Los
ábacos actuales que pueden encontrarse en jugueterías, destinados a los niños
para iniciarse en el cálculo, hunden sus raíces en la antigüedad más remota. De
alrededor del año 300 a.C. data la llamada tablilla de Salamis, la más antigua
conocida usada ya por los babilonios, aunque parece probable que existieran
precedentes todavía no hallados. De madera, metal o piedra, estas tablillas
constaban de líneas o de ranuras a lo largo de las cuales se iban desplazando
piedrecitas o pequeñas cuentas.
Aproximadamente
hacia el año 1000 los aztecas utilizaban el nepohualtzitzin,
instrumento conocido como “la calculadora azteca”. Se trata de un mecanismo ya
muy similar al ábaco con unos granos de maíz situados en unos casilleros de
madera para facilitar la realización de operaciones.
Los ábacos tal como los conocemos en la actualidad, con cuentas que se desplazan a lo largo de unos alambres, se utilizaban ya en China hacia 1200, donde se conocían como sua-pan.
Bastante
similar al chino es el ábaco japonés, llamado soroban. Con él pueden
realizarse gran variedad de operaciones. Aunque el ábaco sea generalmente
utilizado para hacer sumas y restas rápidas, el usuario experimentado puede
multiplicar, dividir y calcular raíces cuadradas en unos pocos segundos. En
1946 tuvo lugar en Tokio una prueba de velocidad de cálculo entre un experto
del soroban japonés y otro que
manejaba una de las primeras calculadoras eléctricas que apareció en el
mercado. El soroban ganó con
diferencia.
Podemos
considerar al ábaco como el primer antecedente manual de las computadoras. Es
el antepasado del ordenador, una herramienta que permite realizar cálculos
rápidos en la ingeniería o el comercio. Todavía se utilizan con gran frecuencia
los ábacos en China, Japón, en muchos lugares de la antigua Unión Soviética, y
en muchas partes de África. Con ligeras variaciones en el diseño, los usan
también las personas ciegas.
En
2005 los lectores de la prestigiosa revista Forbes participaron en una votación
para elegir las herramientas más importantes de todos los tiempos atendiendo a
su impacto sobre las sociedades humanas. El ábaco fue considerada la segunda
herramienta más importante, tan sólo por detrás del cuchillo y por delante de
la brújula. En casa Bigotini, aun reconociendo la gran importancia de las
herramientas elegidas por Forbes, y por supuesto, del ábaco, nos quedamos con
otros tres inventos cruciales que además comparten un único e insuperable
diseño: la rueda, la tortilla de patatas y el disco de vinilo.
Existe un mundo mejor, pero debe ser demasiado caro.