traumatismos repetidos.

En los últimos tiempos se ha observado cada vez con mayor frecuencia que ciertos melanomas (tumores malignos con gran riesgo de metástasis) se originan a partir de algún tipo de nevus. Por eso es fundamental conocer el riesgo de malignización que tienen estas lesiones. Sin duda el mayor factor de riesgo es la irradiación solar, sobre todo en personas de piel y ojos claros (fototipos 1, 2 y 3) o con historia familiar de melanomas. Las personas de piel clara que han sufrido quemaduras cutáneas anteriormente, las que tienen nevus de gran tamaño desde la infancia o las que presentan nevus displásicos, son las principales candidatas a padecer carcinomas cutáneos.



Cada vez se constata más la relación de exposición prolongada al sol y quemaduras solares en la niñez, con la presentación de carcinomas cutáneos en la vida adulta. Por eso es muy importante proteger del sol especialmente a los niños, y mucho más en los fototipos de piel clara. Conviene señalar que, aunque raros, se han detectado casos de carcinomas cutáneos incluso en personas de piel muy oscura y raza negra (fototipos 5 y 6).

Para prevenir la aparición de nevus no se conoce la existencia de ningún método. Sin embargo, una vez que han aparecido los nevus, sí es posible prevenir su transformación en melanomas. Lo primero, naturalmente, es evitar la exposición prolongada al sol, o hacerlo protegiéndose con filtros solares con un factor de protección elevado (véase nuestro post sobre radiaciones solares). También es muy importante el diagnóstico precoz de las lesiones. Aconsejamos vigilar periódicamente los nevus, lunares y pecas, fijándonos muy bien en sus tamaños, formas, colores y características. Se debe consultar con el dermatólogo siempre que en un lunar exista:

  • Modificación rápida del tamaño, la forma o la coloración.
  • Brote de manchas oscuras o pequeños nódulos cercanos al nevus.
  • Bordes inflamados o abultados.
  • Erosión, costras, sangrado o ulceraciones.
  • Dolor o picor intenso.
  • Inflamación de los ganglios próximos.

Cualquiera de los supuestos anteriores será motivo suficiente para consultar. Recordad que el ‘agujero’ en la capa de ozono atmosférica afecta de forma notable a la intensidad de la irradiación solar. La frecuencia de aparición de melanomas va en aumento. Yo, que tengo muchas horas de vuelo, se por experiencia que el lugar más agradable, fresco y seguro de cualquier playa paradisiaca es el chiringuito o el bar más cercano.

Las dos palabras más bellas de nuestro idioma no son ‘te quiero’, sino ‘es benigno’.  Woody Allen.


sábado, 15 de mayo de 2021

DIOFANTO DE ALEJANDRIA Y SU ACERTIJO DE ULTRATUMBA

 


Diofanto, llamado en griego Diophantos ho Alexandreus, nació y vivió en la Alejandría de la mítica Biblioteca. Sus esfuerzos se centraron específicamente en la matemática, siendo uno de los varios sabios de la antigüedad a quien se considera padre del álgebra. Si se trata del mismo Diofanto de Alejandría que aparece citado en los comentarios de Hipatia, tuvo que vivir antes del siglo V de nuestra era. Unos sitúan su nacimiento a comienzos del siglo III, mientras que otros se inclinan por hacerlo contemporáneo del emperador Juliano, hacia la mitad del siglo IV.

Su principal obra fue la Arithmetica. Al parecer constaba originalmente de trece libros de los que solo han llegado hasta nosotros los seis primeros. Aun estos permanecieron perdidos hasta 1575, fecha en que, a partir de los manuscritos hallados en la universidad de Wittenberg, Guillelmus Xylander los dio a la imprenta, añadiendo de su cosecha propia un extenso capítulo sobre números poligonales.

El resto de los escritos perdidos se buscaron exhaustivamente por los bibliófilos de todo el mundo, sin el menor resultado positivo. Todo parece indicar que la pérdida debió producirse tempranamente, puesto que los traductores y comentaristas árabes que en época medieval tuvieron mayor acceso que los cristianos a los originales clásicos, tampoco citan ni hacen referencia alguna a ellos. En 1621 Bachet de Méziriac publicó una edición comentada, que se toma como referencia por los especialistas, si bien la edición más valiosa del Diofanto es sin duda la que en 1670 realizó el hijo del célebre matemático Pierre Fermat, pues incluía los comentarios y anotaciones que su padre había escrito en los márgenes de uno de los ejemplares de Bachet.

Realmente la obra original de Diofanto de Alejandría, más que un tratado teórico, es una colección de problemas. Introduce en ellos las llamadas ecuaciones diofánticas, con variables que tienen un valor racional. Aparte de su valor científico intrínseco, la Arithmetica de Diofanto introdujo también muchos símbolos de notación matemática que constituyeron importantes novedades en su momento: el símbolo de la variable desconocida, las abreviaturas para las potencias (cuadrado, cubo, etc), o el signo de la sustracción. Muchos de estos símbolos han seguido empleándose hasta la actualidad o hasta tiempos recientes.

Pero lo que acaso ha hecho más célebre a Diofanto ha sido la inscripción funeraria o epitafio supuestamente grabado en su tumba, y conservado en la Antología griega. Se trata de un verdadero acertijo matemático, y dice así:

Caminante, estás ante la tumba del alejandrino Diofanto. Si quieres averiguar la duración de su vida, has de saber que su niñez ocupó la sexta parte de su existencia. Durante la duodécima parte el vello cubrió sus mejillas. Una séptima parte transcurrió antes de tomar esposa. Cinco años después tuvo un hijo que pereció de desgraciada muerte al alcanzar la mitad de la edad de su padre. Aun le sobrevivió este, llorándole, durante cuatro años más. De todos estos datos podrás deducir su edad.

La inscripción puede expresarse mediante la siguiente fórmula:


Podéis comprobar que según la ecuación, Diofanto de Alejandría falleció a la provecta edad de 84 años, que para aquel tiempo era bastante avanzada. Posiblemente se trate del único dato acerca del bueno de Diofanto, del que podemos afirmar que estamos razonablemente seguros. El resto de su biografía y de su obra permanecen ocultos tras la densa e insondable niebla del misterio.

Sólo aspiro a alcanzar algún día la edad que aparento. El profesor Bigotini.

 


martes, 11 de mayo de 2021

E. SEGAR Y POPEYE: TUYOS HASTA LAS CENIZAS

 


Elzie Crisler Segar, que firmó sus trabajos como E. Segar o simplemente Segar, nació en Chester, Illinois, en 1894. Comenzó de muchacho ayudando a su padre en las reformas a las que se dedicaba. Como aficionado a tocar la batería, se inició también en la música tocando en diferentes bandas. Una de ellas solía actuar en las salas de cine amenizando las películas mudas. También trabajó en ocasiones como proyectista, y fue en la oscuridad de aquellas salas donde el joven Segar descubrió su vocación por el dibujo.

Entusiasta de las películas de Chaplin, realizó numerosas ilustraciones y caricaturas de su ídolo. Outcault, el autor del célebre Yelow Kid, vio sus dibujos y le animó a enviarlos a la prensa, así que en 1916 aparecieron en el Chicago Herald sus primeras tiras cómicas tituladas Charlie Chaplin’s Comic Capers. Muy pronto se fijaron en su trabajo los directivos del poderoso King Features Syndicate, propiedad del magnate de la prensa William Randolph Hearst, y lo ficharon para la compañía. En su nueva posición de artista privilegiado, publicó sus tiras en el New York Journal. Las primeras, en 1926, estuvieron protagonizadas por Sappo.

Paralelamente Segar dibujó la serie titulada Timble Theatre, que protagonizaba un personaje femenino: Olive Oil (aceite de oliva), señorita delgadísima y algo remilgada a la que acompañaban su hermano, Castor Oil (aceite de castor) y su primer novio, Ham Gravy (salsa de jamón). En 1929 apareció en la serie un nuevo personaje: Popeye the saylor, Popeye el marino o simplemente Popeye, que sustituyó al pusilánime Ham Gravy en el corazón de Oliva, y se convirtió en un éxito inmediato no sólo en América, sino a nivel mundial. Segar solía firmar sus páginas añadiendo a su apellido una colilla de cigarro, porque la pronunciación segar/cigar resulta en inglés prácticamente idéntica. También en ocasiones añadió a su firma la frase yours to the last ash, tuyo hasta las cenizas, un epitafio bastante popular y repetido en las lápidas de los cementerios.

Segar tuvo siempre una delicada salud y falleció prematuramente en 1938 cuando sólo tenía 43 años. Le sucedió en la serie su ayudante, Bud Sagendorf, un excelente ilustrador que siguió dibujando las aventuras de Popeye durante décadas, y participó en la incorporación del personaje al cine de animación. Sin embargo, Segar dejó bien sentadas las bases de la serie, la personalidad bravucona y explosiva de su protagonista, secundarios magníficos como su amigo Wimpy, (Pilón), un tragaldabas incorregible, la bruja o el pequeño Cocoliso, y hasta el malvado Brutus, eterno rival de Popeye por conseguir los favores de Oliva. Únicamente cabe atribuir a Sagendorf el importante detalle de las espinacas, una aportación promovida y retribuida por la industria alimentaria americana durante unos años en los que hubo excedentes del producto.

En nuestro recorrido por el mundo del Cómic y la Ilustración no podía faltar el genio creador de E. Segar, el orgulloso padre del inmortal Popeye. Os dejamos unas cuantas de sus páginas como homenaje a su recuerdo.























sábado, 8 de mayo de 2021

SUSAN HAYWARD EN HOLLYWOOD-BABILONIA

 



Susan Hayward era una chica de Brooklyn sin estudios y sin protectores que la apadrinaran. Siendo casi una niña comprendió que sólo se tenía a sí misma, y en aquella jungla neoyorquina empezó sacando partido a su físico, presentándose a todos los concursos de belleza y acostándose con quien hiciera falta, y no sólo hombres, como ella misma admitió años más tarde. Consiguió así iniciar una carrera de modelo que pronto la condujo a Hollywood, otra Babilonia californiana no muy diferente de su Brooklyn natal. Allí, después de hacer algunos pequeños papeles sin demasiado relieve, se presentó al casting organizado para elegir a la intérprete de Scarlett O’Hara en Lo que el viento se llevó. Los productores la encontraron demasiado joven y demasiado vulgar para el papel. Sin embargo, la prueba había sido vista por media industria, así que en aquel mismo año de 1939 Susan apareció en las carteleras junto a Gary Cooper como coprotagonista de Beau Geste, adaptación cinematográfica de la célebre novela de aventuras.

A partir de entonces su carrera fue meteórica. Dotada de forma natural para el melodrama, Susan Hayward protagonizó sucesivamente grandes éxitos de taquilla, actuando junto a los galanes más cotizados de los cuarenta y los cincuenta. Actriz de formación autodidacta, logró el reconocimiento del público y de la crítica, y hasta obtuvo un Oscar de la Academia por su formidable trabajo en Quiero vivir, excepcional melodrama dirigido por Robert Wise en 1958. Su vida personal discurrió siempre por derroteros escandalosos en aquel Hollywood-Babilonia en que reinó durante un par de escandalosas décadas.

Os brindamos (clic en el enlace) la versión original de Tulsa, un western de 1949 en el que la Hayward se mostró en pleno apogeo de su belleza. Disfrutadla. 

https://www.youtube.com/watch?v=NXR0G6CC4jg

Próxima entrega: Janet Leigh