El
religioso alemán Johannes Trithemius, nacido
en 1462, fue autor del primer libro impreso sobre criptografía, que se
publicó en 1518, dos años después de su muerte, y llevaba el título de Polygraphiae Libri Sex, los seis libros de
poligrafía. Se trata además de la primera obra en que la teoría matemática
resulta de aplicación fundamental en la criptografía. Antes de Trithemius a
menudo se recurría a la simple sustitución de los símbolos contenidos en los
criptomensajes, sustituyendo o reemplazando simplemente unas letras por otras.
Así por ejemplo, la palabra MAR quedaba convertida en NBS, mediante el sencillo
procedimiento de sustituir cada letra por la que le sigue en el alfabeto.
Naturalmente, de esta forma los mensajes resultaban fácilmente descifrables. A
ello ayudaba el llamado análisis de frecuencias, un método
vigente ya desde el siglo IX cuando el erudito árabe Al-Kindi lo dio a
conocer. El método analiza las letras más frecuentes en los diferentes idiomas,
por ejemplo, ETAOIN SHRDLU en el caso del inglés. Una información muy valiosa
para analizar los códigos de sustitución.
El
término cifrado alude a la
sustitución de letras o palabras por números, una forma de encriptación también
muy usual. Es posible asimismo utilizar una estadística más compleja empleando
por ejemplo, combinaciones de pares de letras. En español, como en el resto de
los idiomas derivados del latín, y como en la mayoría de los indoeuropeos, la Q
aparece casi siempre seguida de la U. La Polygraphiae de Trithemius contiene
cientos de columnas de palabras latinas dispuestas de dos en dos en cada
página, y cada palabra equivale a una letra del alfabeto. La primera página
comienza:
a: Deus a: Clemens
b: Creator b: clementisimus
c: conditor
c: pius
Para
codificar mensajes se utiliza la palabra que sustituye a cada una de las
letras. El hallazgo de Trithemius, más próximo a la gramática latina que
propiamente al terreno de las matemáticas, fue construir tablas de equivalencia
de tal manera que cualquiera de los pasajes codificados pudiera ser leído como
una oración o unas frases con sentido por alguien que no estuviera en el
secreto del código. Así, si las primeras letras del mensaje que se quisiera
transmitir fueran CA, la oración comenzaría con las palabras Conditor clemens (Creador clemente o
misericordioso), que pasaría por ser el comienzo de cualquier expresión
piadosa. El resto de los libros que componen la obra contienen métodos y
fórmulas más sofisticadas, junto a las respectivas tablas de equivalencia, para
ocultar información de forma creativa.
También
fue autor Johannes Trithemius de otra obra célebre, Steganographia, que aunque se escribió en 1499, no vio la luz hasta
1606, y formó parte de la larga lista de libros prohibidos por el santo
tribunal eclesiástico. Era otro libro de códigos, pero se interpretó
erróneamente como de magia negra porque incluía números que a los inquisidores
se antojaron de la Cábala.
Fm
qspgf Cjhpujñj, uvwp ef kpwfñ bgjdjpñ b ftubt upñufsjbt, es decir, el profe Bigotini tuvo de joven afición a
estas tonterías, pero se le pasó con el tiempo, un médico capaz de curarlo
todo.
Cada
vez que me equivoco, descubro una verdad hasta entonces desconocida.
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