James Clerk Maxwell
nació en Edimburgo en 1831. Su padre, un prestigioso abogado, ostentaba el
título de baronet. Su infancia transcurrió en la gran hacienda familiar, y ya
desde niño mostró James gran curiosidad por una multitud de materias,
especialmente por el dibujo. A los diez años comenzó sus estudios en
A
los veinticinco comenzó a ejercer la docencia en el Marischal College de
Aberdeen. Era más joven que algunos de sus alumnos, y tenía quince años menos
que el siguiente profesor de menos edad. Fue nombrado jefe de departamento, y
tuvo la iniciativa de impartir fuera de su horario, clases dirigidas a los
trabajadores de la escuela y a los obreros de las industrias locales, lo que le
convirtió en el sabio más popular de Escocia. En 1858 se casó con Katherine
Mary Dewar, la hija del rector, que le ayudaba en el laboratorio, y en 1859
obtuvo el premio Adams, dotado con 130 libras , que entonces eran una fortuna, por
su trabajo sobre los anillos de Saturno, considerado por
los especialistas una memorable aplicación
de las matemáticas a la astronomía. Las conclusiones de Maxwell en esta
materia se vieron confirmadas recientemente por los vuelos de la sonda Voyager.
En 1860 se mudó a Londres con su esposa y ocupó en el prestigioso King’s
College la cátedra de filosofía natural.
Durante
su estancia en el King’s College recibió la medalla Rumford que concede
Las
cuatro ecuaciones de Maxwell pueden resumirse en la siguiente tabla:
Sus
ideas, desarrolladas mas tarde por Gauss o Faraday, entre otros, constituyen la
base de la física del siglo XX. Al decir de muchos expertos, James Clark Maxwell,
fue un científico del siglo XX que vivió en el XIX. Sucedió a Newton y precedió
a Einstein en la cúspide de la física teórica.
Maxwell
falleció en Cambridge en 1879,
a los cuarenta y ocho años, la misma edad a la que había
muerto su madre, y como consecuencia de un cáncer gástrico, la misma enfermedad
que ella. Desde Bigotini, le dedicamos nuestro recuerdo y nuestro homenaje.
Si
te quieren por lo que eres, te quieren. Si te quieren a pesar de lo que eres,
te adoran. Victor Hugo.



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