Nacido en Megalópolis hacia 200 a .C., Polibio era un griego notablemente
romanizado. Tenemos derecho a considerarle el primer historiador realmente
merecedor de ese título. A diferencia de sus antecesores, incluso del mismo
Heródoto, a quien muchos consideran el padre de la Historia, Polibio fue el primero
en incorporar a su tarea la veracidad y el rigor necesarios para poder
considerarla una ciencia. Pionero en el análisis historiográfico, Polibio no se
conformaba con haber leído los escritos clásicos o con haber escuchado rumores
acerca de determinada nación. Comprobaba las fuentes, y siempre que era
posible, viajaba a los diferentes territorios del Imperio, recogiendo
testimonios de primera mano. En su obra, al margen de lo anecdótico que supone
determinada narración de cualquier episodio, Polibio intenta explicar los
hechos, analizando por ejemplo, las causas políticas, demográficas y culturales
de la hegemonía romana en el ámbito mediterráneo. Junto con Tucídides, fue el
primero en excluir la intervención divina de los acontecimientos históricos. Estas
cualidades le convierten en pionero de la Historiografía, de la Teoría de la
Historia, de las Ciencias Políticas e incluso de lo que ahora llamamos
Relaciones Internacionales.
Comenzó su carrera como embajador de la
Liga Aquea, y fue después elegido hiparca.
A pesar de sus esfuerzos por mantener la neutralidad en las Guerras
Macedónicas, los romanos lo hicieron su rehén, y en calidad de tal, Polibio
permaneció con ellos diecisiete años. En ese tiempo, su amplia cultura y su
trato distinguido le abrieron las puertas de la aristocracia de Roma. Lucio
Emilio Paulo lo tomó como preceptor de sus hijos. Uno de aquellos hijos era
nada menos que Escipión, que llegó a considerarle un segundo padre. Así que al
amparo del poderoso Escipión, Polibio tuvo oportunidad de recorrer el Imperio.
Estuvo en África, siendo testigo de
excepción de la Tercera Guerra Púnica y de la toma de Cartago. En Hispania
vivió de cerca las Guerras Celtibéricas y pudo conocer a fondo su geografía y
las costumbres de sus pobladores. A Polibio debemos la mayor parte de las
noticias que han llegado hasta nosotros sobre los pueblos prerromanos de
nuestra península. Su obra fundamental fue su extensa y prodigiosa Historia General, un tratado de cuarenta
volúmenes que reunió la práctica totalidad de los conocimientos históricos de
su tiempo.
Tras la muerte de Escipión, su valedor y
protector, Polibio regresó a su Grecia natal, donde falleció hacia 118 a .C. a la entonces muy
avanzada edad de ochenta y dos años. Si hemos de creer al Pseudo Luciano, uno
de sus biógrafos, murió como consecuencia de una caída del caballo, lo que
hablaría a favor de una vida plena y activa hasta el momento de su muerte.
Desde el blog del profe Bigotini, y como apasionados de la Historia, vaya
nuestro aplauso y nuestro homenaje a este Polibio, gran historiador, gran
viajero, y hombre adelantado a su tiempo.
-Doctor, tengo tendencias suicidas, ¿qué
me aconseja?
-Pagar por adelantado.
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