Marlon Brando fue el hijo de una actriz
teatral, y se consideró actor desde que tuvo uso de razón. En el Hollywood de
los cincuenta fue el prototipo perfecto de actor
del método, oficio que adquirió muy joven en el célebre Actor’s Studio
neoyorquino. Como profesional del teatro debutó en Broadway con Un tranvía llamado deseo, drama de
Tennesse Williams que contrató a Brando en cuanto se presentó al casting. El
mismo título sirvió también para su debut ante las cámaras, esa vez bajo la
dirección de Elia Kazan y en compañía de Vivien Leigh. La película, a pesar de
ser tildada por muchos críticos como teatro filmado, constituyó un gran éxito
para ambos protagonistas, y significó la primera nominación del actor a los
premios Oscar. Fue también nominado por sus siguientes trabajos, ¡Viva Zapata!, Julio César y La ley del silencio, por la que
finalmente obtuvo la estatuilla. Brando, así, con el apellido nada más, como
Garbo, como Bogart, como los grandes, se convirtió en el rey de las marquesinas
y en el mayor sex symbol masculino de aquella década. Actores como James Dean,
Paul Newman o Robert de Niro, siguieron sus pasos.
En
el plano personal fue, al decir de quienes le trataron, un tío raro y de
carácter complicado. Probablemente el éxito se le subió a la cabeza, o quizá su
comportamiento obedecía a un trastorno ciclotímico. El caso es que a partir de
los sesenta, su estrella se oscureció un tanto. Reapareció con éxito ya en los
setenta, con su interpretación en El
padrino de Coppola, y en la muy controvertida El último tango en París, de Bernardo Bertollucci. Hizo una
aparición casi sobrenatural en Apocalypse
Now, y otra perfectamente prescindible en Supermán a cambio de una suculenta suma de dinero. En sus últimos
años vivió alejado del mundo, sufrió un importante deterioro físico y se
acentuó su declive psíquico.
Os ofrecemos el enlace (haced clic aquí abajo) con la escena de Un tranvía llamado deseo en la que se encuentran Brando y Leigh. Inolvidable.
https://www.youtube.com/watch?v=o0PfRHv_r08
Próxima entrega: Elia Kazan
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