Eugene
Francis Byrnes, que firmó sus trabajos como Gene
Byrnes, fue un neoyorquino nacido en 1889. Comenzó a ganarse la
vida desde su infancia ayudando a su padre en un modesto negocio de aparejos
para caballos que fue decayendo al tiempo que los equinos iban siendo
reemplazados por vehículos automóviles. Se dedicó también a las reparaciones
eléctricas, a la vez que daba sus primeros pasos en el mundo del cómic. Después
de seguir un curso de dibujo por correspondencia, presentó sus trabajos a Tad
Dorgan que en aquel tiempo triunfaba con sus viñetas sobre deportes. Dorgan
apreció sus dibujos y hasta el gran Winsor McCay se fijó en Byrnes, y escribió
una recomendación para el New York
Telegram, publicación en la que el joven Gene se estrenó profesionalmente.
Dibujó
para el Telegram hasta 1919 con el
único paréntesis de la Primera guerra Mundial, y fue a partir de 1917 cuando
apareció la serie que le procuraría fama imperecedera. Se trata de Reg’lar Fellers, protagonizada por una
pandilla de mocosos de los suburbios neoyorquinos que viven toda clase de
aventuras y perpetran toda suerte de divertidas travesuras. La serie se hizo
tan célebre que fue adaptada al cine, y a través de las pantallas fue vista por
espectadores del mundo entero. En aquel primitivo cine mudo repleto de gags, se
hicieron famosos los pilluelos y hasta su mascota, un simpático chucho blanco
con una mancha negra en el ojo izquierdo.
Byrnes
siguió publicando sus historietas en varios periódicos americanos, llegó a
ganar 25.000 dólares anuales en su época dorada, y dibujó hasta su
fallecimiento en 1974. En nuestro repaso por la historia del cómic, os dejamos
una muestra de su producción gráfica.
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