Michael
Curtiz llegó a Hollywood ya bastante enseñado. En su
Hungría natal había dirigido más de treinta películas tanto mudas
como sonoras. Cambió su impronunciable nombre húngaro por otro que
los americanos pudieran recordar. Le costó unos años dominar el
inglés para poder dar las debidas instrucciones a los actores y a
los técnicos, y en cuanto lo consiguió su carrera ya fue meteórica.
Curtiz tocó con éxito todos los géneros: aventura, comedia, drama,
musicales... pero en el que destacó con mayor brillo fue sin duda en
el cine negro. Los personajes y tipos populares de sus películas
llegaron al público de una manera muy especial. Curtiz animó
siempre a estrellas como Bette Davis o James Cagney a emplear el
lenguaje de la calle, y así por primera vez los espectadores
pudieron escuchar en las salas de cine hablar a los actores como si
fueran verdaderos maleantes, policías o busconas. Recibió no pocas
críticas por ello, pero finalmente su estilo hizo escuela y sería
imitado desde entonces en multitud de películas.
Y
luego está Casablanca, naturalmente. Esta mítica cinta de
1942 consagró definitivamente a Michael Curtiz como uno de los
grandes cineastas de todos los tiempos.
Os
dejamos el enlace (clic en la foto)
para visionar un reportaje en versión original, sobre el trabajo y
la filmografía de este genial director. Que lo disfrutéis.
Próxima
entrega: Robert Taylor
No hay comentarios:
Publicar un comentario