Niels Bohr nació en Copenhague en
1885. Era el hijo de Christian Bohr, catedrático de fisiología, y Ellen Adler,
perteneciente a una adinerada familia judía con gran influencia en la banca y
en la política danesa. Se doctoró en la Universidad de Copenhague en 1911, y
completó sus estudios en Manchester, teniendo como profesor al gran Ernest
Rutherford. En 1916 accedió a la cátedra de física teórica de Copenhague, y
desde 1920 creó y dirigió el Instituto Nórdico de Física Teórica. Obtuvo el
Nobel de física en 1922. En 1943 huyó a Suecia y más tarde a Londres, para
evitar ser arrestado por la Gestapo. Durante la guerra participó en el Proyecto
Manhatan en Los Álamos, Nuevo México, colaborando en la investigación americana
para fabricar la bomba atómica, en el convencimiento de que los nazis
trabajaban contra reloj para disponer de ella de forma inminente. Terminada la
contienda, regresó a Copenhague y defendió los usos pacíficos de la energía
nuclear y el desarme, hasta su fallecimiento acaecido en 1962 a los setenta y siete
años.
En
cuanto a su labor científica, Niels Bohr publicó su célebre modelo atómico en 1913, que introdujo el
novedoso concepto de las órbitas cuantificadas y los saltos de los electrones
entre ellas, por lo que podemos considerarle el padre de la mecánica cuántica. Esos trabajos y su
investigación sobre la radiación le hicieron acreedor al premio Nobel. En la
década de los treinta Bohr investigó las desintegraciones nucleares y la
capacidad de fisión de determinados isótopos.
Sus
ideas, en su momento revolucionarias, no fueron aceptadas de forma inmediata o
lo fueron con muchas reticencias, por parte de la comunidad científica. El
mismo Albert Einstein se mostró escéptico al principio. Su célebre frase Dios no juega a los dados con el Universo
se rebelaba contra los fundamentos de la nueva mecánica expresados por Bohr
entre otros, basados en la incertidumbre y sustentados en unas matemáticas más
próximas al cálculo de probabilidades que a la obtención de certeza en los
resultados que había preconizado la mecánica newtoniana.
Notable
escritor, además de los artículos y comunicaciones puramente científicas, Bohr
fue autor de varios libros de divulgación. Uno de ellos, estimado como un
tesoro por nuestro viejo profe Bigotini, se publicó en España en 1970 por
Aguilar: Nuevos ensayos sobre física
atómica y conocimiento humano.
Apasionado
defensor del desarme nuclear, entre 1948 y 1950 pronunció las famosas conferencias Gifford, germen del
movimiento Átomos para la paz.
Colaboró también en la creación del Centro Europeo para la Investigación
Nuclear (CERN), que años después construiría en Ginebra el kilométrico
acelerador de partículas que ha contribuido a tantos avances científicos.
Llevan
su nombre un cráter lunar, un asteroide y hasta un elemento químico, el bohrio.
Desde nuestra modesta ventana abierta al progreso, nos sumamos de forma
entusiasta al homenaje y el recuerdo de aquel gran científico y gran hombre.
Cualquier cosa que me escuchen decir a partir de ahora, no será una afirmación, sino una pregunta. Niels Bohr dirigiéndose a sus alumnos al comienzo de una clase.
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