Richard
Dawkins afirma que la genética se ha transformado en una rama
de la tecnología de la información. Si decimos que el
código genético es digital, no estamos empleando una metáfora
más o menos afortunada. Lo cierto es que el código genético es verdaderamente
digital, en el mismo sentido que lo son los códigos informáticos. Aun más, a
diferencia de los códigos informáticos, el código genético es universal. Los
ordenadores utilizan una gran variedad de lenguajes mutuamente incompatibles. El código genético en cambio, con alguna
excepción de menor importancia, es
idéntico en todas las criaturas vivientes. Desde la humilde bacteria, a la
monumental secuoya o el saltador canguro, todos los seres vivos del planeta
tenemos la misma confección.
Según
la Ley de Moore el poder de los ordenadores se duplica cada 18 meses. Parece un
hecho comprobado, y se ha cumplido al pie de la letra durante los últimos
cincuenta años. Puesto que el código genético es digital, ¿podemos aplicar la
Ley de Moore a la genética? Y yendo un poco más lejos, ¿podemos transformar kilobytes en “kilobases” de ADN, y aplicar un coste económico a su
secuenciación? La respuesta a ambas preguntas es afirmativa: podemos.
Siguiendo
la estimación de Jonathan Hodgkin que recoge el mismo Dawkins, en 1965 costó
alrededor de 1000 libras
esterlinas por letra secuenciar el ARN ribosómico de una bacteria. En 1975,
secuenciar el ADN del virus X174 costó alrededor de 10 libras por letra. En
1995 costó 1 libra
por letra secuenciar el ADN del nematodo Caenorhabditis
elegans. En 2000, cuando el Proyecto Genoma
Humano estaba tocando a su fin, los costes de secuenciación eran
de 0,1 libra
por letra. Los costes están descendiendo según una escala logarítmica.
La
progresión sugiere que en 2050 seremos capaces de secuenciar el genoma completo
de una persona concreta por unos 150 euros (o su equivalente en 2050). Esto
quiere decir que cada individuo podrá costear su propio proyecto genoma
personal. Será posible construir árboles de parentesco, relacionando a cada
persona del mundo con todos y cada uno de los demás habitantes de la Tierra. Hoy
diagnosticamos la tuberculosis con una radiografía de tórax. En 2050, por el
mismo precio de una radiografía, se podrá conocer el texto completo de todos y
cada uno de los genes de un individuo. El médico extenderá una receta que no
será la recomendada aproximadamente para una persona promedio con esa
enfermedad, sino la que se ajuste con máxima exactitud a su genoma…
Naturalmente,
quienes tenemos cierta experiencia del mundo en que vivimos, sabemos que no
siempre se cumplen las expectativas más optimistas. Existen límites
tecnológicos y económicos a la progresión, de manera que ni los rascacielos
pueden seguir creciendo indefinidamente, ni todo el mundo puede permitirse
comprar un automóvil. A pesar de todo, en materia genética nos encontramos
todavía en la cresta de la ola de la Ley de Moore. Hagamos votos por que la
progresión dure lo suficiente para permitir a quienes alcancéis 2050, una vida
mejor.
640
Kb de memoria tienen que ser suficientes para cualquiera. Bill Gates (gran
visionario) en 1981.
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