No
todas las estrellas de Hollywood brillaron por igual. El caso de
Carole Landis ejemplifica
perfectamente el de otras divas de la serie B.
La
pobrecilla tuvo una infancia desgraciada, tachonada de miseria y
abusos sexuales. A los quince años hizo su primer matrimonio
fallido, abandonó el instituto y la casa de sus padres. Se inició
como bailarina en un nightclub, se tiñó de rubia y debutó ante las
cámaras en pequeños papeles. Cambió su nombre (Frances Lillian
Mary Ridste) por el de Carole Landis, en homenaje a su admirada
Carole Lombard. El éxito llegó para ella en 1940, cuando el
avispado productor Hal Roach le dio un papel en One Million
B.C., una comedia prehistórica, divertida y taquillera que
alcanzó gran popularidad. También se hicieron populares los pechos
de Carole, dotada de una delantera espectacular que sedujo a los
espectadores masculinos desde el primer fotograma en que apareció.
La
Landis se convirtió en amante del poderoso productor Darryl Zanuck
de la Fox, y en los primeros cuarenta actuó en algunos musicales de
éxito, compartiendo reparto con Betty Grable y otras estrellas del
momento. Finalizada su relación con Zanuck, su estrella declinó,
viéndose obligada a trabajar en películas de serie B o a aceptar
papeles secundarios. Cuando los USA entraron en guerra, Carole
participó activamente en los espectáculos que patrocinados por el
ejército, divirtieron a miles de soldados en África, Europa o el
Pacífico.
Por
otra parte, la chica no carecía de talento. Escribió varios
artículos nada desdeñables para diversas publicaciones, y fue la
autora del guión del cómic Winnie The Wac, obra del
dibujante Vic Herman, que narraba las peripecias de una rubia platino
entre la tropa, un personaje claramente inspirado en la propia
actriz.
Se
casó tres veces y tuvo un buen puñado de amantes. El último de
ellos fue el británico Rex Harrison, que la abandonó de una forma
nada elegante. Al parecer, Carole no pudo superar ese abandono, y se
suicidó en Los Ángeles con una sobredosis de barbitúricos. Tenía
sólo 29 años.
Como
modesto homenaje al recuerdo de esta fugaz estrella, en Bigotini os
brindamos el enlace para visionar un breve reportaje donde se recogen
algunos de los mejores momentos de Carole Landis. Haced
clic sobre el cómic de Winnie y disfrutad un par de
minutos con la efímera belleza de una belleza efímera.
Próxima
entrega: Priscilla Lane
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