La
primera serie del hombre mono que en los treinta protagonizó el
inimitable Johnny Weissmuller, fue sin duda la más exitosa de lo que
podría llamarse cine de evasión. Tampoco estuvo nada mal la saga de
Flash Gordon con Buster Crabbe al frente. Esta última no llegó a
España en su momento, de manera que los aficionados al género hemos
tenido que verla en vídeos mucho tiempo después. Sinceramente, esas
pelis de Flash Gordon no fueron gran cosa, sin embargo los carteles
eran fabulosos, auténticas joyas de coleccionista.
Ahora
bien, para película mítica y redonda, sin duda hay que quedarse con
la primera King Kong de 1933. Vistos hoy en día, los efectos
visuales son ingenuos y primitivos, pero no importa: está el gorila,
está el Empire State, los aviones, la isla volcánica con sus
negritos salvajes, y está sobre todo la chica impresionante posada
sobre la palma de la mano del gigante con la ropa hecha jirones. Es
una de esas imágenes que quedan grabadas a fuego en la imaginación
de cualquier niño, ya sea pequeño o grande.
Pues
si. El género fantástico, que se había inaugurado casi a la vez
que el mismo invento del cine, con el Viaje a la luna de
Meliés, tuvo en los treinta un auge sin precedentes. Hace poco
publicamos una entrada sobre el puritano código Hays y su demoledora
influencia en la industria de Hollywood. Hoy os ofrecemos (haced
clic en la carátula) la mítica secuencia del desnudo de
Maureen O'Sullivan en Tarzán y su compañera, segunda
película de la serie, que se filmó en 1934. Los chicos españoles
de los sesenta no pudimos verla porque naturalmente la censuraron.
Disfrutadla ahora que podéis.
Próxima
entrega: El cine de animación
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