Antonio
Lara de Gavilán, a quien el universo humorístico conoció como Tono, fue un jienense nacido en 1896. Se
inició como periodista primero en Cuenca, y poco después en Valencia. Sus
primeros dibujos se publicaron en el semanario cómico La Traca. En San
Sebastián trabajó como redactor de La Voz de Guipúzcoa, y más tarde se trasladó
a Madrid, donde ya con el seudónimo de Tono, que conservó durante toda su
carrera, fue ilustrador y portadista de semanarios como Mundo Gráfico, Nuevo
Mundo, La Esfera o Buen Humor. En 1919 estrenó su primera obra teatral, una
revista musical titulada Sueño de opio,
que se representó en el teatro madrileño Petit Casino, una obra absurda sin más objeto que exhibir setenta vestidos (si es que
se pueden llamar así), con un decorado arbitrario y una música encantadoramente
frívola.
De 1924 a 1930 residió en París, donde entabló amistad con Luis Buñuel y donde sobre todo, se empapó de las tendencias artísticas más modernas y vanguardistas del momento. Allí depuró el estilo de dibujo tan personal que practicaría durante el resto de su carrera. Trazo limpio, personajes con cara de alubia y un sentido del humor absurdo, surrealista y anárquico. En 1928 dibujó la cubierta de Bazar, un libro de Samuel Ros, y en 1929 la de El muerto, su adulterio y la ironía, de Antonio Robles. Colaboró con diferentes publicaciones francesas, Ric et Rac, Candide, Paris Soir, The Boulevardier y la prestigiosa La Rire. Se casó en París con Leonor Omstein, y marchó después a Hollywood donde trabajó como escenógrafo y guionista. Se jactó de haber cobrado 10.000 dólares por un solo chiste. De vuelta en España, colaboró con los estudios cinematográficos Chamartín.
Durante la Guerra de España fundó en San Sebastián, zona franquista, el semanario de humor La Ametralladora, dirigido fundamentalmente a los soldados del bando nacional. Colaboró en ello con su compañero y amigo Miguel Mihura, y junto a él escribió varias comedias entre las que destaca Ni pobre ni rico, sino todo lo contrario. Ya terminada la guerra, ambos filmaron la histórica película Un bigote para dos, estrenada en 1941, cinta completamente absurda que cambiaba los diálogos de una vieja película austriaca, filme que resume y quintaesencia el humor de ambos autores. Tono colaboró con otras publicaciones como ABC, Blanco y Negro, Semana y Arriba, el diario del Movimiento. En 1941, extinguida la revista La Ametralladora, surgió el histórico semanario La Codorniz, un verdadero hito del humor en el que junto a Tono, colaboraron su inseparable Miguel Mihura, Antonio Mingote, Rafael Azcona, Edgar Neville, Enrique Jardiel Poncela, Miguel Gila o José López Rubio, entre otros grandes del humor. Forman todos parte de lo que se dio en llamar la otra generación del 27. Con independencia del pasado político de cada uno de ellos, es necesario reconocer el talento del grupo, y el innegable mérito que tuvo arrancar semanalmente muchas sonrisas y acaso alguna carcajada a los lectores en aquella España triste y miserable de los años más oscuros del franquismo.
Antonio
Lara falleció en Madrid en 1978. En Bigotini os dejamos un abanico de sus
chistes e ilustraciones, trabajo que acredita a su autor para figurar en
nuestra personalísima Historia de la historieta.
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