En
Hillsboro, Ohio, y en 1907 nació Milton Caniff,
uno de los indiscutibles maestros del cómic clásico. Era el hijo de un impresor
que cuando el pequeño Milton tenía nueve años, trasladó a la familia a
California, muy cerca de Hollywood, la Meca del cine. El muchacho participó
como extra en el rodaje de varias películas, y en 1922 consiguió publicar sus
primeras ilustraciones. Estudió Bellas Artes en la Universidad de Ohio, donde
conoció a Noel Sickles, un dibujante que había adquirido cierta fama con su
serie cómica Scorchy Smith. Juntos
abrieron una agencia artística en Columbus durante la gran depresión del 29,
pero no les fue demasiado bien.
Caniff
se trasladó a Nueva York en 1932, y allí consiguió abrirse camino dibujando
para varias publicaciones, caricaturas de políticos y otras ilustraciones
humorísticas. En esa época cultivó el estilo de dibujo cómico que había
aprendido con Sickles y creó su primera serie, Dickie Dare, que narraba
las aventuras de un chico de doce años y su perrito, con numerosos guiños a la
literatura para jóvenes en sus guiones.
En
1934 presentó al Chicago Tribune los bocetos del que sería su primer trabajo
realmente importante, una serie destinada a convertirse en un clásico del cómic
mundial: Terry y los piratas. Con un
guión espléndido, Terry Lee y su amigo Pat Ryan, recorren el mar de China
combatiendo a los sanguinarios piratas capitaneados por una mujer hermosa y
malvada, Lady Dragón. El estilo del artista derivó hacia dibujos más realistas
a medida que avanzaba la serie, con planos inspirados en el cine y un empleo
del blanco y negro y de las sombras, magistral. Terry tuvo un éxito inmediato,
y al entrar los USA en la II Guerra Mundial, el ejército encargó a Caniff una
historia para elevar la moral de la tropa a base de chicas guapas. En principio
eligió como protagonista a la rubia y sexy Bulma, que ya había aparecido en
varios episodios de Terry y los piratas. Pero la idea no gustó al Tribune que
era propietario de la serie, así que Caniff creó series nuevas protagonizadas
por espléndidas heroínas como Male Call o Miss Lace.
Una
vez concluida la guerra, en 1947, dejó de dibujar Terry y las demás series para
centrarse en un nuevo proyecto: Steve Canyon,
serie protagonizada por un as de la aviación que una vez desmovilizado, funda
una compañía especializada en misiones arriesgadas. Fue la serie de madurez que
consagró a Milton Caniff como uno de los más grandes historietistas, el Rembrandt de los cómics, como fue
apodado debido a su magistral empleo de las luces y las sombras. La cabecera de
la serie fue obra de su amigo Noel Sickles, que trabajó junto a él como
ayudante desde las primeras tiras de Terry.
Caniff
continuó dibujando episodios de Steve Canyon hasta el mismo día de su muerte,
acaecida en 1988. Os dejamos unas cuantas muestras del trabajo de aquel genial
artista.
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