Jorge
Juan y Santacilia, alicantino nacido en 1713, fue hijo
del hacendado don Bernardo Juan y de Violante Santacilia. Quedó muy
pronto huérfano, y a cargo de su tío Antonio Juan, estudió primero
con los jesuítas de Alicante, más tarde en Zaragoza, y por último
en la Academia gaditana de guardiamarinas. Ese instituto militar era
en la España de su tiempo, un oasis de modernidad e ilustración en
medio del oscurantismo imperante en el resto de la nación. Allí
estudió Jorge matemáticas, trigonometría, astronomía, hidrografía
y navegación, además de recibir una importante formación
humanística, destacando muy pronto como alumno aventajado. Tras
navegar durante tres años por el Mediterráneo, completó sus
estudios de guardiamarina. En ese tiempo participó en la batalla de
Orán y en la campaña de Nápoles. Después se embarcó a las
órdenes del astrónomo Louis Godin, en una misión patrocinada por
la Real Academia de Ciencias de París, para medir el meridiano
terrestre ecuatorial en Quito. A su regreso de América fue ascendido
por Fernando VI a capitán de navío.
Actuó
como espía en Inglaterra, a fin de conocer las técnicas navales
británicas, para así modernizar la flota española. Estuvo a punto
de ser apresado, y tras una multitud de peripecias, logró pasar a
Francia y regresar a España, donde el marqués de la Ensenada lo
nombró director de la Academia de Cádiz en la que había cursado
sus estudios. Jorge Juan fundó los astilleros de Ferrol y el Real
Observatorio de Madrid, por encargo de Carlos III. En 1760 fue
nombrado jefe de la Armada Real, embajador en Marruecos y director
del Seminario de Nobles de Madrid. Falleció en 1773, siendo
enterrado en la parroquia de san Martín con la solemnidad y honores
correspondientes a su título de Comendador de la Orden de Malta.
Entre
sus logros científicos más sobresalientes cabe citar la medida del
meridiano terrestre que completó en el virreinato de Perú a medias
con el científico y viajero francés Charles Marie de la Condamine.
Dicha medida permitió confirmar la forma de la esfera terrestre,
achatada por los polos. La medida del meridiano se prolongó entre
1736 y 1744. La Condamine, su compañero de expedición, y otros
importantes científicos franceses como Bouguer y Reamour, le
avalaron para ser miembro de la Royal Academie des Sciences parisina.
Juan fue también uno de los más firmes partidarios de la
implantación universal del sistema métrico decimal, y de establecer
patrones de las medidas realizados en platino que se conservaran bien
custodiados y en condiciones óptimas. En cuanto a sus esfuerzos en
la reforma de la Armada española, dieron sus frutos durante algún
tiempo, en el que por indicación suya, se adoptaron las técnicas
británicas de construcción naval. Tras su muerte, se fueron
imponiendo de manera paulatina las técnicas francesas, acaso por la
gran influencia que toda la cultura francesa ejerció en la España
dieciochesca y en los reyes borbones. Consecuencia de todo ello fue
décadas después la derrota hispano-francesa de Trafalgar, que
marcaría el fin del poderío naval de ambas naciones en favor de los
ingleses, que a partir de entonces, consolidarían su vasto imperio
ultramarino. En Bigotini rendimos admirado homenaje a este gran
hombre, adelantado a su tiempo en tantas materias, e ilustrado de
pro.
Los
niños, los borrachos y los leggins siempre dicen la verdad.
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