Royston
Campbell Crane, o abreviadamente Roy Crane,
nació en Abilene, Texas, en 1901. Cursó estudios universitarios y asistió seis
meses a la Academia de Bellas Artes de Chicago. De joven viajó por el país
vagabundeando y ejerciendo diversos trabajos. Fue marinero, obrero en el
ferrocarril y hasta montador de carpas circenses. Se estrenó como caricaturista
en el New York World, donde aprendió de maestros como Webster o como Ethel
Hays, a la que imitó sobre todo en el dibujo de mujeres. En 1924 apareció su
primera serie, Wash Tubbs, apócope del principal personaje, Washington Tubbs
II, un gracioso empleado en una tienda, con un estilo de dibujo caricaturesco
dirigido al público infantil.
Crane
se cansó pronto de aquellos argumentos costumbristas, y mandó a su héroe a
viajar por el mundo buscando tesoros en una isla del Pacífico o adentrándose en
cuevas inexploradas. Las historietas fueron adaptándose a un público de más
edad, con menos chistes y más guiños literarios. Al mismo tiempo fue cambiando
el estilo de los dibujos. Crane se esmeró en los fondos, explotó con gran
habilidad las onomatopeyas, y se sirvió del negro y de los sombreados para
crear atmósferas más acordes al género de aventuras del que podemos
considerarle precursor. Fue sin duda un maestro del empleo del negro, hasta el
punto de que casi podría decirse que los colores estropean su trabajo.
En
1929 apareció Captain Easy, un soldado de fortuna que protagonizó las tiras
dominicales de mayor éxito en América. Y ya con la Segunda Guerra Mundial, a
partir de 1943, un personaje originalmente secundario como Buz Sawyer, fue
adquiriendo importancia hasta protagonizar una nueva serie de gran éxito.
Son
varios los aspectos a destacar en el trabajo de Roy Crane: el empleo del negro
y las sombras que ya mencionamos, los apasionantes argumentos de aventuras con
giros muchas veces inesperados en los guiones, y la vocación de propaganda
belicista y patriótica, algo muy frecuente en ese tiempo.
Hoy
en día llama también la atención el tinte machista de los comportamientos de
sus personajes. Algo que en su momento, no sólo no causó el menor rechazo, sino
que seguramente formó parte de la buena acogida que tuvo su trabajo por parte
del público. Sirva como ejemplo de cómo los valores y las mentalidades cambian
incluso en periodos de tiempo que pueden antojarse relativamente breves. En
este caso debemos felicitarnos por la evolución de la sociedad.
Crane
llegó a amasar con sus derechos una considerable fortuna que le permitió
retirarse relativamente joven. Dejó Captain
Easy y Buz Sawyer en manos de su
colaborador y amigo de la infancia Leslie Turner, a quien ya dedicamos un
capítulo en nuestra Historia del Cómic. Turner continuó las series sin
apartarse un ápice del estilo de su predecesor ni en los dibujos, que serían
prácticamente indistinguibles salvo por el detalle de la firma, ni en los
argumentos, que tras la Guerra Mundial hallaron nuevos filones en las de Corea
y Vietnam.
Roy
Crane falleció en Florida en 1977. Para recordar su obra os dejamos un puñado
de sus páginas y viñetas.
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