Translate

sábado, 13 de julio de 2019

ALEJANDRÍA EN EL ORIGEN DE LA FILOSOFÍA CRISTIANA



Pablo de Tarso tuvo la feliz iniciativa de extender el cristianismo a los gentiles y a las mujeres, lo que lo convirtió en un credo que ya a finales del segundo siglo de nuestra era se había hecho bastante popular. La doctrina cristiana se difundió principalmente entre las clases inferiores y poco instruidas. En general las personas acomodadas y cultas fueron refractarias a sus enseñanzas. Para quienes habían sido iniciados en la sutileza intelectual de los grandes filósofos griegos, las escrituras judías parecían bárbaras, las enseñanzas de Jesucristo, ingenuas, y los sermones cristianos, risibles y propios de ignorantes.

Por entonces Alejandría era la capital mundial de la filosofía, y fueron precisamente algunos de los más notables filósofos alejandrinos quienes se encargaron de cambiar esas creencias. Uno de los más activos fue Clemente, un ateniense nacido en 150 que enseñaba en Alejandría. Experto tanto en doctrina cristiana como en filosofía griega, Clemente era capaz de interpretar el cristianismo en términos filosóficos, de manera que pareciese respetable, aun cuando no siempre resultase convincente, a los griegos más instruidos. También reinterpretó la enseñanza cristiana de forma que no se presentase como un movimiento social revolucionario, aportando argumentos para demostrar que los ricos también podían alcanzar la salvación, contradiciendo el célebre adagio del camello y la aguja. Clemente fue además muy beligerante contra las doctrinas gnósticas.


Un discípulo de Clemente, Orígenes, que había nacido en la misma Alejandría hacia 185, fue si cabe aun mayor propagandista del cristianismo que su maestro. Su nombre egipcio significaba hijo de Horus, y parece que verdaderamente Orígenes hizo honor a la etimología de su nombre en cuanto a elocuencia. Fue un orador sobresaliente que se enfrentó a los filósofos paganos en pie de igualdad y hasta con ventaja. Hasta nosotros ha llegado la controversia que mantuvo con el platónico Celso, autor de un extenso tratado contra el cristianismo. La severa censura que impuso la Iglesia en los siglos siguientes acabó por hacer desaparecer aquel tratado. Afortunadamente, conocemos la mayor parte de sus argumentos precisamente gracias a Orígenes, que le replicó en otro tratado titulado Contra Celso, la defensa más completa y concienzuda del cristianismo publicada en tiempos antiguos y que esta sí, se ha conservado a lo largo de los siglos.


Así pues, Egipto, y más concretamente Alejandría, contribuyó de manera importante a la intelectualización del cristianismo y su aceptación por hombres de formación clásica. En sus primeros siglos fue Alejandría el más notable centro cristiano del mundo antiguo. Y ello a pesar de la gran influencia y popularidad tanto del culto oficial del Imperio, como de las religiones mistéricas griegas, los ritos egipcios de Isis y de Serapis, y sobre todas, el mitraísmo, religión de origen persa que constituía en la práctica una forma de culto al sol. El mitraísmo llegó a ser tan popular que cualquier observador imparcial que apareciera en la Roma del año 200 habría aventurado que el culto de Mitra y no el de Cristo se iba a convertir en la religión oficial del Imperio.
Sabemos que no fue así, sino justo al contrario, y en el triunfo del cristianismo, además de otros muchos factores que exceden la intención de nuestro breve comentario, tuvieron un peso decisivo aquellos filósofos alejandrinos y los primeros patres eclesie que esgrimiendo argumentos filosóficos, se enfrentaron a platónicos, neoplatónicos, gnósticos y el resto de defensores intelectuales de lo que se ha dado en llamar de forma un tanto imprecisa, paganismo.


Hay tres personas (hypostaseis), Padre, Hijo y Espíritu Santo; y sólo el Padre es inengendrado. Orígenes de Alejandría.



No hay comentarios:

Publicar un comentario