Nacido
en la ciudad sueca de Uppsala en 1701, Anders Celsius
formó con su compatriota Carl von Linné la pareja científica que introdujo a
Suecia en la vanguardia del progreso y las Ciencias Naturales de los siglos XVIII
y XIX. El pequeño Anders recibió una educación esmerada. Su tío Olof Celsius,
que fue catedrático y uno de los más notables botánicos de su tiempo, se ocupó
personalmente de dirigir sus estudios. Aunque se interesó por muchas otras
disciplinas, en su juventud le apasionó la astronomía. Entre 1730 y 1744, año
de su prematuro fallecimiento por tuberculosis, Anders Celsius dictó la cátedra
de astronomía de
Pero
la que sin duda fue su más célebre aportación al progreso de las ciencias, es
la escala
termométrica que lleva su nombre. Antes del siglo XVIII, las mediciones
de los termómetros eran poco fiables, se utilizaban dos tipos de escala: una
para el frío y otra para el calor, por lo que los instrumentos debían enfriarse
y calentarse sucesivamente. En 1714 el físico alemán Fahrenheit ideó una escala
más racional basándose en las temperaturas de fusión del hielo y la ebullición
del agua, que abarca de
En
1742 Anders Celsius creó la escala centesimal de manejo mucho más sencillo. Los
grados de Celsius iban de
Los
termómetros de mercurio ajustados a dicha escala fueron denominados durante
años termómetros suecos y sus grados
se conocen como centígrados. Actualmente
la escala Celsius se emplea en la mayoría de
los países. Resulta especialmente útil en meteorología y en medicina. En el
ámbito científico más riguroso se ha visto sin embargo, desplazada por la
escala Kelvin, ideada en 1848 por Lord Kelvin, que comienza en el cero absoluto
equivalente a -273,15ºC.
En Bigotini rendimos un admirado homenaje a Anders Celsius, un gran científico y un gran hombre que consiguió, según sus propias e irónicas palabras, que sus compatriotas los suecos prestaran un poco más de atención a la ciencia y un poco menos a la guerra que por entonces era una especie de deporte nacional.
No
hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee,
que no aprende, que no piensa. Ray Bradbury. Fahrenheit 451.
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