Translate

martes, 12 de mayo de 2020

HEMBRAS AGRESIVAS Y MACHOS ATRACTIVOS



En la mayoría de las especies las hembras son demasiado sensatas como para pelearse unas con otras. Ya hemos visto en entregas anteriores que semejantes comportamientos agresivos suelen ser más propios de los machos. Los pocos casos de lucha entre hembras, por lo general no se producen por un macho, sino por motivos de mayor peso, como nidos, alimentos o territorios de caza.
Una de las escasas excepciones a esta regla la protagonizan las hembras de polla de agua, una especie de aves que habita los humedales. En este caso concreto las hembras riñen por obtener un macho al que juzgan mejor partido. Las señoritas pollas de agua se fijan en los machos gorditos y rechonchos, que son los mejor alimentados y los que gozan de mejor salud, despreciando a los delgaduchos. Ocurre que en esta especie los machos son los encargados de empollar la puesta de huevos, una tarea que aunque parezca descansada, no lo es. Implica ayunar durante semanas, sin abandonar el nido, mientras dure la estación reproductora. Los pollos gordos poseen más reservas de grasa y darán calor a los huevos de manera eficaz, por eso son los preferidos por las damas que en este caso no buscan precisamente atractivos e insensatos aventureros, sino tipos hogareños, tranquilos y obesos que permanezcan en el nido todo el tiempo que sea necesario.


Otras hembras competitivas son las de los trips australianos, unos diminutos insectos negros cuyas hembras, armadas con unas enormes extremidades anteriores, se matan por ocupar unas moradas mejor acondicionadas, en concreto las agallas de las acacias que les sirven de nido y suelen estar muy solicitadas. También son muy agresivas las reinas de hormiga granívora. Varias de ellas cooperan para fundar una nueva colonia, pero cuando la colmena está terminada, desenfundan sus armas mortíferas y entablan entre ellas una feroz batalla por el control del nido. Sólo puede quedar una, y la vencedora hereda el reino y el derecho a reproducirse.


Nidos y territorios son importantes, pero también en ocasiones pueden serlo los machos, y lo son precisamente cuando más escasean. Algunas veces la escasez de machos es sólo pasajera, como en el caso de los tritones. Al principio de la estación reproductora del tritón común europeo, las hembras están a punto y ansiosas de montar, mientras que los machos, que disponen de una cantidad fija de esperma para toda la estación, son inicialmente muy reservados. Triunfa la mala educación. Las hembras solteras se abren paso a empujones entre las parejas durante el cortejo, con la intención de robar un poco de esperma justo cuando el macho lo deposite. El resultado es que los encuentros sexuales son en esta especie extraordinariamente agitados. En cambio, al final de la estación la mayoría de las hembras han perdido el interés por el sexo, y están muy ocupadas poniendo huevos y envolviendo cada uno de ellos en una hoja con un cuidado exquisito. Entonces son los machos los que se pelean por cualquier hembra que a esas alturas todavía se muestre receptiva. En fin, cosas de tritones y de estaciones reproductoras.


Sin embargo, en algunas especies la escasez de machos es crónica. Es el caso de Acraea encedon, una mariposa africana cuyas hembras constituyen en muchos lugares hasta más del 90% de la población, así que cuando se cruzan con uno de los pocos machos disponibles, decenas de hembras lo acosan y pelean entre ellas por conseguir sus favores. Por desgracia para Acraea, esta escasez no es lo habitual en su especie. Está causada por la bacteria Wolbachia, que ataca y fulmina a los machos al principio de su desarrollo embrionario.
Otras veces la escasez no obedece a motivos patológicos. Hay hembras que son verdaderas acaparadoras de machos, como ocurre en el sapillo balear, un batracio cuyas hembras reclutan harenes de machos que ayudan en el desarrollo de las crías, cargando con ellas. La naturaleza dispone un número aproximadamente igual de machos y hembras, pero como algunas se quedan con varios machos, resulta inevitable su escasez para otras muchas que no solo se pelean por los chicos, sino que a veces realizan incursiones en territorios de sus vecinas para raptar a todos los machos que pueden conseguir.

Así que ya sabéis cómo deben sentirse esas estrellas masculinas de la canción melódica cuando son acosados por sus admiradoras quinceañeras en plena ebullición hormonal. El viejo profe Bigotini que según cuentan los más ancianos del lugar, llegó a tener incluso pelo en la cabeza cuando era joven, fue al parecer objeto de deseo por parte de muchas jóvenes muchachas en flor. Él, ya viejo, mira a las jovencitas actuales y sonríe melancólico. Sospecho que le siguen gustando, aunque probablemente eche en falta la reciprocidad que hallaba en sus tiempos.

-Estás mucho más guapa si no llevas las gafas.
-Gracias. Tú también estás más guapo cuando no las llevo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario