Orson
Welles vio a Joseph Cotten actuar en el
teatro, y desde entonces supo que era el actor que necesitaba para dar la
réplica a su propio personaje en la aclamada Ciudadano Kane. Cotten era sobrio y contenido, todo lo contrario
que Welles, quizá por eso le admiró tanto. Ese fue su debut ante las cámaras.
Despues de CK protagonizó o participó en un puñado de grandes películas. Fue el
heroico salvador de Ingrid Bergman en Luz
que agoniza, aquel inolvidable drama de Cukor. Fue el ambiguo marido en La sombra de una duda, una de las
mejores cintas de Hitchcock. Fue el hermano bueno en Duelo al sol, ese peliculón de Vidor en el que Jennifer Jones
prefiere al final a Gregory Peck, el hermano golfo, intenso melodrama en el que
lloraron hasta las butacas de los cines. Fue el rico hacendado sin tiempo para
ocuparse de su esposa, otra vez Ingrid Bergman y otra vez Hitchcock, en Atormentada. Fue junto a Marilyn Monroe,
el marido mentalmente inestable en Niágara
de Hathaway…
Repitió con Welles en El cuarto mandamiento y más tarde en El tercer hombre, aunque el filme esta vez no fue dirigido por su amigo, sino por Carol Reed. Es imposible olvidarle en aquel paseo arbolado, esperando a Alida Valli, y viendo incrédulo cómo pasa de largo mientras termina la película con un fundido a negro.
Hoy
os invitamos a visionar (clic en la ilustración)
un breve video con música e imágenes de aquel actor sobrio y mayúsculo.
Próxima entrega: Orson Welles
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