El
maestro Benito
Arias Montano,
un sevillano nacido en 1527, fue el gran humanista español y uno de
los más importantes de la Europa de su tiempo. Tuvo en su juventud
insignes maestros, como Pedro Mexía o Juan de Quirós. Estudió
después en Alcalá, tomando las órdenes mayores y distinguiéndose
por sus amplísimos conocimientos teológicos. Pero Arias Montano fue
un hombre poliédrico que no se conformó con acceder a los saberes
académicos establecidos entre los eruditos de su generación. Se
interesó por la medicina, la biología, la filosofía… Tuvo
también sus puntas y collares de poeta, y además de las lenguas
clásicas (latín y griego), llegó a dominar el árabe, el sirio y
el hebreo.
Precisamente
sus conocimientos hebraicos le convirtieron en un especialista en la
traducción e interpretación de las Sagradas Escrituras. En 1562 se
incorporó al Concilio de Trento, formando parte del séquito de otro
teólogo ilustre, Martín Pérez de Ayala, el obispo de Segovia. Fue
capellán del emperador Felipe II, quien le encomendó la edición de
la Biblia Políglota de Amberes, conocida también como Biblia
Regia. En Amberes,
rodeado de la flor y nata de los teólogos y humanistas europeos,
Arias Montano, al decir de sus enemigos del Santo Oficio, se
dejó tentar por los cantos de sirena erasmistas y reformistas,
apartándose de la ortodoxia de obras anteriores como la Biblia
Políglota Complutense o la misma Vulgata. Al final, y después de
salvar infinidad de obstáculos, la Biblia
Regia pudo ser editada
en Amberes en 1572, sin embargo, la condena romana e inquisitorial,
hicieron que naciera ya relegada al ámbito ultramontano de la
Reforma protestante.
Mussini. Ajedrez en la Corte de Felipe II |
De
vuelta en España, Arias Montano pudo eludir el acoso de los
inquisidores sólo gracias a la especial protección que le brindó
el emperador. Felipe II le encargó la dirección de la Biblioteca
Escurialense, y allí en su retiro laurentino y ya en plena madurez,
nuestro hombre se dedicó en cuerpo y alma a su pasión por la
literatura. Tradujo al latín el célebre Itinerario
del sefardí Benjamín de Tudela, realizó estudios bibliográficos
sobre el Antiguo Testamento, que no han sido superados hasta la
fecha, y en 1593, ya en la recta final de su existencia, tuvo aun
fuerzas para dar a la luz los nueve tomos de sus célebres
Antigüedades
judías, un extenso
tratado sobre todos y cada uno de los nombres propios y comunes
caldeos, hebreos, griegos y latinos que aparecen en la Biblia, una
obra ingente y asombrosa que sólo pudo ser compuesta por el gran
humanista y gigantesco erudito que fue el maestro Benito Arias
Montano.
Se
carteó con los principales sabios, artistas y eruditos de la Europa
imperial y, como curiosa prueba de su prestigio internacional, sirva
el dato de que Arias Montano es acaso junto a Erasmo de Rotterdam y
Martín Lutero, el único europeo no miembro de familia real de quien
nos han llegado más retratos, entre pinturas y grabados. Como
pequeña guinda representativa de su extensísima obra, Biblioteca
Bigotini os propone la lectura (haced
clic en la ilustración)
de su Paráfrasis
sobre El Cantar de los Cantares.
Se trata de un breve opúsculo donde Arias Montano exhibe su altura
poética y su finísima sensibilidad literaria. Que os aproveche.
Nada
necesita tanto una reforma como las costumbres ajenas. Mark Twain.
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