Este
británico de voz aterciopelada tenía una elegancia singular. Ronald
Colman se especializó en esos papeles de galán
atildado que tanto éxito le proporcionaron en los treinta y los
cuarenta. Inglés hasta las entretelas, Colman poseía además una
dicción perfecta que le catapultó al triunfo en cuanto el cine
cobró voz.
Fue
inolvidable su personaje de El prisionero de Zenda, o la
interpretación del poeta François Villon en la entretenida Si yo
fuera rey. En nuestra entrega de hoy de la Historia del cine os
dejamos un enlace para visionar una breve secuencia de una película
mítica: Horizontes perdidos,
que dirigió para la Columbia, Frank Capra en 1937. Se trata de la
secuencia del beso entre Colman y una joven y bellísima Jane Wyatt.
Tal como expresa el título del breve video, es un beso realmente
asombroso, uno de esos besos que dejan a los espectadores sin
aliento, y a los actores prácticamente sin respiración. Haced
clic en la carátula y asombraos también vosotros. Ronald
Colman estuvo a punto de dejarle a la chica el bigote pegado en los
labios. No digo más...
Próxima
entrega: el código Hays
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