Extremeño
nacido en Medellín de familia hidalga en 1485, Hernando Cortés de Monroy y
Pizarro Altamirano, o más abreviadamente, Hernán Cortés,
como se le conoce universalmente, fue por encima de cualquier otra consideración,
el conquistador de México. Es esa faceta principal de viajero, militar y
conquistador la que caracteriza al personaje. Su peripecia americana comenzó en
La Española y poco después en Cuba, desde donde se embarcó hacia el continente
desobedeciendo la prohibición expresa de hacerlo de Diego Velázquez, el
gobernador de la isla, hacia quien Cortés mostró en todo momento una profunda
enemistad.
La
peripecia de la conquista de México, de la que en estos años se cumple el
quinto centenario, es cuestión que excede la capacidad y la intención de
nuestro foro, que como sabéis se centra en la vertiente literaria de los
autores.
La
de Cortés es figura profundamente controvertida. Héroe para sus defensores y
villano para sus detractores, el personaje histórico aparece lleno de
complejidad y cargado de contradicciones. Su audacia como capitán de guerra se
ve empañada por episodios de innegable crueldad. No puede negarse sin embargo,
su valor y su habilidad para negociar y hasta a menudo manipular a los indígenas
que se aliaron con él, e incluso a los propios aztecas, los integrantes del
imperio que abatió. Mucho se ha especulado acerca de los factores que hicieron
posible no sólo la conquista de México, sino la de otros imperios y territorios
americanos por unos pocos soldados españoles que muchas veces incluso carecían
de una preparación militar adecuada. Elementos diferenciales como las
primitivas armas de fuego, a menudo inservibles tras unos cuantos usos, o la
presencia de unos pocos caballos, resultan del todo insuficientes para explicar
los episodios de dominación y sometimiento de las sociedades precolombinas a la
corona de España. Acaso otros factores como la importación de enfermedades
infecciosas desconocidas entonces en el Nuevo Mundo por parte de los
conquistadores europeos, deben tener un peso mucho mayor en la conquista que
los meramente bélicos.
Existen
otras facetas del personaje histórico, todas ellas de gran interés, entre otras
su agitada vida sentimental, pues se le atribuyen once hijos y relaciones con
al menos seis mujeres distintas, cuatro de ellas nativas americanas. Dejemos
pues para los historiadores y los especialistas en la materia estas y otras
consideraciones. Aquí, en Bigotini literario, nos centramos en la obra escrita
de Hernán Cortés, compuesta esencialmente por sus cartas, las llamadas Cartas de relación que dirigió Cortés al
joven emperador Carlos V. En sus años mozos Cortés estudió en Salamanca, aunque
sin llegar a graduarse. Sus conocimientos de gramática y su despejada inteligencia
hacen de él un buen escritor. Así pues, su obra además del valor histórico,
tiene también una notable altura literaria.
Las
cartas son cinco de las cuales la primera se perdió, y sólo conocemos parte de
su contenido por las referencias y el resumen que hace de ella el cronista
Francisco López de Gómara. Las otras cuatro, de notable extensión, fueron
enviadas al emperador los años de 1520, 22, 24 y 26. La primera estaba firmada
en la Rica Villa de la Vera Cruz, la segunda en Segura de la Frontera, la
tercera en Coyoacán y las dos últimas en Tenochitlán. Desde el punto de vista
histórico, su valor es incalculable, y ello a pesar de que el historiador
riguroso debe aprender en ellas a separar el grano de la paja, pues Cortés es
ante todo hombre ambicioso que no da puntadas sin hilo, y en ocasiones no duda
en incurrir en exageraciones e inexactitudes si con ellas favorece sus
intereses.
Acaso
el aspecto más interesante de las cartas radica en las magníficas descripciones
que hace Cortés de la tierra, las ciudades y las gentes del imperio mexica. En
esto el escritor alcanza una gran altura, lo que convierte a la obra en
imprescindible para quien aspire a tener una imagen cabal de la civilización
conquistada.
Las
cartas son, naturalmente, la obra que nuestra biblioteca Bigotini quiere poner
hoy a vuestro alcance con sólo hacer un clic en el
enlace de aquí abajo. Se trata de un resumen digital que aun siendo
incompleto, os acercará a la faceta literaria de su autor.
…no he tornado a relatar a vuestra majestad lo que después se ha hecho; de que Dios sabe la pena que he tenido. Hernán Cortés. Carta Segunda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario