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viernes, 18 de mayo de 2018

LANA TURNER. LA SENSUALIDAD CONTENIDA



La belleza rubia y hierática de Lana Turner se convirtió en la irresistible tentación de John Garfield en El cartero siempre llama dos veces. Se convirtió también en el símbolo sexual del cine americano de los cuarenta. El escándalo que siguió al descubrimiento de sus singulares inclinaciones sexuales no hizo sino incrementar su atractivo, a la par que marcó el declive de su carrera cinematográfica en aquel Hollywood pacato y medio carca de la caza de brujas macarthista.
Lana era una actriz enorme y especialmente dotada para el género dramático. Nadie lloraba como la Turner, y nadie más que ella era capaz de mirar a la cámara con aquella sonrisa irónica de mala mujer que exhibió en Los tres mosqueteros, bordando el papel de la malvada milady. En esta nueva entrega bigotiniana de nuestra peculiar Historia del Cine, os dejamos el enlace (clic en la imagen) para visionar una breve y olvidada escena de baile en la que la diva se dejaba seducir y hasta humillar por Ricardo Montalbán, arquetipo algo tópico de galán latino. Disfrutad unos minutos contemplando a una Lana Turner completamente sumisa.


Próxima entrega: Carole Landis



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