Las
Tijuana Bibles o Biblias de Tijuana eran
cómics clandestinos que circularon de mano en mano en los Estados Unidos desde
los años veinte a los sesenta, cuando se extinguieron de muerte natural con la llegada
del cómic alternativo y underground.
Su mayor apogeo tuvo lugar entre las décadas de los treinta y los cuarenta.
Eran sencillamente unos tebeos de contenido pornográfico, generalmente de ocho
páginas, de forma apaisada, aunque no siempre, e impresos en un papel de ínfima
calidad. Sus dibujantes permanecieron en el anonimato, lo mismo que sus
editores. Todo indica que a pesar de su condición ilegal, no excitaron
demasiado el celo de autoridades policiales o judiciales en su persecución. Al
parecer se realizaron ocasionales redadas e incautaciones de vehículos cargados
con aquella mercancía clandestina, coincidiendo con las ocasionales protestas
de organismos religiosos y asociaciones ciudadanas escandalizadas cuando
algunos números se habían vendido a la puerta de algún centro escolar. Pero la
cosa no pasó de ahí. Se resolvió en multas, y no hubo cierres de imprentas ni
detenciones de editores.
El
nombre de aquellas Biblias de Tijuana hacía alusión a la famosa ciudad mexicana
que en el imaginario colectivo de millones de estadounidenses, venía a ser una
especie de Babilonia bíblica, la ciudad del pecado. Las historietas, por
supuesto, iban siempre sin firma, y en general la calidad de los dibujos era
también mediocre, como la del papel en que se imprimían. Hubo excepciones,
claro. Siempre corrieron rumores de que tal o cual artista del género
participaba en los tebeos. En la mayoría de los casos se trataba de simples
imitadores del estilo de algunos dibujantes consagrados, pero años más tarde,
artistas como Ham Fisher, el autor de Joe
Palooka, o Will Eisner, el padre de Spirit,
reconocieron haber trabajado en aquella industria clandestina para ganar el
sustento a seis dólares la página. Los personajes de las Tijuana Bibles
parodiaban, bien a diferentes cómics célebres, o bien a estrellas de cine y
famosos de todo tipo. De hecho, vistos en la actualidad, hay personajes que en
su momento debieron ser populares de manera efímera, pues hoy día nadie los
recuerda. Los contenidos eran invariablemente burdos y a menudo explícitamente
pornográficos.
Con
todo, no deja este subgénero de tener interés para el estudioso o el curioso.
Os dejamos aquí abajo una muestra variopinta de páginas que retratan una etapa
histórica muy interesante desde el punto de vista cultural y sociológico.
Voilá:
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