También
es mala suerte que te llames James Stewart, que seas actor, que hagas tus
pinitos en el cine, y cuando empiezan a conocerte en los platós londinenses,
encuentres las carteleras de los cines y las fotos de las revistas presididas
por el rostro del James Stewart americano, el genuino. Eso fue exactamente lo
que le pasó a Stewart Granger, así que
tuvo que cambiarse el nombre para evitar problemas.
En
su primera etapa inglesa, Granger hizo de todo, primero extras, luego
secundarios, y finalmente galanes románticos escudado en su porte y en sus
rizos más propios de un gigoló mediterráneo que de un joven británico. Después
dio el salto a Hollywood, y en los cincuenta arrasó con su porte, sus rizos y
su aureola de aventurero conquistador. Fue el gran cazador blanco en Las minas del rey Salomón, un consumado
espadachín en Scaramouche y un
príncipe destronado en El prisionero de
Zenda. Los uniformes le sentaban como un guante y lo mismo se descolgaba de
una cuerda, que saltaba de un carromato en marcha con la mayor naturalidad.
Parece que se resistía a ser doblado en las escenas de acción, lo que le
ocasionó la molestia de sufrir varias lesiones. No obstante, su arrojo y su
palmito le condujeron al lecho de algunas de las estrellas más rutilantes del
momento. Tuvo un lío con Deborah Kerr y hasta un matrimonio con Jean Simmons.
Se nacionalizó estadounidense y en aquella California de promisión terminó su
carrera y sus días.
En
Bigotini os brindamos el enlace (clic en la
carátula) para visionar el trailer oficial de Las
minas del rey Salomón, dirigida por Compton Bennett en 1950 y
coprotagonizada por Deborah Kerr, la
Venus del pelo rojo, como la llamaron por entonces. Deleitaos
unos minutos con aquel apuesto Allan Quatermain, el gran explorador del África
ignota, enfrentado a elefantes enloquecidos y a hordas de salvajes
antropófagos.
Próxima
entrega: James Mason
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