Jean-Luc
Godard dijo una vez que en el cine todos y cada uno de los fotogramas eran verdad. Stanley
Donen nunca estuvo de acuerdo con eso. Desde que siendo niño
asistió como espectador a las primeras películas, comprendió que en el cine
todo era una mentira fantástica. Coincidió en ello con los principales
dirigentes de la industria que hicieron de Hollywood aquella irrepetible fábrica de sueños. El joven Stanley actuó en los platós desde el principio como
un mago capaz de convertir las calabazas en carrozas. Se inició como bailarín
pretendiendo imitar a Fred Astaire, su ídolo de la infancia, y aunque como bailarín
no pasó de actuar en los coros, su trabajo le dio la oportunidad de conocer a
Gene Kelly, con quien conectó inmediatamente porque ambos tenían una misma
visión del espectáculo cinematográfico. Su primera película fue Un día en Nueva York, a medias con su
amigo Kelly. Realizó después otros musicales como Siete novias para siete hermanos, Bodas reales, Tres chicas con suerte,
Siempre hace buen tiempo… Y Cantando
bajo la lluvia, probablemente el mejor musical de todos los tiempos, otra
vez colaborando con Gene Kelly.
Sobresalió
Donen también en la comedia, tanto de enredo como romántica, y a su talento se
deben películas espléndidas como Arabesco,
Dos en la carretera, Lío en Río y sobre todo Charada, una deliciosa comedia en la que una encantadora Audrey
Hepburn hizo las delicias de los espectadores.
Para recordar como merece el trabajo y el talento de Stanley Donen, os ofrecemos un documental biográfico que glosa su figura y su trayectoria. Hágase clic en este enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=uidGll7LqM0
Próxima entrega: Yul Brynner
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