Tejano
de nacimiento y húngaro de origen, el joven King
Vidor se enamoró del cine cuando asistió a la proyección del Viaje a la Luna de Georges Méliès.
Todavía adolescente, se hizo con una cámara y se lanzó a filmar cualquier cosa
que se moviera, hasta que en Hollywood se las arregló para entrar a formar
parte del equipo de Griffith.
A
partir de ahí, su carrera fue ya imparable con más de cuarenta títulos durante
la etapa muda. Apostó entonces por guiones comprometidos como el de El gran desfile, un filme antibelicista
que protagonizó John Gilbert en 1925, y que denunciaba los horrores de la Gran
Guerra, lo que le granjeó muchos enemigos entre el sector más conservador de la
industria. Ya a caballo entre el mudo y el sonoro, dirigió en 1929 Aleluya, película protagonizada por
actores afroamericanos que se ganó el rechazo y la censura en los estados del
Sur. Dirigió también La calle,
perfecto ejemplo de cine social que protagonizó Sylvia Sidney y granjeó a King
Vidor fama de comunista.
A
los problemas de financiación que siguieron se unió su dificultad para
adaptarse primero al sonido y poco después al color. Cuando por fin lo logró,
fue capaz de filmar grandes películas como Duelo
al sol o como El manantial, y ya
en su última etapa, no quiso retirarse sin degustar las mieles de la
superproducción más comercial y taquillera con títulos como Guerra y Paz o Salomón y la reina de Saba.
Para
recordar a King Vidor os proponemos revisionar Duelo
al sol, estrenada en 1946, en su versión original. Cuenta con la
presencia y el gran trabajo de Jennifer Jones, Gregory Peck y Joseph Cotten,
que la censura prohibió en España, y en su momento fue todo un éxito. Culmina
con uno de los besos más célebres de la historia del cine.
King Vidor. Duelo al sol. 1946
https://www.youtube.com/watch?v=lbgSlea9Udg
Próxima entrega: Marlon Brando
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