Eugen
Berthold Friedrich Brecht, más conocido simplemente como Bertolt
Brecht, nació en 1898 en la localidad bávara de
Augsburgo. Hijo de una familia burguesa, el joven Bertolt manifestó
casi desde su infancia un carácter rebelde y poco convencional.
Diríamos que fue un friki de su tiempo. Sus problemas con la
autoridad establecida comenzaron ya en la misma escuela. En aquellos
años la enseñanza alemana se caracterizaba por una férrea
disciplina castrense. Tuvo el atrevimiento de escribir un breve
ensayo mofándose del poeta latino Horacio y su loa a quienes mueren
por la patria. El joven Brecht calificó el opúsculo de propaganda
para idiotas, por lo que estuvo a punto de ser expulsado de la
escuela.
Ingresó
a los diecinueve años en la facultad de medicina de la Universidad
de Munich, pero interrumpió sus estudios al ser llamado a filas
durante la Gran Guerra.
Conoció
en ese tiempo a Paula Banholzer, su primer amor, con la que tuvo un
hijo. Poco más tarde, en 1922 se casó con la actriz y cantante
Marianne Zoff. En 1923 tuvieron una hija, pero poco después entabló
relación con Helene Weigel, que sería su segunda esposa en 1926.
También con Helene tuvo otra hija. La vida política de Brecht fue
casi tan agitada como su vida sentimental. Izquierdista no militante
durante su primera juventud, abrazó el comunismo en los últimos
años veinte y primeros treinta, en plena República de Weimar. Con
el ascenso de Hitler al poder, se transformó en un antinazi radical.
Conviene decir que el sentimiento fue mutuo, pues los nazis le
persiguieron con saña. En 1933 vio como se prohibían sus obras y
fue acusado de alta traición por el régimen. También ese mismo año
los nacionalsocialistas organizaron una quema de sus libros, y ya
tras el incendio del Reichstag, cuando su situación se hizo
insostenible, Bertolt, Helene, su familia y su más estrecho círculo
de amistades se vieron obligados a huir de Alemania para refugiarse
sucesivamente en Praga, Viena, Zúrich, Dinamarca, Estocolmo y
Helsinki, a donde llegaron en 1940.
En
1941 atravesó la URSS desde Moscú a Vladivostok, para embarcarse
luego hacia California. Residió hasta 1947 en Santa Mónica, donde
escribió varios guiones para Hollywood que fueron rechazados
sistemáticamente. Su estancia en Estados Unidos concluyó al ser
interrogado por el Comité de Actividades Antiamericanas durante la
tristemente célebre Caza de Brujas. No pudo ver estrenarse en Nueva
York su obra La vida de Galileo, porque tuvo que poner de
nuevo pies en polvorosa y trasladarse a Suiza. En plena posguerra
obtuvo la nacionalidad austriaca, pero le fue denegado el permiso
para residir en el Berlín occidental, así que en 1948, después de
quince años de exilio, acabó recalando finalmente en Berlín
oriental, donde el régimen de la RDA le acogió con los brazos
abiertos... Bueno, al menos aparentemente, porque en 1956 fue
ingresado en un hospital del este por una trombosis coronaria,
falleciendo poco después de un infarto. Al parecer Brecht se
proponía denunciar a un alto cargo de la Seguridad de la RDA, y todo
apunta a que la Stasi, la famosa policía política, se deshizo de
él.
Hasta
aquí las notas biográficas. En cuanto a su faceta literaria, que
como sabéis es la que nos interesa, diremos que Bertolt Brecht
brilló especialmente como dramaturgo. El teatro, la escena, era su
medio natural. Él mismo actuó sobre las tablas en sus años
jóvenes. Su obra dramática se caracteriza por su decidido
compromiso político y social. Es el creador del teatro épico,
llamado también por ciertos críticos teatro dialéctico.
En cualquier caso, su prosa poética resulta siempre brillante, su
verbo inflamado, su espíritu libre. Por encima de cualquier otra
consideración, Brecht es el abanderado de los sojuzgados, los
oprimidos y los marginados. Se rebela contra todo poder establecido,
contra el capitalismo y en buena medida, hasta contra el mismo
comunismo al que se adscribió formalmente. Brecht es una especie de
anarquista rojo, y su teatro es esencialmente libertario, sin la
menor concesión a ninguna convención establecida. Pura revolución
escénica, ética y estética.
Entre
sus obras más célebres, destacaremos La ópera de los tres
centavos, El círculo de tiza caucasiano, Madre Coraje y sus hijos,
Turandot, La boda de los pequeños burgueses o Terror y
miseria del Tercer Reich, todas ellas traducidas a multitud de
idiomas y representadas en los más diversos escenarios. Hoy
incorporamos a esta atípica biblioteca del profe un micro-poema
titulado Balada del guardabosques y la
condesa. En él se halla destilada la quintaesencia
del espíritu libre de Bertolt Brecht. Haced
clic en la ilustración e impregnaros del aroma de este
admirable poeta y dramaturgo.
El
que no conoce la verdad es un ignorante. El que la conoce y la niega
es un criminal. Bertolt Brecht.
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