El maestro Pablo Luna compuso una zarzuela del género chico muy divertida titulada El asombro de Damasco. Hoy, parafraseando ese título, queremos recordar al filósofo y matemático Al-Samawal al-Maghribi, un judío nacido en Bagdad en 1130, autor de una obra asombrosa titulada Al-Bahir fil’-jabr, que se tradujo al inglés como The Dazzling in Algebra, y podríamos traducir al castellano como Lo Asombroso del Álgebra.
Se convirtió al Islam ya bastante mayor, cuando había fallecido su padre al que no quiso contrariar en vida. En el ámbito musulmán el trabajo más reconocido de Al-Samawal es una obra religiosa de madurez que refuta el cristianismo y el judaísmo.
Pero lo que aquí nos interesa es la faceta científica del autor que brilló sobre todo en el terreno de las matemáticas. Al-Samawal comenzó a interesarse por los métodos hindúes de cálculo a la temprana edad de trece años. Se dice que a los dieciocho dominaba ya por completo la materia, y a los diecinueve compuso su obra matemática definitiva. Lo Asombroso aporta información interesante sobre los trabajos perdidos de Al-Karaji, matemático persa del siglo X que nos resultaría completamente desconocido a no ser por las continuas referencias que Al-Samawal hace del maestro.
Pero además lo que acaso puede asombrarnos más de Lo Asombroso son sus extraordinarias aportaciones a los principios de aritmetización del álgebra. El autor explica la forma en que las cantidades aritméticas desconocidas o variables pueden tratarse como si fueran números ordinarios en lo relativo a las operaciones. Al-Samawal define las potencias, los polinomios y los métodos para hallar raíces de polinomios.
Su tratado fue el primero que afirmó que x0 = 1. Se dio cuenta de que cualquier número elevado a cero da como resultado la unidad. En Lo Asombroso se manejan con soltura el cero y los números negativos, algo por entonces todavía inusual. Se plasman conceptos del tipo 0 – a = -a. Tampoco parece figurar en ningún tratado anterior la expresión 12 + 22 + 32 +… + n2 = n(n + 1)(2n + 1)/6, un hallazgo tan asombroso para su época como anuncia el mismo título del tratado.
El profe Bigotini no se asombra fácilmente. No obstante, no puede más que rendirse ante la extraordinaria capacidad de anticipación de aquel judío islamizado que fue sin duda el asombro de Bagdad.
En los tiempos que corren los jóvenes piensan que el dinero lo puede todo. Algo que terminan de confirmar cuando se hacen mayores. Oscar Wilde.
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