Este tipo de rostro adusto, John Napier o Neper, como se le conoce en otras
lenguas, fue un escocés nacido en Edimburgo en 1550. De familia
noble, fue su cuna nada menos que el imponente castillo de
Merchiston, del que hoy se conserva todavía su gallarda torre. Como
el resto de los aristócratas de su tiempo, pasó sus primeros años
en la mansión familiar, sin hacer estudios de ninguna clase. Siendo
ya adolescente marchó al continente con su tío, y estudió en
Flandes y Francia. De vuelta a casa, contrajo matrimonio y se ocupó
de administrar su hacienda, que era lo que hacían los nobles serios
por aquel entonces. Napier tenía un don natural para entender y
desarrollar las matemáticas, sin embargo, nunca concedió
importancia a esa actividad, que consideró una especie de hobbie
intrascendente. Su verdadera preocupación intelectual era nada menos
que la exégesis del Apocalipsis de San Juan, tarea a la que se
consagró en cuerpo y alma durante décadas.
No
obstante, y de forma tan inesperada que sin duda habría sorprendido
a él mismo, John Napier ha pasado a la historia de la ciencia por
sus importantes trabajos matemáticos. Es nada menos que el padre de
los logaritmos, llamados
logaritmos neperianos
precisamente en su honor y su recuerdo. Él los llamó números
artificiales, y constituyeron un paso de gigante para el
progreso de la aritmética, ya que merced a ellos, pueden sustituirse
las multiplicaciones por sumas y las divisiones por restas, lo que
simplifica enormemente cualquier cálculo. La prodigiosa intuición
de Napier no hace sino confirmar algo en lo que ya insistían los
pitagórcos muchos siglos atrás: multiplicar no es sino sumar
sucesivamente, así como dividir es invertir la multiplicación, en
definitiva, restar. Los logaritmos sustituyen también las potencias
por productos y las raíces por divisiones. Los logaritmos abrieron
un enorme campo en el desarrollo de los cálculos matemáticos. En
1614 Napier publicó su gran obra: Mirifici
logarithmorum canonis descriptio ejusque usus in utroque
trigonometria tu etiam in omni logistica mathematica amplissimi,
facillimi et expeditissimi explicatio. Ya veis que
entonces no se llevaban precisamente los títulos cortos. En Bigotini
veneramos su gran talla intelectual y le rendimos admirado homenaje.
La
vocación del político es hacer de cada solución un problema. Woody
Allen.
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