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miércoles, 5 de julio de 2017

JAKOB BERNOULLI. PASIÓN POR LAS PROPORCIONES


Nacido en Basilea en 1654, Jakob Bernoulli, a quien también se llama a veces Jacob, Jacques o James, fue uno de los más destacados filósofos y matemáticos de su generación. Su familia cuenta con otros reputados científicos, pues fue hijo de Nikolaus y hermano de Johann Bernoulli. Estudió en su ciudad natal, y en su magnífica Universidad, filosofía y teología. Su padre le había destinado a ocuparse de esas materias, pero su verdadera vocación era la de las ciencias, así que ocultamente Jakob comenzó a estudiar física y matemáticas, deslumbrando muy pronto a sus profesores en estas materias.
Siendo todavía un muchacho, amplió y enriqueció los trabajos de Newton y Leibniz sobre cálculo infinitesimal, aplicando sus hallazgos a nuevos problemas. Desarrolló también la geometría analítica, el cálculo de probabilidades y el de variaciones, y aportó mejoras impagables al teorema de Fermat. Junto a su hermano Johann, descubrió las propiedades de la cicloide, y en suma, sus contribuciones a la teoría matemática moderna, han resultado del todo decisivas para las aplicaciones más usuales en la actualidad.

Jakob Bernoulli no fue precisamente un aventurero. Apenas viajó, transcurriendo la mayor parte de su vida en su Basilea natal, en cuya prestigiosa Universidad, ejerció el magisterio hasta su muerte. En una fugaz estancia en Inglaterra, trabó amistad con Robert Boyle y Robert Hooke, con quienes mantuvo siempre permanente contacto y correspondencia. Ellos le animaron a proseguir sus trabajos matemáticos. A Bernoulli cabe el honor de ser la primera persona en la Historia en resolver ecuaciones diferenciales separables, mediante un ingenioso método que ni siquiera han llegado a superar los modernos computadores. Se alió con Gottfried Leibniz en la encarnizada disputa que éste sostuvo con Newton. Junto a su hermano Johann, publicó una brillante serie de artículos sobre las llamadas curvas trascendentales y la isoperimetría, lo que valió a ambos el reconocimiento universal en el terreno científico.

Jakob Bernoulli falleció de tuberculosis en 1705. Nicholas, uno de sus sobrinos, publicó en 1713 un volumen con sus últimos trabajos, que a la postre resultaron ser una obra imprescindible para la matemática moderna. En ellos, bajo el epígrafe de teoría de la probabilidad, se contienen hallazgos tan trascendentes como los números de Bernoulli o el llamado ensayo de Bernoulli, cuya gestación parece milagrosa sin contar con los actuales métodos de computación. Poco antes de su muerte encargó un epitafio con la leyenda: eadem mutata resurgo (resurjo mutante y permanente). Encargó también que en su tumba fuera grabada una espiral logarítmica, pero los marmolistas tallaron una espiral de Arquímedes, donde las distancias son constantes, mientras que en la logarítmica se van incrementando en progresión geométrica. La espiral de Bernoulli ha sido elegida como símbolo en 1948 por el Colegio de Patafísica (lo que está más allá de la física), una sociedad fundada en París como beligerante oposición a las sociedades científicas oficiales. La patafísica es la ciencia de las soluciones imaginarias. Nuestro profe Bigotini, paradigma de los personajes imaginarios, es desde su ya remoto nacimiento, miembro honorífico de esta sociedad surrealista y vanguardista. Artístico legado basado en el absurdo más clamoroso y fantástico. Et glorificatus sum in aeternum. Amen.

Hay quienes, para matar el tiempo, son muy capaces de estropear el reloj.



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