Abu
Bakr Muhammad ibn Zakariya al-Razi, a quien algunas
veces se mencionó en textos latinos como Rhazes o
Rasis, nació en Persia, muy cerca de la actual
Teherán, en 865. Su saber enciclopédico y sus grandes aportaciones
a las ciencias le convierten en uno de los sabios más importantes y
universales del mundo prerenacentista. Fueron cruciales sus
aportaciones a la medicina, la física y la química. Como médico
Al-Razi destacó por sus amplios conocimientos de la medicina griega,
que enriqueció con las aportaciones de la farmacología árabe. En
química se le atribuye la invención del alambique, la
destilación del petróleo para obtener queroseno, y el
descubrimiento del ácido sulfúrico.
Aunque
en el mundo islámico está muy extendida su pertenencia al
movimiento filosófico y religioso mutakallimun, lo cierto es
que de sus textos se desprende un gran racionalismo y lo que hoy
podríamos llamar un pensamiento liberal. Al-Razi trabajó y enseñó
en la célebre Casa de la Sabiduría de Bagdad, donde
al parecer poseía un gran laboratorio al que se consideró como el
mayor y mejor dotado de su época. Es proverbial su fama de hombre
compasivo. Trató a todos los enfermos que llegaban a él, sin hacer
distinciones de clase social o de riqueza, y el número de sus
alumnos y seguidores llegó a ser tan grande, que sus clases y
disertaciones debieron realizarse a menudo al aire libre, pues no
existían aulas capaces de contener tan gran número de asistentes.
En el Irán moderno se le tiene por un héroe nacional. Cada 27 de
agosto se conmemora el día de Al-Razi, y en Teherán, uno de los
centros científicos más prestigiosos lleva el nombre de Instituto
Razi.
Se
le atribuyen cerca de doscientas obras, destacando su gran
enciclopedia médica, en
22 volúmenes, un manual de medicina dedicado al célebre
soberano samánida Al-Mansur, un opúsculo sobre la viruela y el
sarampión, un ensayo crítico sobre Galeno, los Aforismos
del médico nómada, su Medicina de reyes, y hasta un
curioso Libro para quien no tiene acceso a un médico, que
parece el antecedente islámico de la moderna práctica del
autodiagnóstico por internet. Al-Razi fue también un pionero de la
psicología y la psiquiatría, siendo su hospital uno de los primeros
que contó con una sección destinada a acoger enfermos mentales. En
neurología Al-Razi identificó y describió siete nervios craneales
y treinta y uno espinales. Su descripción de la viruela aparecía en
la Enciclopedia Británica en fecha tan tardía como
1911.
Nuestro
hombre fue también un adelantado en el reconocimiento de los
procesos alérgicos de causas ambientales. Se ocupó ampliamente de
las rinitis estacionales, el asma alérgico
y la fiebre del heno. Asimismo estudió con gran
detenimiento el sentido del olfato. El profe Bigotini, con su enorme
narizota, no puede hacer otra cosa que venerar a Al-Razi, este
gigante de la ciencia, con inusitado fervor.
Hay
tipos tan pobres, que lo único que tienen es dinero.
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