Quienes
peinamos canas recordamos algún que otro episodio de La hora
de Alfred Hitchcock, aquella serie inquietante y fantástica
que a veces tenía el efecto de hacernos mirar bajo la cama antes de
acostarnos. Sólo por esos ratos ya merece Hitchcock figurar entre
los grandes. Pero es que además están todas esas geniales
películas, desde Los 39 escalones hasta Cortina
rasgada, pasando por Rebeca, Recuerda, Encadenados, La
ventana indiscreta, El hombre que sabía demasiado, Vértigo, Con la
muerte en los talones, Psicosis, Los pájaros, Marnie...
Intriga, suspense (él fue el responsable de que ahora usemos ese
término), en ocasiones un sutil sentido del humor, guiones
perfectos, finales redondos y algún que otro susto inolvidable.
Definitivamente, todo un maestro del cine.
Años
después fuimos conociendo algunos pecadillos del genial cineasta.
Parece que el bueno de don Alfredo era un picarón fetichista y
obsesionado por las rubias, que tiraba los tejos a Ingrid Bergman,
pellizcaba a Doris Day, sobaba a Kim Novak, torturaba a Tippi Hedren,
y hasta tuvo el descaro de robar las bragas a Grace Kelly, toda una
futura princesa de Mónaco. Bueno, nadie podía esperar que además
de ser un genio del séptimo arte, Hitchcock fuera también la madre
Teresa. Por otra parte, las estrellas de Hollywood ya debían estar
acostumbradas a esas cosas, son algo que va en el cargo, y todas
(menos la pobrecilla Tippi Hedren que acabó desquiciada) querían
luego repetir con él, así que no sería para tanto.
Él
en el fondo, era un poco narcisista. Le habría gustado tener el
físico de Cary Grant, pero se tuvo que apañar con su perfil
rechoncho que se aseguró de hacer mundialmente célebre, filmándose
a sí mismo leyendo el periódico en un tren, paseando por la calle o
tomando el autobús con un violonchelo a cuestas.
Hoy
os facilitamos el enlace para visionar El
proceso Paradine, una película que dirigió en 1947 y
cuenta con la presencia de Gregory Peck, Ann Todd, Charles Laughton,
Louis Jourdan y la bellísima Alida Valli, entre otros. Haced
clic en la carátula y recrearos con el buen oficio y la
genialidad del maestro.
Próxima
entrega: Lawrence Olivier
No hay comentarios:
Publicar un comentario