Cuando
los espectadores del mundo entero contemplaron a aquella muchacha risueña que
cantaba y bailaba con Gene Kelly y Donald O’Connor en Cantando bajo la lluvia, difícilmente podían imaginar que detrás de
esa sonrisa y esa juventud se ocultaban veinte años de lucha y trabajo no
recompensado. En efecto, desde que siendo todavía una chiquilla, Debbie Reynolds ganó un concurso de
belleza en 1932, inició un peregrinaje que parecía interminable, por estudios y
platós. Tras muchos fracasos y desengaños, el éxito llegó por fin cuando en
1952 Kelly, que entonces era el rey indiscutible de los musicales en Hollywood,
se fijó en ella para ser su partenaire en el que pasaría a la historia como la
mejor comedia musical de todos los tiempos. En cierto modo, Debbie se
interpretó a sí misma, una chica con talento que al fin tiene la oportunidad de
triunfar en el espectáculo.
Después
del éxito de Cantando bajo la lluvia,
llegaron más oportunidades y más triunfos. Encantadores papeles en comedias
encantadoras, un género para el que la chica de la eterna sonrisa estaba
especialmente dotada. Debbie se convirtió también en protagonista de las
revistas ilustradas de su tiempo. Su desgraciado matrimonio dio como acaso
único fruto a su hija Carrie, que años más tarde se convertiría en la princesa
de una galaxia muy, muy lejana…
Murió
la amante madre sólo un día más tarde que su querida Carrie. Sencillamente, no
pudo soportar su pérdida.
Como
homenaje póstumo al talento y la frescura de aquella siempre sonriente Debbie
Reynolds, os dejamos el enlace (clic en la carátula) para deleitaros con el
número Good Morning, uno de los más
simpáticos y sugestivos de Cantando bajo
la lluvia. Disfrutad.
Próxima
entrega: Van Johnson
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