Parece
mentira que un alemán como Anthony Mann
llegara a convertirse en uno de los más destacados cineastas que se dedicaron a
un género tan genuinamente americano como el western. Y es que no sólo se
dedicó, sino que fue, siempre con permiso de John Ford, uno de los principales
creadores del género. Títulos tan emblemáticos como Winchester 73 o El hombre de
Laramie sirven por sí solos para dar cumplido testimonio de ello.
Mann
formó con James Stewart una sociedad humana y artística que dio unos frutos
cinematográficos extraordinarios. Stewart protagonizó no
menos de seis filmes de su compadre, llenando la pantalla con un empaque y una
estatura dramática, que dentro del western sólo es comparable a la de John
Wayne.
Anthony
Mann fue también actor en sus años mozos, y en la industria pasó por todos los
puestos del escalafón, hasta llegar a sentarse y consolidarse en la silla de
dirección. Todo un auténtico hombre de cine, que en su última etapa ascendió a
dirigir y coproducir algunas de aquellas grandes superproducciones que se
rodaron en España porque paradójicamente resultaba más barato que hacerlo en
Hollywood. Hasta tuvo tiempo de ser el marido efímero de nuestra Sarita
Montiel, un bombón en la plenitud de su apogeo físico.
Hoy
traemos a nuestra sui generis
Historia del Cine el enlace (clic en la carátula) para visionar la versión
española de La brigada suicida, una
producción de 1947 perteneciente al cine negro, que se filmó por encargo del
departamento del Tesoro americano. Una rareza olvidada que cuenta con el sello
y el buen hacer de su singular director.
Próxima
entrega: Jane Russell
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