Alonso de Castillo Solórzano
nació en Tordesillas en 1584. Lo poco que conocemos de su biografía es a través
de un par de documentos testamentarios que hizo redactar. De ellos se deduce
que su padre, noble de origen valenciano, y él mismo, sirvieron en Tordesillas
a la Casa de Alba, que mantuvo una estrecha relación con sus tíos maternos
Pedro y Catalina Griján, que se casó con Agustina Paz, y tuvo una hija, Ana
Velarde, quizá adoptiva o quizá natural.
También
parece probable que estudiara en Salamanca, y es seguro que fue cortesano del
Conde de Benavente, y seguidor y amigo de Lope de Vega. Sirvió después a don
Pedro Fajardo, Marqués de los Vélez, y siguiendo a su señor en sus diferentes
empleos y cargos, residió sucesivamente en Madrid, Barcelona, Milán, Valencia,
Zaragoza, otra vez Barcelona, Roma y finalmente Sicilia, donde debió fallecer
en 1647 o 48.
En
cuanto a su producción literaria, digamos que Castillo fue sin duda el más
prolífico autor del género genuinamente español que conocemos como novela
picaresca. En efecto, Castillo Solórzano ejemplifica como ningún otro
la esencia del género, y ello a pesar de que también escribió novelas
cortesanas, amorosas y de aventuras.
Destacaremos
entre sus publicaciones Tardes entretenidas (1625), Jornadas
alegres (1626), ambas colecciones de novelas breves, Tiempo
de regocijo y carnestolendas de Madrid (1627), Escarmientos de amor moralizados
(1628), Huerta de Valencia (1629), Lisardo enamorado (1629), Noches
de placer (1631), Las harpías en Madrid (1631), La
niña de los embustes, Teresa de Manzanares (1632), Los amantes andaluces
(1633), Fiestas del jardín (1634), Patrón de Alcira (1636), Aventuras
del bachiller Trapaza (1637), Los alivios de Casandra (1640), La
garduña de Sevilla y anzuelo de las bolsas (1942), y dos volúmenes
póstumos: Sala de recreación y La quinta de Laura, ambas publicadas
en Zaragoza en 1649.
Fue
además autor de libros de tema histórico, poesía, y al menos trece comedias que
se conservan. Como guinda de este gran pastel, digamos que también se atribuyó
a Castillo, como a tantos otros, la autoría del Quijote apócrifo o de Avellaneda, a nuestro juicio, sin demasiado
fundamento.
Biblioteca
Bigotini os propone la lectura de las Aventuras del
bachiller Trapaza, quinta esencia de embusteros y maestro de embelecadores,
que se imprimió por Pedro Verges en Zaragoza en 1637. Quienes tengáis cierta
edad recordaréis la magnífica serie televisiva El pícaro, que dirigió el
inolvidable Fernando Fernán Gómez, y nos proporcionó tantas horas de regocijo. Haced clic en la portadilla y deleitaos
con la versión digital del Trapaza, tomada de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Que la disfrutéis.
No
hay mujer, por humilde que sea, que si ha nacido con razonable cara, no tenga
por ella alguna vanidad que la dé presunción. Alonso de Castillo Solórzano.
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