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jueves, 22 de abril de 2021

NORMAN ROCKWELL, COSTUMBRISMO Y EMOCIÓN

 


Nacido en Nueva York en 1894, Norman Percevel Rockwell, que firmó siempre como Norman Rockwell, fue probablemente el artista gráfico que mejor supo plasmar en sus trabajos el espíritu norteamericano con todos sus tópicos incluidos. Se aficionó a dibujar desde muy niño, y a los catorce años ingresó en la Chase School de Manhattan, una de las más prestigiosas escuelas de arte de su tiempo. Se especializó en la figura humana y muy joven consiguió su primer empleo remunerado como ilustrador del semanario Saturday Evening Post, donde trabajó hasta los años sesenta. Especialmente dotado para captar la atención del público y tocar la fibra más sensible con sus dibujos, Rockwell tuvo gran éxito como ilustrador publicitario. Las campañas gráficas más exitosas de Coca-Cola o más tarde de McDonald’s llevaron su sello. Siempre reconoció la influencia de Leyendecker, de quien fue también amigo personal. Rockwell tuvo tres esposas y tres hijos, y un carácter retraído propenso a la depresión. En las escasas entrevistas que concedió se mostraba frustrado y casi avergonzado de su trabajo. Confesó en alguna ocasión que había soñado con ser un gran artista, pero no pudo pasar de ser un simple ilustrador, por lo que se resentía su autoestima. Falleció en 1978 sin apartarse un momento de sus lápices y pinceles.


En cuanto a su obra, cabe definirla como costumbrista con ciertos delicados toques de humor. En sus primeros trabajos abundaron los dibujos de niños entregados a un sinfín de juegos y travesuras. Subyace un fondo de nostalgia por los días felices de la infancia en ambientes rurales. Otro gran grupo lo componen sus ilustraciones patrióticas. Durante las dos grandes guerras Rockwell retrató a los jóvenes soldados, a las madres y las novias que les esperaban en casa, a los muchachos honrando la bandera en los campamentos…

Sus ilustraciones ensalzan los valores americanos más conservadores, la familia, el patriotismo o un profundo y emocionado sentimiento religioso, impregnan sus trabajos. Se hicieron célebres y casi virales, como diríamos hoy en expresión aborrecible, algunas de sus mejores ilustraciones, como la cena de acción de gracias, el cumpleaños de la maestra o la trabajadora industrial durante la guerra. Tampoco hay que olvidar sus postales navideñas, siempre cargadas de nostálgica ternura.

Para recordar a este magnífico ilustrador, traemos una selección de su obra. Sumergíos en la american way of life que destila su trabajo.























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