Cada año, cuando los primeros fríos
otoñales anuncian la inevitable llegada del invierno, se produce de forma
sistemática en todo el hemisferio norte la visita de un indeseable y pertinaz
enemigo: el virus de
La forma de contagio es
fundamentalmente respiratoria, por medio de las diminutas gotas que se expulsan
al toser o al estornudar. También se transmite a través de los objetos donde
quedan depositadas estas gotitas, y sobre todo a través de las manos con que a
menudo nos tocamos la boca o la nariz y el resto de los objetos contaminados.
Las grandes aglomeraciones en espacios cerrados (como los transportes públicos)
resultan un espacio ideal para la transmisión del virus. Los profesionales de
mayor riesgo son los maestros, el personal sanitario, y en general quienes
deben permanecer atendiendo a las personas en lugares públicos.
Profilaxis. Medidas preventivas frente al virus gripal:
Cúbrete la nariz y la boca con un pañuelo desechable cuando tosas o estornudes.
Extrema la higiene de
las manos. El lavado frecuente es obligatorio sobre todo para quienes por su
actividad laboral se ven obligados a tener contacto físico con otras personas.
Si padeces los
primeros síntomas (fiebre y
malestar general) lo aconsejable es quedarse en casa para evitar contagiar.
Descansa bien, bebe
abundante agua. No fumes ni consumas bebidas alcohólicas,
especialmente si tomas medicación.
No existen fármacos
específicos frente al virus. La medicación es sintomática: paracetamol o ibuprofeno contribuyen a bajar la fiebre y aliviar el malestar. No se
recomienda el ácido acetilsalicílico (aspirina) a los niños y
adolescentes, porque su uso se asocia al síndrome
de Reye. En ningún caso
son útiles los antibióticos, salvo que los indique el médico por
concurrencia de algún proceso bacteriano asociado.
La vacuna es segura y carece prácticamente de
efectos adversos. Como mucho puede producir algún enrojecimiento y dolor en el
lugar de
Indicaciones de la vacunación
antigripal:
Mayores de 60 años.
Internos en residencias de la
tercera edad.
Embarazadas.
Enfermos crónicos: diabéticos,
asmáticos, insuficientes renales…
Trabajadores de los servicios
públicos, personal sanitario, conductores de transportes públicos, maestros…
¿En qué casos se debe consultar con el médico?
Enfermos crónicos.
Embarazadas.
Ancianos.
Dudas sobre la indicación de la
vacuna.
Dificultad para respirar.
Dolor u opresión en el pecho o el
abdomen.
Mareo o vértigo.
Estado de confusión.
Niños que presenten síntomas
respiratorios.
Niños que rechacen el alimento.
Niños que no caminen o no participen
en actividades.
Niños que presenten erupciones en la
piel.
Si los síntomas remiten al
principio, para volver a aparecer.
Recuerda: la gripe es una enfermedad leve, pero nunca debe infravalorarse. En niños, ancianos y pacientes inmunodeprimidos produce muertes todos los años. Tenlo siempre presente.
O usted se ha muerto o mi reloj se ha parado. El doctor Groucho Marx.
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