Nacido
en Talavera de la Reina en 1585, Gonzalo de
Céspedes y Meneses, estuvo toda su vida haciéndose pasar por
madrileño, lo que dio lugar a múltiples errores biográficos no resueltos hasta
que ya en tiempos recientes, se impuso el rigor historiográfico. Gonzalo fue
bautizado en la parroquia talaverana de San Salvador, lo mismo que sus otros
nueve hermanos. El mayor de ellos, Sebastián, fue un poeta bastante notable del
que se conserva alguna obra. Todos los hermanos iniciaron sus estudios primero
con Leonardo de Céspedes, su padre, y después con los jesuitas de Talavera,
hasta que la familia se trasladó a Madrid en 1602 o 1603.
La
juventud de Gonzalo fue muy tormentosa. Varias de sus obras le llevaron a la
cárcel, al destierro o le reportaron diversos disgustos. Uno de sus biógrafos
cuenta que una de sus aventuras amorosas estuvo a punto de conducirle al
cadalso. En 1620, tras la publicación de El
español Gerardo, sufrió una condena de ocho años a galeras, pena que fue
conmutada graciosamente por el rey, sustituyéndose por un destierro de diez
años de la corte. Cumplió como otros muchos entonces, su destierro en Zaragoza,
donde en 1622 publicó su Historia
apologética sobre la postura aragonesa en el conflicto de Felipe II con su
secretario Antonio Pérez, que terminó con la muerte del Justicia de Aragón.
Esta publicación sentó muy mal en Madrid a los principales jerarcas del
absolutismo, por lo que Céspedes tuvo que refugiarse en Lisboa. En aquel
trance, el municipio zaragozano le ayudó primero con doscientas libras jaquesas
y más tarde con otras cien, tras la publicación en la capital del Ebro de la
segunda parte de la obra.
Durante
su estancia en Lisboa, y reinando ya Felipe IV, Céspedes se congració con la
monarquía mediante su Historia de Felipe
IV (1631), en la que trazó un cuadro bastante favorable al conde duque de
Olivares, lo que le valió no sólo el perdón real, sino el nombramiento de
cronista del rey. De esta manera, sus últimos años transcurrieron en Madrid con
cierta comodidad. Se casó con María de Escobar, ingresó en la Orden Tercera y
falleció en 1638, siendo enterrado en el convento de la Carrera de San
Jerónimo, sobre el que después se construiría el Congreso de los Diputados.
Ya
hemos visto que en la obra de Gonzalo de Céspedes sobresale lo polémico. El
panfleto y el libelo no le fueron ajenos. Además de las ya citadas, fue autor
de Francia engañada, Francia respondida,
un panfleto contra el cardenal Richelieu publicado en 1635 con el seudónimo de
Gerardo Hispano, que le granjeó la enemistad de los dirigentes del país vecino
y hasta algún intento de asesinato nunca bien aclarado, probablemente a cargo
de agentes franceses.
Aparte
de sus obras históricas y políticas, en lo literario destacaremos sus Historias peregrinas y ejemplares con el
origen, fundamentos y excelencias de España, y ciudades adonde sucedieron,
que se publicó en Zaragoza en 1623. Se trata de una colección de seis novelas,
de tema fundamentalmente amoroso, cuya acción transcurre en diversas ciudades
españolas: La constante cordobesa
(Córdoba), El desdén del Alameda (Sevilla),
Pachecos y Palomeques (Toledo), Sucesos trágicos de don Enrique de Silva
(Lisboa), Los dos Mendozas (Madrid) y
El buen celo premiado (Zaragoza),
novela que contiene el que acaso sea el más ferviente elogio que jamás se haya
hecho de la capital de Aragón.
El
Poema trágico del español Gerardo y
desengaño del amor lascivo, es obra en prosa escrita entre 1615 y 1618,
durante su cautividad en prisión. Aunque no propiamente del género picaresco,
el Poema trágico contiene muchos
detalles que pueden acercarlo a la picaresca. Constituyó en su momento un gran
éxito editorial, siendo traducido al francés, al inglés y al italiano.
Otro
de sus éxitos fue la Varia fortuna del
soldado Píndaro, obra a caballo entre la novela picaresca y la bizantina,
en la que se insertan diversas novelas cortesanas. Es una autobiografía
ficticia de un soldado, plagada de escenas tremendistas, las célebres rodomontadas
o fanfarronadas militares de las que solían hacer gala muchos soldados
españoles, y que durante el barroco constituyeron casi un género por sí mismas. Por cierto que la Varia fortuna presenta grandes
similitudes con la vida de Lope Ruíz, otro soldado que aquí en casa Bigotini
nos es especialmente querido, y cuyas aventuras se narran en El Caminante de
los Tejados, cuya lectura, como hemos hecho ya en alguna otra
ocasión, os recomendamos vivamente.
Hoy
traemos a nuestra biblioteca virtual la versión digital de Pachecos
y Palomeques, una de las novelas breves que forma parte de su
hexalogía zaragozana. Está tomada de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
Haced clic en la portada y
deleitaos con el barroquismo literario de su autor.
Tantas
injurias y ofensas declaradas no prometían, en tan valientes hombres, menos que
una terrible venganza. Gonzalo de Céspedes y Meneses. Pachecos y Palomeques.
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