Samuel
Hammett Dashiell, a quien se conoce en literatura como Dashiell
Hammett, nació en mayo de 1894 en St. Mary, Maryland. Fue hijo
de Thomas Hammett, granjero, y Annie Dashiell, con cuyos apellidos compuso su
seudónimo variando el orden más usual. La familia tenía remotos orígenes
franceses, y al parecer, Dashiell es la americanización del apellido francés De Chiel. Su infancia transcurrió entre
Filadelfia y Baltimore. Los Hammett pasaron estrecheces, y el joven Samuel tuvo
que abandonar la escuela a los 13 años para ganarse la vida en diferentes
oficios manuales. En 1915, cuando tenía 21, ingresó como detective en la
célebre agencia Pinkerton de Baltimore. Allí tuvo oportunidad de conocer el
ambiente del hampa que ya en las primeras décadas del siglo comenzaba a
adquirir en América la importancia que tendría en los años veinte y treinta.
Sin duda aquello resultó una fuente de inspiración para los relatos que le
harían célebre.
Hizo
un paréntesis en la agencia para luchar en la Gran Guerra en territorio
francés. En su etapa en la milicia contrajo la que llamaron gripe española, que
a punto estuvo de llevarle a la tumba, y más tarde la tuberculosis. También por
entonces comenzó la dependencia del alcohol que arrastraría el resto de su
vida.
Conoció
en el hospital a la enfermera Josephine Dolan, con la que se casó al poco
tiempo. Ella fue la madre de sus dos hijas. Abandonó la agencia de detectives
que le obligaba a viajes y horarios incompatibles con su nueva condición de
padre de familia, y comenzó a trabajar primero como publicista, y después como
escritor bajo seudónimo, de novelas baratas, la llamada despectivamente literatura pulp, para la revista Black
Mask. Allí fue puliendo su muy personal estilo y ganando prestigio literario
hasta convertirse a partir de 1929, fecha de la Gran Depresión, en un autor de
éxito cuyas novelas fueron adaptadas al cine, reeditadas numerosas veces, y
hasta plagiadas por una pléyade de escritores deslumbrados por aquella emergente
literatura
negra, género del que es lícito considerar a Dashiell Hammett como
padre y fundador.
Su
vida familiar y personal fue afectada en parte por su mala salud (su
tuberculosis pulmonar activa le aconsejó vivir en un cierto aislamiento), y
sobre todo por su alcoholismo que terminó acabando con su matrimonio. Se le
conocen en los años treinta, relaciones con la novelista Nell Martin y con la
dramaturga Lillian Hellman.
En
el terreno político Dashiell Hammett fue un declarado antifascista. Militó en
el Partido Comunista de los Estados Unidos. A pesar de su mala salud, en 1942
se alistó como voluntario, siendo destinado a las Islas Aleutianas donde editó
un periódico militar que años después, durante la caza de brujas del macartismo, fue tachado de panfleto comunista.
En los cincuenta fue detenido e interrogado por el Comité de Actividades
Antiamericanas, e incluso pasó seis meses en la cárcel, lo que acabó de minar
su ya precaria salud. Falleció en 1961 a consecuencia de un cáncer pulmonar. No
sin gran polémica, sus amigos artistas e intelectuales de Hollywood y San
Francisco, donde había residido en sus últimos años, consiguieron que se le
enterrara con honores de Estado en el Cementerio Nacional de Arlington, donde
reposan sus restos.
En cuanto a su obra literaria, además de buena copia de novelas y relatos breves de su primera época, en los veinte, cuya autoría es a veces difícil de atribuir, porque firmó en esa época con diferentes seudónimos, cabe destacar ya a partir de 1929, Cosecha roja, La maldición de los Dain, La llave de cristal o El hombre delgado, todas ellas adaptadas al cine, y algunas con la participación del mismo autor en los guiones. De aquella etapa destaca El halcón maltés, en la que aparece Sam Spade, personaje recurrente en diversas novelas del autor. Fue publicada en 1930 y llevada al cine en dos ocasiones: en 1931 por la Warner, protagonizada por Bebe Daniels que entonces era una estrella rutilante, y sobre todo la versión de 1941, de la misma productora, que dirigió John Huston y contó con la participación de Bogart, Mary Astor y Peter Lorre, todo un clásico del llamado cine negro, que para algunos críticos incluso inaugura el género. En opinión de quien escribe estas líneas, con ser una grandísima película, no puede considerarse como inaugural, pues existían numerosos antecedentes desde la etapa muda, y ya en el cine sonoro, desde la primera versión citada, hasta Scarface de Howard Hawks y Paul Muni, pasando por algunas de las que protagonizaron James Cagney o George Raft, por poner sólo algunos ejemplos.
Se deben también a la pluma de Hammett diversas colecciones de relatos como El agente de la Continental, Dinero sangriento, El gran golpe o Disparos en la noche. Como curiosidad, diremos que nuestro autor no fue tampoco ajeno al género del cómic, pues a partir de 1935 realizó varios guiones para la serie Agente secreto X-9, que ilustró el gran Alex Raymond para King Features Syndicate.La
obra de Dashiell Hammett y su personalísimo estilo tienen varias claves que le
caracterizan. Está la tremenda violencia con que se emplean muchos de sus
personajes. Violencia física y también verbal. Emplea Hammett un lenguaje
lacónico e impresionista, el lenguaje de la calle, de los bajos fondos que
conocía muy bien desde su etapa de detective. Recurre a tramas y argumentos
simples, huyendo de crímenes complicados y rompecabezas de detalles que
caracterizan otro tipo de novelas policiacas. Entre sus personajes no suele
faltar nunca la femme fatale, rubias,
morenas o pelirrojas, resultan siempre peligrosas a la vez que encantadoras.
Sus protagonistas masculinos, ya sean el agente de la Continental o el mismo
Sam Spade, trasuntos ambos del propio autor, son en esencia antihérores cargados
de defectos y a menudo atormentados por fantasmas del pasado. A Dashiell
Hammett se deben todos o la mayoría de los tópicos que caracterizan el género:
palizas en oscuros callejones, tiroteos en la noche iluminada por los faros de
un automóvil, apurados tragos a botellas de bourbon, besos que nunca debieron
darse o sexo que debió evitarse, forman parte de la fórmula original que con
distintas variantes, adoptaron y recrearon otros autores como Raymond Chandler,
Georges Simenon y hasta el mismo Ernest Hemingway. En el plano social, la
novela negra de Hammett retrata la sociedad americana de su tiempo: corrupción,
pesimismo, depresión, negrura que en definitiva, dibuja la oscuridad de la peor
cara del frustrado sueño americano, o más bien su pesadilla.
Biblioteca Bigotini os ofrece la versión digital de su relato Sólo se ahorca una vez, que ilustra a la perfección el ambiente y el aroma literario de su autor. Clic en el enlace:
https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=S%C3%B3lo+se+ahorca+una+vez.pdf
Si te caen veinte años, te estaré esperando. Si te ahorcan, siempre te recordaré. Dashiell Hammett.
No hay comentarios:
Publicar un comentario