Toledano
nacido en fecha probablemente anterior a 1515, Francisco
Cervantes de Salazar fue hijo de Alonso de Villaseca Salazar y
de María Peralta. El apellido Cervantes lo tomó de su familia materna. Aprendió
el latín en Toledo con el maestro Alejo de Venegas, y marchó luego a estudiar
en Salamanca, donde no llegó a graduarse como bachiller. Accedió al empleo de
oidor de la Cancillería de Valladolid gracias a la protección dispensada por el
canciller Girón. Fue también inquisidor en Toledo y miembro del Consejo de
Castilla. Precisamente en calidad de consejero viajó a Flandes para entender en
el pleito suscitado a raíz de la herencia del conde de Nassau. Allí conoció y
trató al humanista Juan Luis Vives, que dejó profunda huella en el pensamiento
y la memoria de Francisco, como se desprende de sus escritos. Fallecido el
canciller Girón en 1540, Cervantes pasó a servir al cardenal García de Loaysa
que entonces presidía el Consejo de Indias, en calidad de secretario de cartas
latinas.
Es dudoso que Cervantes fuera catedrático en Osuna y en Alcalá. La documentación de que se dispone podría señalar a otro Cervantes diferente. En cualquier caso, en 1550 lo encontramos ya en México. Al parecer viajó a tierras americanas a instancias de Antonio de Mendoza, virrey de la Nueva España, que reclutó a muchos profesores y catedráticos para dictar lecciones en la recién nacida Real y Pontificia Universidad de México. Allí Cervantes de Salazar ejerció como catedrático de retórica latina. Tras hacer probanza de sus años como oidor en Salamanca, obtuvo en México los grados de bachiller y de doctor que le habían sido negados en España. Fray Alonso de Veracruz lo calificó en esa etapa como el más eminente maestro en Artes y en Teología que haya en esta tierra, y catedrático de Prima de esta divina y sagrada facultad, sujeto de mucha y variada erudición, en quien compite la más alta virtud con la más exquisita y admirable doctrina. Después de semejantes elogios, poco cabe añadir sobre la estatura intelectual y académica de nuestro hombre. Profesó como sacerdote en 1554. Fue rector de la universidad mexicana y deán del Cabildo de la catedral, aspiró a alguna canonjía y hasta a la silla episcopal. Falleció en la ciudad de México en 1575.
En
cuanto a su obra, que es lo que más nos interesa en estas reseñas literarias,
Cervantes fue autor de varios tratados, publicados todos en México. Por encima
de todos destaca su Crónica de la Nueva España,
en la que se pone de relieve la calidad y
temple de ella, la propiedad y naturaleza de los indios. Se trata de una
obra imprescindible para conocer la Historia de los primeros años de conquista,
población y asentamiento del Nuevo Mundo. A diferencia de otras crónicas
escritas por soldados y aventureros, Cervantes aporta la visión culta del
erudito. Nuestra biblioteca Bigotini tiene el placer de proponeros la lectura
de esta singular crónica. Está tomada de la Biblioteca Virtual Miguel de
Cervantes. Haced clic en el enlace y
disfrutad la prosa de Francisco Cervantes de Salazar, latinista y teólogo
metido a cronista. Una visión diferente de la Historia de América.
https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=Cr%C3%B3nica+de+la+Nueva+Espa%C3%B1a.pdf
…al hombre que habla con aviso y dice cosas escogidas, decimos que echa perlas por la boca; e al murmurador e infamador, que echa víboras… Francisco Cervantes de Salazar. Crónica de la Nueva España.
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