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jueves, 6 de octubre de 2022

CARL BARKS, EL HOMBRE PATO

 


Nacido en 1901 en Merrill, un remoto lugar de la América rural, Carl Barks fue un niño solitario aquejado de una precoz y pertinaz sordera que todavía le alejó más de la vida social. Se refugió en el dibujo, que le sirvió para reinventar el mundo, su mundo. Desde 1923 hasta 1935 colaboró en la revista Judge como ilustrador de trabajos de encargo, y en 1935 ingresó en la compañía Disney en Los Ángeles con un sueldo de veinte dólares semanales. Un año antes, en 1934, los estudios habían creado a Donald, un pato pendenciero y cascarrabias que apareció en algunos cortos junto a Mickey Mouse y otros personajes de la casa. Walt Disney puso a Barks precisamente a cargo de Donald Duck, al principio sólo como dibujante, pero poco a poco, gracias a sus buenas ideas y sus chistes, le fueron confiados también algunos guiones. Participó como guionista y principal dibujante en quince cortometrajes animados que tuvieron a Donald como protagonista, hasta que en 1942, frustrado por las condiciones de trabajo en la Disney, abandonó la compañía.


A diferencia de Mickey, Donald no estaba sujeto a derechos, por lo que Carl Barks pudo realizar un álbum de 64 páginas con las aventuras del pato, Donald y el oro de los piratas, que cosechó un gran éxito entre los lectores a pesar de que en aquellos años estaban acostumbrados a las páginas y las tiras cómicas de los diarios, y editar un libro de historietas resultaba arriesgado. Barks nunca fue un hombre de negocios ni estaba dotado para lo comercial, de manera que encontró trabajo en la Western Publishing Co., lo que le permitió dedicarse por entero a sus dibujos y sus historias. Allí se consagró durante tres décadas a desarrollar todo un mundo propio que logró trasladar de su prodigiosa imaginación al papel, y del papel a millones de lectores tanto infantiles como adultos en el mundo entero.

En efecto, a Carl Barks debemos agradecer horas de diversión con personajes secundarios magníficos como el tío Gilito, los sobrinos, Ungenio Tarconi, Narciso Bello o los Golfos Apandadores. A su prodigiosa imaginación se debe también aquel mágico país de Patolandia, y un montón de apasionantes historias cargadas de humor, de intriga y de sorpresas, lo que le convirtió en el hombre pato como se le conoció en la profesión. Su trabajo llegó a los lectores españoles a través de las publicaciones mexicanas de editorial Novaro, la chilena Zig-Zag y la española Montena que editó los tebeos de Don Miki.

Acuciado por la artrosis, se retiró en 1966, pero continuó todavía haciendo los guiones de muchas otras aventuras. Falleció en 2000 a la edad de 99 años. Os dejamos aquí una selección de sus páginas y dibujos.


 














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